La ministra de Capital Humano, Pettovello, despidió a 2800 empleados, impactando áreas clave como la Secretaría de Niñez y Acumar. Los sindicatos denuncian “violencia institucional” y anuncian acciones. La reestructuración genera incertidumbre en programas sociales, incrementando la tensión política y social en el gobierno. Consecuencias aún inciertas.“`html
Pettovello despide a 2800 empleados con un mail y desmantela áreas clave
En una jugada sin precedentes en el gobierno, la ministra de Capital Humano ejecutó el despido de 2800 empleados con un simple correo electrónico enviado en la previa del fin de semana largo. La maniobra dejó en el aire áreas estratégicas, especialmente en la Secretaría de Niñez y en el organismo encargado de sanear la Cuenca Matanza-Riachuelo, el Acumar. Los sindicatos denuncian “violencia institucional” y anticipan medidas de fuerza.
El ajuste golpeó con fuerza a la Secretaría de Niñez y Familia, donde 2000 empleados recibieron la notificación de despido. Este sector había sido un foco de conflicto desde la salida escandalosa de su anterior secretario, quien debió irse en medio de una polémica por sobresueldos. Ahora, el recorte masivo parece marcar el final de una estructura estatal con funciones sensibles en la asistencia social.
Pero no fue el único golpe. El Acumar, el ente responsable del saneamiento del Riachuelo, vio cómo la mitad de su plantilla quedó en la calle: 400 de sus 800 empleados fueron despedidos. A esto se suman cesantías en la secretaría de Desarrollo Territorial, Hábitat y Vivienda, lo que confirma un desguace generalizado del área social del gobierno.
Desde ATE calificaron la medida como “hostigamiento y maltrato sistemático”. “Este gobierno precariza, despide y juega con la salud física y mental de los trabajadores en su afán de destruir el Estado”, advirtieron desde el sindicato, que ya analiza medidas gremiales. Particularmente grave es la situación de la Dirección Nacional de Arquitectura, que no puede ser eliminada por ley, pero que en la práctica queda inoperativa tras perder 40 de sus 52 empleados.
La decisión de la ministra parece apuntar a una profunda reestructuración de la administración pública, pero su impacto en la gestión diaria de áreas sensibles genera incertidumbre. El correo que oficializó los despidos no explicó los criterios de la reestructuración, ni ofreció detalles sobre una eventual recontratación en sectores estratégicos.
El gobierno, por ahora, evita pronunciarse sobre el impacto de estos despidos en la operatividad de los programas afectados. Sin embargo, puertas adentro, algunos funcionarios no ocultan su inquietud. La eliminación de unidades dedicadas a políticas sociales y de vivienda podría derivar en un escenario de conflicto con organizaciones sociales y gobiernos provinciales que dependen de esos recursos.
El impacto político de la embestida de Pettovello aún está por verse, pero todo indica que será un nuevo capítulo en la creciente tensión dentro del gobierno. Mientras algunos sectores defienden la medida como un paso necesario para la reestructuración del Estado, otros advierten que se trata de un ajuste que podría tener consecuencias sociales y políticas impredecibles.
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