El Río Paraná comenzó 2025 con un marcado descenso en Santa Fe, alcanzando 2,90 metros frente a los 3,28 de fines de 2024. Factores climáticos, como lluvias escasas en la cuenca alta, y su impacto en logística, turismo y economía regional, destacan la necesidad de monitoreo constante y estrategias adaptativas.[Collection]
Río Paraná: Descenso en Santa Fe marca tendencia para 2025
Un nuevo año con fluctuaciones en el caudal del río
El Río Paraná inició el 2025 mostrando una tendencia descendente en sus niveles de agua a la altura de la ciudad de Santa Fe. Según las mediciones oficiales, el pasado sábado por la mañana el río alcanzó una altura de 2,90 metros, lo que supone un descenso en comparación con los 3,28 metros registrados a finales del año pasado. Este comportamiento ha generado expectativas sobre cómo se desarrollará el ciclo hidrológico del río este año.
El Instituto Nacional del Agua (INA) ha emitido un pronóstico que detalla posibles variaciones en los niveles del Paraná para los próximos días. Estas proyecciones coinciden con las estimaciones climáticas del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), que prevé precipitaciones para la región, aunque todavía no se ha determinado si estas lluvias tendrán un efecto significativo en revertir la tendencia actual.
Factores que influyen en la bajante
La fluctuación en los niveles del Río Paraná responde a múltiples factores, siendo las lluvias en la región de su cuenca alta y media una de las variables más significativas. En esta última semana, las precipitaciones han sido escasas en áreas clave como el sur de Brasil y el extremo noreste de Argentina, lo que ha contribuido al reciente descenso en los niveles observados en Santa Fe.
El SMN ha pronosticado fenómenos de lluvia para los próximos días, aunque se espera que estos sean moderados en la región santafesina. Por su parte, los análisis del INA no indican un aumento sustancial en los próximos días, reforzando la idea de que el Paraná podría mantenerse en descenso o estabilizarse en niveles bajos.
Impacto en la región
El estado del Río Paraná tiene implicancias significativas para las actividades económicas, turísticas y cotidianas de los habitantes de Santa Fe. La bajante puede dificultar el transporte fluvial, una actividad esencial para la logística y exportaciones de la región. Además, también afecta las actividades recreativas y turísticas de zonas icónicas como la Laguna Setúbal, que en épocas de estiaje presenta una disminución notable en su volumen de agua.
Los expertos destacan que estas fluctuaciones no son inusuales, pero sí subrayan la necesidad de monitoreo constante debido a los impactos que tiene en múltiples sectores. “El comportamiento del río es un termómetro tanto económico como ambiental. Cada metro menos en su caudal nos obliga a redoblar esfuerzos en planificación y adaptación”, expresó un especialista en recursos hídricos consultado por medios locales.
Mirando hacia el futuro
La situación ha llamado la atención de los investigadores y equipos técnicos que monitorean el comportamiento del río. Si bien el comportamiento del Paraná depende en gran medida de las condiciones climáticas y factores globales como El Niño y La Niña, la fluctuación en sus niveles también expone fragilidades en los sistemas de gestión y aprovechamiento del recurso a nivel regional.
Los reportes preliminares del INA y las previsiones del SMN serán determinantes para anticipar escenarios y mitigar posibles impactos en la provincia. Mientras tanto, se mantienen los controles rutinarios y la recolección de datos en distintos puntos clave del río, incluyendo Rosario y las áreas cercanas a la laguna Setúbal, para trazar una imagen más clara de la evolución en los próximos meses.
Fuente: Gonzalo Zentner