El cierre de 2024 revela una inflación moderada al 50%, pero las familias argentinas enfrentan el aumento de servicios básicos, con incrementos de hasta el 80%. Para combatir los costos, el 62% de los hogares urbanos busca ingresos extra. La situación financiera genera endeudamiento y afecta el acceso a educación y salud.“`html
Aumento de servicios: inflación y fin de mes
El cierre del 2024 mostró un dato esperanzador para los economistas: el índice de precios al consumidor se redujo al 50% del registrado el año anterior. A pesar de esta moderación inflacionaria, las familias argentinas enfrentan una realidad compleja. El impacto de los incrementos en servicios básicos, como electricidad, gas, agua y transporte, está diluyendo cualquier alivio en el poder adquisitivo, obligándolas a buscar ingresos alternativos para sostener su estilo de vida y cubrir necesidades esenciales.
Los servicios básicos, un obstáculo persistente
Durante el año, la inflación de los servicios se mantuvo por encima del promedio general, registrando aumentos interanuales de hasta el 80% en algunos casos. Según datos del INDEC, el transporte público fue uno de los sectores más impactantes, con subas sucesivas debido a la reducción de subsidios por parte del Estado. Por otro lado, las tarifas eléctricas y de gas mantenían un ajuste escalonado que, aunque planificado, terminó siendo un golpe al bolsillo de los hogares.
María Espinosa, analista en economía doméstica del Instituto de Políticas Públicas, explicó: “La reducción del índice inflacionario no se tradujo directamente en mayor accesibilidad económica para las familias. Mientras los salarios no superen la inflación acumulada, las personas continuarán sintiendo esta presión”. Como resultado, los hogares se ven forzados a administrar presupuestos ajustados, priorizando lo indispensable y dejando en un segundo plano otros gastos.
Buscar alternativas: el auge de los ingresos extra
La necesidad de contrarrestar los costos fijos ha impulsado a muchas familias a explorar fuentes adicionales de ingreso. En este sentido, actividades como el trabajo freelance, microemprendimientos o incluso el alquiler temporal de bienes han ganado protagonismo en el entramado económico diario. La plataforma EncuestAr reveló que durante el 2024 un 62% de los hogares urbanos incorporó algún tipo de ingreso paralelo al salario principal.
Este fenómeno también quedó reflejado en el crecimiento de iniciativas vinculadas con el comercio electrónico. Natalia Suárez, emprendedora mendocina, compartió su experiencia: “Comencé a vender productos desde casa para tener un respiro económico. Hoy, es mi mayor fuente de ingresos. Pero, aunque vendemos más, los costos de insumos y servicios me siguen ahogando”. Muchos ciudadanos encuentran en este tipo de negocios una alternativa viable frente a la inestabilidad financiera.
Salud financiera en riesgo
El desequilibrio económico también se traduce en un aumento del endeudamiento a nivel individual. Según un estudio de la Fundación Observatorio Económico, el 73% de las familias con ingresos promedio recurren a préstamos informales o financiamiento bancario para atravesar el mes. Aunque estas herramientas financieras ayudan a aliviar el corto plazo, generan mayores problemas a futuro al acumular intereses que complican la situación económica.
Además, determinadas restricciones presupuestarias están afectando rubros sensibles, como la educación y el acceso a la salud privada. En este escenario, cada vez más familias optan por alternativas públicas o directamente reducen gastos relacionados, afectando su nivel de bienestar.
La incertidumbre de cara al 2025
Pese a los esfuerzos por controlar la inflación, los resultados aún no generan una percepción tangible en el día a día de los argentinos. Mientras el 2025 se plantea como un año donde la economía podría mostrar signos de estabilización más consistentes, expertos advierten que la clave estará en lograr políticas que garanticen no solo un control de precios, sino también mejoras salariales significativas.
En este contexto, las familias mantienen sensaciones encontradas: mientras hay esperanza de que los próximos meses traigan un esperado alivio financiero, la realidad cotidiana las obliga a adaptarse y sobrevivir frente a los desafíos permanentes.
Fuente: Diana Chiani, Los Andes.
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