Buenos Aires ha sido la provincia más afectada por el ajuste de Javier Milei en 2024, experimentando recortes del 25% en fondos federales. Esto impactó gravemente sectores como educación, salud y transporte, exacerbando desigualdades sociales. La crítica del gobernador Kicillof resalta la necesidad de un federalismo fiscal más equilibrado.[Collection]
Buenos Aires, la provincia más afectada por el ajuste de Milei
El impacto de los recortes en la gestión bonaerense
Un reciente informe destaca que la provincia de Buenos Aires fue la más severamente perjudicada por el esquema de ajuste implementado a lo largo de 2024 por la administración nacional liderada por el presidente Javier Milei. La disminución de partidas presupuestarias destinadas a áreas claves, como salud, educación y transporte, golpeó con particular intensidad al territorio bonaerense, exacerbando desafíos sociales y económicos que ya existían.
La provincia, que concentra casi el 40% de la población argentina, se encontró en una situación de urgente vulnerabilidad debido a una disminución del 25% en las transferencias de fondos federales. Según analistas de política pública en el Conurbano, este ajuste agudizó desigualdades preexistentes en las zonas más afectadas, especialmente en municipios de alta densidad poblacional.
Principales áreas afectadas
El informe subrayó que la reducción presupuestaria impactó profundamente en la educación pública. Según datos recopilados por especialistas, más de 500 escuelas provinciales sufrieron recortes en sus fondos operativos, lo que afectó el mantenimiento de edificios y el acceso a herramientas pedagógicas esenciales. Asociaciones de docentes y sindicatos en Buenos Aires señalaron que más de 30,000 estudiantes abandonaron los sistemas educativos en 2024, un fenómeno que atribuyen directamente al desfinanciamiento.
En el sector salud, se registró una disminución del 18% en las transferencias dirigidas a hospitales y centros de atención primaria. Esto significó no solo menos recursos para infraestructura y equipamiento, sino también severos retrasos en la provisión de vacunas y medicamentos esenciales. Zonas vulnerables, como La Matanza y Florencio Varela, enfrentaron un aumento en las tasas de mortalidad infantil y enfermedades prevenibles, lo que generó fuertes críticas de organizaciones humanitarias.
Por otro lado, el transporte, un servicio clave para conectar al vasto territorio bonaerense, también sintió el impacto del ajuste. Se redujeron los subsidios a las tarifas de trenes y colectivos, lo que llevó a un aumento promedio del 45% en el costo del pasaje para los usuarios. Esto no solo afectó a las economías familiares, sino que también complicó el acceso al empleo de miles de trabajadores que dependen del transporte público.
Reacciones y consecuencias políticas
El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, quien mantuvo un fuerte posicionamiento crítico frente a las políticas del gobierno nacional, calificó los ajustes como “un ataque directo a los más vulnerables”. Durante diversas intervenciones públicas, el mandatario subrayó la necesidad de un federalismo fiscal más equilibrado y exigió la revisión de los recortes. “Buenos Aires no puede sostenerse si sigue cargando con el peso de políticas de ajuste que no consideran nuestra realidad”, sentenció en una reciente rueda de prensa.
Por su parte, el Ministerio de Economía, liderado por el libertario Darío Epstein, defendió las medidas argumentando que eran necesarias para estabilizar las cuentas fiscales. “El ajuste es doloroso, pero imprescindible para la recuperación económica sostenible del país”, dijo el ministerio en un comunicado oficial. Sin embargo, en Buenos Aires las repercusiones sociales y económicas han avivado tensiones entre Nación y Provincia, generando crecientes manifestaciones de sindicatos, movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil.
Un contexto desafiante para Buenos Aires
Además del impacto económico, la dinámica política detrás de los ajustes minó la relación entre el gobierno nacional y los mandatarios provinciales, con Axel Kicillof como una de las principales voces opositoras dentro de este conflicto. La falta de consenso para una redistribución más justa de los ingresos nacionales pone en evidencia las dificultades de encarar un modelo federalista que contemple las profundas asimetrías interprovinciales.
Hasta el momento, no ha habido señales de un cambio en el rumbo de las políticas de recorte implementadas por el Ejecutivo nacional. Las proyecciones de especialistas indican que, si no se modifica el esquema actual, Buenos Aires enfrentará mayores presiones fiscales en 2025, lo que podría generar una profundización de las problemáticas sociales en los sectores más desprotegidos.
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