El costo de vida en Buenos Aires sigue en aumento, requiriendo más de $1.060.000 para que una familia no sea considerada pobre. La inflación y la pérdida de poder adquisitivo afectan tanto a hogares de bajos ingresos como a sectores medios, presionando su capacidad de consumo y profundizando la precarización económica.
Una canasta de pobreza que supera el millón de pesos
El costo de vida en la Ciudad de Buenos Aires continúa en ascenso. Según datos de la Dirección General de Estadística y Censos porteña, una familia tipo necesitó en mayo de 2024 al menos $1.060.000 para no ser considerada pobre. Esta cifra representa un incremento interanual superior al 280%, reflejando el impacto de la inflación y la pérdida progresiva del poder adquisitivo.
El informe detalla que una pareja con dos hijos precisó alrededor de $1.650.000 para ser clasificada dentro del sector de ingresos medios y $2.550.000 para ser considerada de clase media acomodada. En contraste, aquellas familias cuyos ingresos no alcanzan los $589.000 pertenecen al sector de indigentes, es decir, que no logran cubrir siquiera la canasta básica alimentaria.
El aumento de la canasta de pobreza está directamente vinculado a la aceleración inflacionaria que golpea a los sectores de menores ingresos con mayor intensidad. Mientras que algunos rubros como alimentos y vivienda experimentaron incrementos constantes en los últimos meses, los salarios no han logrado mantenerse a la par de estos aumentos.
El impacto del costo de vida en los hogares porteños
Según el informe oficial, los incrementos en servicios como luz, gas, transporte y prepagas también han influido en el encarecimiento del costo de vida. La pérdida del poder adquisitivo no solo afecta a quienes se encuentran cerca de la línea de pobreza, sino también a sectores medios que ven reducida su capacidad de consumo.
Distintos analistas económicos advierten que la inflación, el ajuste fiscal y los aumentos de tarifas han generado un cambio en el patrón de consumo. Muchos hogares han debido recortar gastos en bienes y servicios esenciales para poder afrontar los aumentos en vivienda, transporte y alimentación.
El gobierno de la Ciudad ha señalado en varias oportunidades que la crisis económica responde a factores macroeconómicos de larga data. Sin embargo, desde los sectores sindicales y sociales insisten en que las medidas adoptadas profundizan la desigualdad y afectan principalmente a las familias de menores ingresos.
La brecha entre ingresos y precios, una ecuación difícil
El relevamiento de la Dirección de Estadística y Censos pone en evidencia la profundización de la brecha entre salarios y el costo de vida. De acuerdo con cifras oficiales, el salario promedio en Buenos Aires no supera los $950.000, lo que implica que una gran parte de los trabajadores se encuentra por debajo de la línea de pobreza.
La actualización de las paritarias en distintos sectores intenta reducir el impacto de la inflación, pero los aumentos salariales corren detrás de los incrementos en bienes y servicios. La dinámica inflacionaria también incide en la informalidad laboral, ya que muchas personas buscan múltiples fuentes de ingreso para poder sostener sus gastos mensuales.
El reflejo de esta situación se traduce en datos del Indec a nivel nacional, donde se registró un incremento en los niveles de pobreza e indigencia en el último semestre. En la Ciudad de Buenos Aires, si bien persisten sectores con altos ingresos, el costo de vida empuja a cada vez más hogares hacia una situación de precarización económica.
El análisis de la canasta de pobreza en la Ciudad no solo expone la problemática económica estructural, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro de los ingresos y la capacidad de los hogares para sostener su calidad de vida en un contexto de inflación y ajuste fiscal.