La inseguridad en el Gran Buenos Aires ha alcanzado niveles alarmantes. En solo 15 días, 16 efectivos de la Policía de la Ciudad fueron víctimas de robos o intentos de robo, dejando un policía muerto y dos delincuentes fallecidos. La violencia escala sin distinción, exponiendo incluso a quienes protegen la seguridad ciudadana.
Policías asaltados: una alarmante realidad
El flagelo de la inseguridad en el Gran Buenos Aires
En los primeros 15 días del año, la situación de inseguridad en el Conurbano Bonaerense ha alcanzado niveles alarmantes. Al menos 16 policías de la Ciudad de Buenos Aires han sido víctimas de robos o intentos de robo en esta región, lo que refleja la creciente vulnerabilidad incluso de quienes están encargados de garantizar la seguridad. Este fenómeno ha dejado un saldo ya trágico: un agente asesinado y dos presuntos delincuentes muertos durante enfrentamientos armados.
Un caso fatal que sacudió al país
El episodio más grave tuvo lugar el 8 de enero, cuando el oficial Diego Ezequiel Vázquez, de 31 años, fue interceptado mientras regresaba a su casa en el partido de Quilmes. Según relataron fuentes policiales, dos hombres en moto intentaron robarle su moto. Vázquez, quien estaba de franco y vestido de civil, se identificó como policía, lo que desató un intercambio de disparos. Lamentablemente, el oficial recibió un impacto mortal en el tórax, falleciendo casi de inmediato, mientras que los asaltantes escaparon.
Enfrentamientos que terminan en tragedia
Otro incidente tuvo lugar unos días después en Florencio Varela, cuando un sargento que también volvía a su domicilio fue acorralado por dos ladrones armados. En esta ocasión, el policía logró repeler el ataque disparando contra los asaltantes, quienes fallecieron en el acto. Aunque el sargento salvó su vida, el episodio puso nuevamente en evidencia la peligrosa exposición a la que están sometidos los agentes incluso fuera de su horario laboral.
La inseguridad no distingue entre roles
Fuentes de la Policía de la Ciudad comentaron que el Conurbano se ha convertido en un escenario recurrente de hechos de violencia contra los agentes. Uno de ellos señaló que hay un patrón preocupante: “Los delincuentes cada vez están más decididos a atacar, independientemente de a quién tengan enfrente. La vida de un policía ya no les importa”.
El mayor riesgo lo enfrentan aquellos uniformados que viven en zonas del Gran Buenos Aires pero trabajan en la Capital Federal. Estas personas suelen desplazarse en sus vehículos particulares o en transporte público, exponiéndose en el trayecto tanto a robos como a amenazas letales.
Estadísticas que alarman
Estos episodios no son aislados, sino parte de una problemática que parece ir en aumento. Solo en la primera quincena de enero, 16 efectivos de la Policía de la Ciudad han denunciado ser víctimas de robos o intentos de robo en el conurbano bonaerense. Esta cifra refleja una creciente inseguridad que no parece tener medidas efectivas para ser frenada. “Es prácticamente un policía atacado por día”, declaró un integrante del cuerpo policial, visiblemente preocupado por la situación.
La falta de soluciones concretas
Mientras tanto, los reclamos por una mayor seguridad no cesan. Familiares y compañeros de los agentes agredidos exigen medidas que garanticen la protección de quienes arriesgan sus vidas a diario. Sin embargo, desde las autoridades, las respuestas han sido limitadas y las soluciones, esquivas. El reclamo apunta no solo a la necesidad de equipar mejor a los uniformados fuera de su horario laboral, sino también a garantizar recursos adicionales para combatir el crimen en el Conurbano.
Con estos números en la mano, la sensación de indefensión no solo afecta a los policías, sino también a la ciudadanía en general, que ve cómo la violencia escala sin distinción de roles. Mientras tanto, la inseguridad sigue cobrándose víctimas en un contexto donde las estrategias de prevención parecen estar quedando cortas.
Fuente: Pablo Vacay