El Frente Renovador de Misiones admitió haber bloqueado el proyecto Ficha Limpia para favorecer a Javier Milei y debilitar al macrismo. Liderados por Carlos Rovira, argumentan que la iniciativa era una herramienta electoralista. Su estrategia busca reconfigurar el mapa político nacional y desafiar al kirchnerismo en el futuro.
El Frente Renovador de Misiones admitió haber frenado Ficha Limpia para favorecer a Milei
En medio de la tormenta política alrededor de la caída del proyecto Ficha Limpia en el Senado, el Frente Renovador de Misiones, liderado por Carlos Rovira, dio un paso al frente y se atribuyó la maniobra que dinamitó el camino legislativo de una de las iniciativas más impulsadas por Juntos por el Cambio y sectores afines al oficialismo nacional. En un comunicado cargado de épica provincial, el espacio misionero no solo admitió haber operado contra el avance de la ley, sino que lo hizo con un mensaje claro: reconfigurar el tablero político nacional a favor de Javier Milei y en contra del “establishment moralista”, en alusión directa al macrismo.
“Una jugada política orquestada con precisión quirúrgica por Carlos Rovira desbarató el espectáculo montado para consagrar al macrismo en el nuevo ciclo político”, señala el texto difundido. La frase no es solo un esbozo de estrategia territorial sino una declaración abierta de guerra a la construcción simbólica que la oposición buscaba proyectar con Ficha Limpia: un compromiso ético con la no participación de condenados por corrupción.
Pero el Frente Renovador no lo ve así. Acusan que el proyecto —en la versión original promovida por Silvia Lospennato— fue concebido como una herramienta electoralista para blindar candidaturas bajo un barniz de superioridad moral. El comunicado va más allá al afirmar que se trató de una maniobra para erigir a la diputada del PRO como “la nueva cara del orden moral”, algo que decidieron desmontar con la intervención de los senadores misioneros votando en contra, lo que terminó por voltear la iniciativa en el Senado.
En esta lectura quirúrgica del tablero político, Rovira y su tropa no se quedaron en el simple juego parlamentario. Alinearon su movimiento con un supuesto beneficio para el gobierno nacional de Milei, al romper la mayoría que buscaba condicionarlo: “Carlos Rovira no solo impidió la consolidación de una mayoría que buscaba condicionar al presidente Milei; además, empujó una dinámica que favorece al gobierno nacional”, afirman.
Lo interesante es que el planteo no termina ahí. El Frente Renovador también ve el movimiento como una oportunidad para pasarle factura al kirchnerismo que —según dejan entrever— ha agotado su tiempo político. En su texto, sentencian que Rovira entendió que estaba en juego más que una ley: “el futuro del mapa político nacional”. Una jugada que, bajo su óptica, busca allanar el camino para la renovación del peronismo, especialmente en un bastión estratégico como la provincia de Buenos Aires.
Todo esto se da en el marco de una fuerte disputa discursiva, donde Milei niega de plano cualquier contacto con Rovira y desliga la maniobra de su gestión. El presidente recogió el guante pero apuntó hacia otro lado: acusó tanto al PRO como al kirchnerismo de haber pactado para dejar caer el proyecto, al tiempo que se desmarcó del texto original de Lospennato. “El proyecto es mío. Yo le puse el cuerpo”, lanzó. También cargó con dureza contra el Grupo Clarín por, según él, propagar una versión malintencionada de los hechos: “Estos mentirosos de Clarín me tienen podrido. Son impresentables”, dijo, en un exabrupto replicado con furia en redes oficiales.
La narrativa libertaria evita darle crédito a Rovira, en funciones de no alimentar la percepción de vulnerabilidad ante acuerdos con actores políticos que, hasta hace poco, estaban más cerca del Frente de Todos que del actual oficialismo. Sin embargo, dentro del Senado el giro de los misioneros fue leído como clave. El rechazo alineado de sus representantes fue determinante para que el proyecto no alcanzara la mayoría necesaria para convertirse en ley.
Las derivaciones no son menores. La aprobación de Ficha Limpia era vista por Juntos por el Cambio como un punto simbólico de inflexión. En contraste, su caída expone la fragilidad de las nuevas alianzas parlamentarias y cuestiona la capacidad de Milei para articular legislativamente incluso con espacios supuestamente afines. Lo que parece claro, al menos a partir del comunicado del Frente Renovador, es que Misiones decidió moverse, no desde la lógica de obediencia federal sino desde una estrategia autónoma y desafiante.
En ese movimiento, Rovira se instala otra vez como un operador silencioso pero influyente, capaz de torcer las expectativas preestablecidas y que, incluso desde la periferia del esquema de poder, puede girar el eje de una discusión nacional. La ley cayó, pero la grieta quedó más expuesta que nunca: Milei en el centro, el macrismo esmerilado, el peronismo en tensión, y los jugadores provinciales ganando margen en un escenario cada vez más impredecible.