Carlos Fernando Rosenkrantz, exjuez de la Corte Suprema argentina, alertó sobre tensiones internas entre ministros, exacerbadas por “ambiciones de poder”. Este conflicto, en especial entre Horacio Rosatti y Ricardo Lorenzetti, compromete la independencia judicial y afecta la percepción pública del tribunal, crucial en un contexto político polarizado.[Collection]
Enfrentamiento interno en la Corte Suprema por ambiciones de poder
El exjuez de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Fernando Rosenkrantz, rompió su habitual reserva para realizar declaraciones sobre las tensiones internas que afectan al máximo tribunal argentino. En una entrevista reciente, Rosenkrantz se refirió a las diferencias profundas que actualmente dividen a los cuatro ministros que lo integran y señaló que estas disputas están motivadas, en gran parte, por “ambiciones de poder”.
Rosenkrantz, quien integró la Corte entre 2016 y 2021, atribuyó estas tensiones a una crisis de liderazgo y a desacuerdos en torno al manejo de temas institucionales clave. “La Corte está experimentando un nivel alto de enfrentamientos internos como pocas veces se ha visto en la historia reciente. Estos conflictos son el reflejo de intereses que a menudo trascienden la estricta interpretación de la ley”, afirmó el jurista durante un evento en la Ciudad de Buenos Aires.
Divisiones internas: Rosatti y Lorenzetti en el centro del conflicto
Las tensiones que describió Carlos Rosenkrantz tienen como principales protagonistas al presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti, y al ministro Ricardo Lorenzetti. Ambos magistrados han manifestado públicamente sus diferencias en torno a decisiones clave del tribunal, lo que ha desencadenado un clima de confrontación sin precedentes.
Fuentes cercanas a la Corte aseguran que las disputas van más allá de las decisiones judiciales y apuntan a una lucha de poder interna. Lorenzetti, quien ya ocupó la presidencia del tribunal entre 2007 y 2018, habría cuestionado varios de los movimientos de Rosatti, generando un ambiente de constantes desavenencias. Por su parte, Rosatti, respaldado por su gestión al frente del tribunal, busca consolidar su liderazgo mientras enfrenta críticas dentro y fuera del Poder Judicial.
En este contexto, Rosenkrantz evitó posicionarse de manera directa a favor de alguna de las partes, aunque destacó la necesidad de que la Corte recupere su “independencia y cohesión institucional”. Además, señaló que el clima de enfrentamiento afecta la percepción que la ciudadanía tiene del tribunal y su capacidad para actuar como un árbitro confiable en los conflictos más relevantes del país.
Opinión sobre la administración de Javier Milei
En relación a la reciente asunción de Javier Milei como presidente de la Nación, Rosenkrantz manifestó su opinión sobre los desafíos que enfrenta el nuevo gobierno en términos institucionales y judiciales. Según el exjuez, la gestión de Milei estará marcada por un enfoque rupturista que podría generar progresos en algunas áreas, pero también tensiones en otras. “Es un gobierno que abordará reformas importantes, aunque habrá que ver cómo administra el poder en un escenario tan polarizado”, señaló.
Aunque Rosenkrantz aclaró que no tiene intenciones de postularse para cargos electivos en el futuro, sí anticipó que continuará participando en la vida política e institucional. “No disputaré cargos, pero haré política desde otro lugar”, afirmó, dejando abierta la posibilidad de colaborar en la construcción de políticas públicas.
Impacto en la independencia judicial
El exjuez también expresó su preocupación por el impacto que las tensiones internas podrían tener en el principio de independencia judicial. Según Rosenkrantz, el enfrentamiento entre los miembros del máximo tribunal pone en riesgo la credibilidad de sus fallos y podría abrir la puerta a presiones externas que condicionen las decisiones del órgano judicial más importante del país.
“Cuando las diferencias no pueden zanjarse dentro de los canales institucionales, el Poder Judicial se expone a presiones externas. Esto compromete su independencia y limita su capacidad de garantizar imparcialidad en la administración de justicia”, advirtió. En este sentido, llamó a los miembros actuales de la Corte a priorizar los valores fundacionales de la institución y trabajar en pos de un consenso.
Contexto político e institucional
El enfrentamiento interno en la Corte Suprema se produce en un momento de alta tensión política en el país, con una nueva administración que asume el poder en un contexto de crisis económica y social. El gobierno de Javier Milei, que promete reformas estructurales en múltiples áreas, tendrá que lidiar con un Poder Judicial fracturado y con poca capacidad de respuesta unificada.
El rol del Poder Judicial como contrapeso institucional será clave en la implementación de las reformas propuestas por el Ejecutivo. Sin embargo, las divisiones dentro de la Corte podrían limitar su capacidad para operar de manera eficiente y actuar como un árbitro imparcial ante posibles conflictos entre los distintos poderes del Estado.
Mientras tanto, organismos internacionales y expertos en derecho han expresado su preocupación por el impacto que este escenario pueda tener en la estabilidad institucional del país. En un contexto donde la Argentina enfrenta múltiples desafíos, el fortalecimiento del sistema judicial aparece como una de las prioridades más urgentes.
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