El gobernador de Salta, Sáenz, exigió al presidente cumplir promesas de obras durante la apertura de sesiones legislativas. Aunque reconoció avances en seguridad, advirtió que no son suficientes. Demandó financiamiento para rutas y proyectos en su provincia, subrayando la necesidad de honrar compromisos pendiente sin demoras.“`html
Sáenz marca distancia con Milei en la apertura de sesiones y exige cumplimiento de promesas
El gobernador de Salta aprovechó la apertura de sesiones legislativas para enviar un mensaje de doble filo al presidente. Si bien reconoció la presencia de fuerzas nacionales en la frontera como parte del Plan Güemes, fue contundente al exigir que el Gobierno cumpla con las obras comprometidas. “No podemos seguir mendigando lo que nos corresponde”, disparó, en referencia a una serie de proyectos de infraestructura acordados pero aún sin ejecución.
El discurso tuvo un tono equilibrado, pero detrás de los gestos conciliadores quedó claro que Sáenz no quiere quedar alineado sin reservas con la Casa Rosada. Aunque celebró el despliegue de efectivos de seguridad en la frontera y la instalación de escáneres de control, dejó en claro que estos avances no bastan. “El Plan Güemes vino para quedarse”, afirmó, subrayando que cualquier retroceso en esta política será inadmisible.
Aunque el mandatario salteño no mencionó explícitamente a otros aliados provinciales, sus declaraciones resonaron en un contexto en el que varios gobernadores buscan marcar su autonomía sin desafiar frontalmente al Gobierno nacional. La puja por fondos y obras no es algo menor en un clima económico ajustado, y la presión por el cumplimiento de convenios firmados podría escalar en las próximas semanas.
Entre las demandas detalladas por Sáenz figuran el financiamiento de once rutas clave, entre ellas la 9-34 en el tramo Rosario de la Frontera-Yatasto, mejoras en la ruta 40 y el puente de Vaqueros. También advirtió sobre la necesidad de acelerar proyectos como la planta depuradora de la capital salteña y la Ciudad Judicial de Orán, obras ya iniciadas pero con avances por debajo de lo esperado.
Al mismo tiempo, recordó un compromiso nacional para la construcción de doce escuelas en la provincia, un acuerdo que, según el gobernador, debe ser honrado sin demoras. En la agenda de reclamos también incluyó una millonaria deuda del Gobierno central con Salta por fondos de compensación impositiva, la Ley de Bosques y recursos para infraestructura hídrica, deudas que datan incluso desde 2017.
En un plano más político, Sáenz intentó mostrarse como un dirigente de diálogo, aunque dejó en claro su disposición a confrontar cuando los intereses de su provincia estén en juego. “Vamos a seguir el camino de la unidad y evitar la grieta”, aseguró, en un gesto que parece buscar un punto medio entre el oficialismo nacional y la necesidad de sostener gobernabilidad en su territorio.
El territorio salteño y su relación con Buenos Aires siempre ha sido un barómetro político particular. Mientras Milei busca consolidar su plan de ajuste y reformas estructurales, los gobernadores del interior intentan negociar sin perder imagen ante sus electorados. Sáenz, con un tono medido pero firme, dejó en claro que su provincia no será una espectadora pasiva en esta nueva lógica de poder.
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