En Santa Fe, la disputa por el escaño 69 en la Convención reformadora se intensifica tras la victoria de Pullaro. PJ y Monteverde buscan revertir la situación en un recuento crucial. El escenario es incierto, y el resultado definirá el futuro político de la provincia y el poder del oficialismo.
La batalla final en Santa Fe: Unidos, PJ y Monteverde se juegan el lugar 69 en la Convención
La elección constituyente en Santa Fe aún no terminó. Si bien Maximiliano Pullaro consolidó una cómoda victoria para Unidos, los focos ahora apuntan al último escaño—la simbólica silla 69—que podría inclinar la balanza de poder en la futura Convención reformadora. PJ, el espacio de Juan Monteverde y la fuerza oficialista disputan voto a voto esa banca clave en medio de un recuento que promete definiciones quirúrgicas.
Con el 98,75% de las mesas escrutadas, el conteo provisorio dejó el escenario abierto: 37 mesas no han sido contabilizadas y otras 68 fueron anuladas, lo que deja un caudal de 12 mil votos en juego. Aunque no parece mucho, podrían ser determinantes. El contexto territorial es central: mientras que Rosario favorece a Monteverde o al peronismo de Marcelo Lewandowski, las zonas rurales consolidan los números de Unidos.
Pullaro alcanzó 33 convencionales, apenas dos por debajo de la mayoría necesaria. Monteverde logró 12, mientras que Lewandowski se ubicó con cuatro y la sorpresa llegó con Nicolás Mayoraz, Amalia Granata y Alejandra Oliveras, que también sumaron bancas. Pero el puesto 69 encendió las alarmas: según el recuento provisorio, Unidos se quedaría con esa plaza, pero tanto el PJ como Activemos afilan estrategias legales y técnicas por si el número final vira.
Un dato clave emerge del Tribunal Electoral de Santa Fe: Lewandowski está apenas 687 votos por debajo del vigésimo lugar de Unidas por Distrito Único, mientras que Monteverde se encuentra más lejos, con más de 1.600 sufragios de diferencia. La proyección oficial indica que revertir esta diferencia sería “muy difícil”. Sin embargo, nada está cerrado hasta que el último voto se cuente.
En esta batalla aritmética, el sistema D’Hondt puede jugar trucos inesperados. Algunas voces dentro del PJ aseguran que si se verifica su hipótesis de distribución, podrían obtener un noveno escaño y colocar a Martín Lucero, dirigente gremial del sector educativo, en la Convención. El oficialismo, por su parte, trabaja con cautela junto a apoderados y advierte que si las mesas restantes provienen del interior provincial, consolidaría su posición sin tropiezos.
Desde el entorno de Diego Giuliano, representante electo de Unidos, confirman que están monitoreando cada urna cuestionada. Activemos también se prepara para una batalla judicial si es necesario y alienta la idea de que una suma estratégica de votos podría reposicionar a Lewandowski en la tabla.
Políticamente, cada banca se traduce en poder de fuego. La Convención se encargará de delinear la reforma constitucional de Santa Fe, y el oficialismo ve en los 35 convencionales la cifra mágica para imponer su agenda. Ya está muy cerca y perder ese escaño podría forzarlo a negociar con bloques menores o tender puentes con sectores disidentes.
La tensión no sólo es matemática. También es simbólica. Que Pullaro retenga esa banca significaría que Unidos no sólo triunfó en las urnas, sino que también logró blindar su hegemonía en el proceso de reforma. Que el PJ o Monteverde consigan desbancar al oficialismo en ese último paso puede modificar los equilibrios internos y abrir grietas dentro del aparato provincial.
La expectativa se prolongará hasta el fin de semana, cuando finalice oficialmente el recuento definitivo. En esa instancia se terminarán de escrutar las mesas restantes y se validarán reclamos judiciales que puedan hacer los partidos. En medio de este suspenso, todos los actores políticos ajustan sus discursos y trazan escenarios posibles. El futuro del proceso constituyente depende, literalmente, de un puñado de cifras.
Mientras se aguarda la definición, tanto en Rosario como en la Casa Gris se hacen cuentas, se evalúan alianzas y se diseñan estrategias para la próxima jugada. Si el lugar 69 queda en manos del oficialismo, Pullaro podría entrar a la Convención con una mayoría aliada y con vía libre para impulsar su proyecto. Si cambia de manos, comenzará un nuevo partido, donde el consenso será más que una necesidad: una obligación política.