Axel Kicillof enfrenta una crisis política y económica en Buenos Aires tras no lograr un acuerdo legislativo para un nuevo endeudamiento. La falta de consenso con la oposición y las tensiones internas del Frente de Todos complican el panorama, afectando obras, programas sociales y la sostenibilidad fiscal ante crecientes vencimientos financieros.[Collection]
Kicillof y su fracaso en el endeudamiento bonaerense
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, enfrenta una creciente crisis política y económica tras el fracaso de su intento de alcanzar un acuerdo legislativo con la oposición para un nuevo endeudamiento. La falta de consenso y las tensiones dentro y fuera del oficialismo han dejado en evidencia las fracturas internas tanto en el Frente de Todos como en la oposición representada por el PRO y la Unión Cívica Radical (UCR). Según fuentes políticas, nadie asume la convocatoria al diálogo, lo que complica aún más la situación en el territorio bonaerense.
Tensión en la legislatura bonaerense
El principal obstáculo para Kicillof ha sido, hasta ahora, la falta de acercamiento entre su administración y los legisladores opositores, quienes controlan una parte clave de la Legislatura provincial. El gobierno buscaba aprobar un proyecto para la toma de deuda que incluye créditos nacionales e internacionales como mecanismo para hacer frente a los desequilibrios en las cuentas públicas. Sin embargo, el bloque opositor, con fuerte influencia de la UCR y el PRO, se ha negado a respaldar la iniciativa en un contexto de tensiones políticas que parecen difíciles de destrabar.
Según dirigentes de la oposición, la propuesta del Ejecutivo bonaerense carece de claridad en los términos del repago de la deuda y no ofrece garantías suficientes de que los fondos se destinen a necesidades prioritarias. Esto ha sido uno de los puntos más cuestionados por referentes como Maximiliano Abad, presidente del Comité Provincia de la UCR en Buenos Aires, quien expresó: “No vamos a dar un cheque en blanco cuando no sabemos a dónde van esos recursos ni cómo se van a pagar”.
Internas del oficialismo y jugada opositora
Las propias divisiones internas dentro del Frente de Todos han impactado directamente en la capacidad de Kicillof para negociar. Legisladores que responden a líderes como Sergio Massa y algunos intendentes peronistas han mostrado reticencias hacia el modelo de gestión económica del gobernador. Estas diferencias, sumadas a las críticas por la falta de un plan de acciones coordinadas, han dejado al gobernador en una encrucijada. Tal situación ha sido aprovechada por los bloques opositores, que buscan exponer públicamente las internas en el oficialismo como estrategia política.
En este marco, desde la UCR y el PRO avanzaron con una movida legislativa que intensificó la presión sobre el gobierno provincial al presentar un proyecto alternativo que, además de bloquear el endeudamiento, condiciona cualquier acuerdo futuro a mayor transparencia y auditoría en su ejecución. Esta iniciativa tiene un trasfondo político claro: desgastar al oficialismo mientras se intenta posicionar a Juntos por el Cambio como el bloque que “garantiza la responsabilidad fiscal” de cara a las futuras elecciones.
Impacto económico y posibles escenarios
El estancamiento legislativo compromete la capacidad del gobierno de Buenos Aires para contar con los recursos necesarios para ejecutar obras públicas y financiar programas sociales, dos pilares centrales de la gestión de Kicillof. Según economistas cercanos a la administración provincial, la falta de fondos externos obligará al Ejecutivo a buscar alternativas como ajustes presupuestarios o la emisión de deuda interna a mayores tasas de interés.
Adicionalmente, el bloqueo al endeudamiento complica los compromisos de pago ya asumidos. Desde el Ministerio de Economía bonaerense alertaron que la provincia deberá enfrentar vencimientos superiores a los 180.000 millones de pesos en 2024, lo que genera dudas sobre su sostenibilidad fiscal. Este es un dato que también preocupa, dado que, en un contexto de inflación y tipo de cambio inestable, las herramientas disponibles parecen insuficientes para cerrar la brecha.
El diálogo como principal incógnita
Pese al crítico panorama, no se avizora voluntad real de avanzar en un diálogo político entre el gobierno y la oposición. Mientras los opositores saben que pueden usar el bloqueo como herramienta de negociación, Kicillof intenta equilibrar los reclamos internos en su coalición antes de sentarse con sus adversarios. Aún no se ha definido quién será el interlocutor válido para convocar a una nueva ronda de conversaciones.
Kicillof, por su parte, ha evitado referirse públicamente al tema salvo para señalar en declaraciones recientes que la oposición “bloquea todo intento de construir soluciones para la provincia”. Sin embargo, dentro de su círculo más íntimo la impaciencia crece, ya que consideran que ceder ante las exigencias del PRO y la UCR sería interpretado como una señal de debilidad que podría complicar aún más el panorama electoral para el oficialismo.
Todo indica que la solución al conflicto fiscal bonaerense no llegará rápidamente. En un año marcado por las tensiones políticas a nivel nacional y la magnitud de los problemas económicos que atraviesa el país, los resultados de este enfrentamiento en la provincia más grande de la Argentina podrían tener un impacto significativo en el resto del escenario político.
Fuente: José Maldonado, disponible en Letra P.