La Universidad Católica Argentina repudió los insultos de José Luis Espert hacia Cristina Kirchner en un congreso académico, evidenciando la polarización política actual. La UCA, aunque no organizadora, lamentó el incidente y abogó por el respeto y la tolerancia, mientras el peronismo busca respuestas ante la creciente hostilidad discursiva.
La UCA repudia los dichos de Espert sobre Cristina Kirchner y escala la tensión política
La Universidad Católica Argentina salió al cruce de las declaraciones del diputado nacional José Luis Espert, quien en plena jornada académica en el campus de Puerto Madero lanzó un insulto directo contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, en una intervención que tuvo repercusiones inmediatas dentro y fuera del auditorio. El episodio puso en evidencia el clima de polarización extrema en el que se está desarrollando el conflicto político posterior a la reciente condena judicial contra la líder del kirchnerismo.
Durante su exposición en el XVII Congreso Internacional de Comunicación Política, Espert reveló una frase que le habría dicho en el pasado a Florencia Kirchner: “Cómo no vas a estar amargada si sos hija de una gran puta”. El comentario generó una onda expansiva en el auditorio San Juan Pablo II, con abucheos, aplausos divididos y la posterior suspensión del evento. A pesar de la crítica generalizada, el diputado liberal reafirmó sus dichos en redes sociales e ironizó sobre la reacción del público, acusando a los asistentes de “berretas” y asegurando que él mismo había cerrado el panel.
La UCA, aunque aclaró que no fue organizadora del evento, emitió un comunicado institucional firmado por el director de Relaciones Institucionales, Ignacio Tomé, en el que lamentó los hechos y convocó a la reflexión, reivindicando valores como el respeto, la tolerancia y la fraternidad. La universidad se desmarcó formalmente del contenido expresado dentro del evento, pero consideró necesario tomar postura tras lo que calificó como un exabrupto incompatible con el espíritu académico de la institución.
La escena impacta en un contexto ya cargado luego del reciente fallo de la Corte Suprema que ratificó la condena por corrupción contra Cristina Kirchner. La reacción del oficialismo ha sido inmediata: legisladores alineados al espacio peronista evalúan acciones en repudio tanto al fallo como a lo que consideran agresiones sistemáticas hacia la figura de la expresidenta. Lo de Espert, lejos de ser un hecho aislado, se interpreta como parte de una corriente más amplia de hostilidad discursiva avalada por sectores opositores con un discurso antipolítico instalado y moldeado desde redes sociales y medios afines.
Además, se detecta una estrategia en sectores de derecha liberal por tensionar el espacio público con declaraciones provocadoras que funcionan como fogonazo para su base electoral. En este caso, el mensaje directo y sin filtro apunta a mantener el eje de campaña en el enfrentamiento simbólico contra el kirchnerismo, al tiempo que obliga al sector peronista a responder en el escenario institucional.
Las palabras de Espert resonaron especialmente porque se dieron en un ámbito académico que dista de ser un espacio natural para la confrontación partidaria. La Cumbre Mundial de Comunicación Política y la Asociación Argentina de Consultores Políticos organizaron el evento, al que concurrieron más de mil asistentes, incluyendo académicos, consultores y figuras públicas de distintas extracciones ideológicas. La actitud ofensiva del legislador terminó dinamitando la lógica del debate civilizado que presuponía la jornada y forzó a la UCA a tomar una posición pública inusual para su perfil institucional.
Frente a este episodio, el poder político reacciona en dos planos: el institucional, con el peronismo alineado buscando respuestas públicas y defendiendo a Kirchner, y el simbólico, donde cada gesto y cada declaración se analiza como parte de la construcción de poder en medio de un escenario electoral adelantado. Las redes sociales, convertidas en campo de batalla principal, amplificaron el conflicto y posicionaron nuevamente a Espert en el centro de la escena mediática.
La figura de Cristina Kirchner, hoy más expuesta que nunca por causas judiciales que avanzan y dividen a la opinión pública, se ve envuelta en una dinámica de ataque y defensa que reconfigura su lugar dentro de la discusión política nacional. Cada acción contra ella —ya sea judicial, mediática o desde el escenario político— termina por generar nuevas solidaridades internas en el peronismo y reactiva la militancia que hoy la rodea en vigilias constantes frente a su residencia.
Este episodio también vuelve a poner en discusión los límites del discurso político en democracia. Espert, lejos de retractarse, parece asumir como mérito electoral la falta de filtro en su discurso, y obtiene con ello visibilidad en un electorado ávido de confrontación. El terreno académico, la comunidad universitaria, y sectores moderados observan con preocupación cómo el debate se degrada por una impunidad verbal que parece crecer a la par del desgobierno institucionalizado del lenguaje público.
En esa lógica, se abre un nuevo frente donde los actores políticos deberán comenzar a revisar el modo en que intervienen en la esfera pública. Lo que parecía un congreso académico terminó siendo una escena más del ácido drama político nacional, donde nadie parece dispuesto a bajar el tono y cada palabra se convierte en pólvora.