Los hermanos Passaglia critican la alianza entre Macri y Milei, considerándola una “estafa electoral”. Se distancian del Pro y promueven su nuevo espacio “Hechos”, buscando representar demandas locales. Acusan al macrismo de perder identidad y llamar a una renovación que priorice la gestión y la cercanía con los ciudadanos.
Los Passaglia rompen con Macri y Milei: denuncian “estafa electoral” y tensan la interna opositora
Los hermanos Passaglia, piezas clave del armado político en San Nicolás y referentes de peso en la segunda sección electoral bonaerense, decidieron confrontar frontalmente con la nueva alianza entre Pro y La Libertad Avanza. Calificaron el pacto impulsado por Mauricio Macri y Javier Milei como una “estafa electoral” y se desligaron públicamente de una convergencia que, según ellos, solo busca repartir cargos sin atender las verdaderas demandas ciudadanas. En un contexto de apatía política y crisis económica creciente, apuestan a su nuevo espacio, “Hechos”, para disputar representación desde lo local con discurso de renovación y gestión.
Esta toma de distancia no sorprende del todo para quienes siguen de cerca los reacomodamientos del mapa político bonaerense tras el corrimiento de figuras como Bullrich hacia el eje libertario. Sin embargo, la vehemencia de la ruptura y las formas elegidas marcan una señal de alarma para Macri: aliados territoriales le dan la espalda, incluso en distritos bajo control directo del Pro. Para los Passaglia —Santiago como intendente y Manuel como candidato a diputado provincial— el pacto con Milei implica un retroceso institucional y una concesión ideológica que vacía de sentido la propuesta republicana del Pro tradicional.
“No creemos que haya acuerdo, sino sometimiento. Es como levantar el alambrado para pasar agachados”, dispara Santiago, en referencia a la metáfora usada por Guillermo Francos, actual ministro del Interior. Las palabras no son improvisadas: están calculadas para diferenciarse del rumbo que tomó el macrismo sin perder centralidad. De fondo, los Passaglia proyectan una tercera vía que combine músculo territorial, gestión y novedad institucional, especialmente en una elección “desdoblada” que reduce el arrastre nacional y pone en valor a los intendentes como actores principales.
La estrategia de Milei de polarizar con el kirchnerismo tiene sus críticos incluso dentro del espacio opositor. Manuel Passaglia reprocha esa jugada como una repetición fallida: “De esa forma no ganan nunca más. No se discute lo importante, se revive al adversario eterno y se deja de hablar de inseguridad, trabajo y salud”. La idea fuerza que sostienen los hermanos es que la política no puede seguir girando en torno a esquemas personalistas ni a pactos invisibles para ubicar nombres en listas. “Nuestro acuerdo es con los vecinos”, insisten. En el fondo, es una crítica a la macro política desde el poder municipal.
En San Nicolás, los Passaglia se consolidaron como una referencia de gestión eficiente y baja dependencia del aparato provincial. Se ufanaron de haber enfrentado al sindicalismo de Hugo Moyano, de salir de IOMA, y de transformar el sistema de salud local aún con el kirchnerismo en contra. Exponen su experiencia como ejemplo exportable: municipios autónomos, con baja carga de empleo público y capacidad de respuesta a problemas estructurales. Repiten que las gestiones municipales, por su cercanía con los votantes, deben convertirse en la cantera de nuevos liderazgos provinciales.
“Nos llevaron del plan platita a no tener un peso en la calle”, desliza Manuel al describir el deterioro de la economía productiva en el norte bonaerense y el sur santafesino. La referencia, cargada de ironía, recorre sin nombrarlo el trayecto desde Sergio Massa hasta Javier Milei. El nuevo espacio “Hechos” busca ocupar el vacío entre los extremos, cuestionando no solo a la vieja política kirchnerista sino también a la actual apuesta del Ejecutivo por el ajuste sin red. El nombre evidencia una intención: mover el foco de la discusión de las ideologías hacia los resultados.
Pero los Passaglia también leen el tablero con crudeza electoral: el desdoblamiento de las elecciones fragmenta y municipaliza el voto, pero también puede generar desinterés. Prevén una participación baja en septiembre debido al hartazgo ciudadano frente a una oferta electoral sin renovación ni propuestas sólidas. Por eso, su jugada incorpora a docentes, pymes, médicos y comerciantes. No se trata solo de competir; intentan oxigenar. “Hay que hacer algo totalmente distinto”, remarcan una y otra vez.
Sobre Cristina Kirchner, son lapidarios. “Es un manotazo de ahogado con olor a naftalina”, define Santiago. Su posible candidatura en distritos históricamente oficialistas, como La Matanza, es leída como un signo de debilidad. Consideran que el ciclo kirchnerista ya se agotó, y que Axel Kicillof carga con ese lastre aunque intente proyectarse al 2027. “Son 18 de los últimos 22 años gobernando Buenos Aires, y miren cómo estamos”, agrega Manuel como resumen de su rechazo a esa continuidad.
Uno de los puntos más filosos del análisis es hacia el macrismo. Acusan a Pro de rendirse al liderazgo de Milei y de entregar su identidad para ser parte de una estrategia electoral de corto plazo. “Si no se compite ni se ofrece algo distinto, no se tiene razón de ser”, sentencia Santiago. La crítica apunta directo a dirigentes que priorizan la rosca sobre las convicciones, lo que deja al votante huérfano de opciones claras en un escenario que podría descomponerse aún más tras la elección.
En este contexto, lo que está en juego en San Nicolás no es solo un distrito, sino el experimento de otra manera de construir poder desde abajo, tensionando a la vez con el verticalismo de la Casa Rosada y la nostalgia del peronismo tradicional. El mensaje es claro: la política nacional no puede seguir anestesiando la renovación desde el territorio.