La Ciudad de Buenos Aires afrontó un paro docente por parte de UTE y Ademys, protestando por bajos salarios y el efecto del impuesto a las Ganancias. El gobierno de Jorge Macri insiste en descontar días no trabajados, generando tensiones al priorizar la continuidad del ciclo lectivo sobre las demandas salariales.
El paro docente y la respuesta del gobierno porteño
La Ciudad de Buenos Aires vivió una nueva jornada de paro docente impulsado por la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) y Ademys. La medida de fuerza fue convocada en protesta por los bajos salarios y el descongelamiento del impuesto a las Ganancias, que afecta los ingresos de los trabajadores de la educación. Con una alta adhesión según los sindicatos, el conflicto vuelve a evidenciar tensiones entre el gobierno porteño y los gremios docentes.
Desde la administración de Jorge Macri, se mantuvo la postura de descontar el día a los docentes que adhirieron al paro. El jefe de Gobierno porteño calificó la protesta como un acto con “motivaciones políticas” y afirmó que “quienes trabajen, cobrarán su salario completo”. A su vez, destacó que la educación es un servicio esencial y que no pueden permitirse interrupciones en el ciclo lectivo.
Las críticas de los gremios apuntaron a la ausencia de una recomposición salarial acorde a la inflación y al aumento del costo de vida. Además, cuestionaron que el gobierno porteño no brinde respuestas concretas ante el deterioro del poder adquisitivo de los docentes. Mientras Jorge Macri insiste en la continuidad del ciclo lectivo sin interrupciones, los trabajadores de la educación sostienen que la protesta es su única herramienta para visibilizar el conflicto.
El contexto del conflicto y la postura gremial
El reclamo salarial docente en la Ciudad de Buenos Aires no es nuevo. Con una inflación que impacta directamente en los ingresos, los gremios vienen exigiendo un aumento que permita recuperar el poder adquisitivo perdido en los últimos meses. La UTE y Ademys señalaron que la falta de actualización en los sueldos afecta gravemente a los docentes, obligándolos en muchos casos a buscar otras fuentes de ingresos o desempeñar más de un cargo para sostenerse económicamente.
En este marco, la cuestión del impuesto a las Ganancias también se convirtió en un punto clave del debate. Con la reciente modificación impulsada a nivel nacional, docentes que antes no se veían afectados por el tributo ahora deben pagar montos significativos, lo que en la práctica reduce aún más sus salarios netos. Los sindicatos sostienen que este escenario agrava la crisis del sector y lo hace cada vez menos atractivo para nuevas generaciones de educadores.
Desde el gobierno porteño, la postura es clara: no cederán ante los reclamos, argumentando que la prioridad es garantizar las clases. Sin embargo, este posicionamiento genera tensiones con los sindicatos, que ven un escenario de conflicto en aumento si no hay una apertura al diálogo. La falta de una instancia de negociación efectiva que contemple las demandas salariales podría derivar en nuevas medidas de fuerza en las próximas semanas.
Impacto en la comunidad educativa
El paro docente generó diversas reacciones entre las familias y estudiantes de la Ciudad de Buenos Aires. Mientras algunos respaldan los reclamos salariales y entienden la difícil situación económica del sector, otros expresan preocupación por la interrupción de clases y sus efectos en la continuidad del aprendizaje.
El dilema entre el derecho de los docentes a reclamar mejores condiciones laborales y la necesidad de garantizar la educación de los estudiantes sigue siendo un eje de debate. La posición del gobierno porteño, de considerar la educación un servicio esencial, choca con la postura gremial, que sostiene que sin una retribución justa no hay condiciones para garantizar la calidad educativa.
En este contexto, la posibilidad de nuevas medidas de protesta o de negociación sigue latente. Mientras tanto, el impacto de esta medida en los estudiantes y sus familias plantea interrogantes sobre cuál será el camino que tomarán las partes involucradas en el conflicto.