La licitación de la hidrovía Paraná-Paraguay ha suscitado controversia en Argentina al recibir solo una oferta de la empresa belga DEME. A pesar de las afirmaciones del Gobierno sobre la transparencia del proceso, muchos en el sector privado cuestionan la falta de competencia y su posible impacto en la economía nacional.
Una licitación cuestionada
El proceso de licitación de la hidrovía Paraná-Paraguay ha desatado un intenso debate en el sector marítimo y político de Argentina. Con una extensión de más de 3.400 kilómetros y un impacto clave en la economía del país, la administración y mantenimiento de esta vía de navegación generan interés tanto en el plano local como internacional. Sin embargo, la reciente licitación organizada por el Gobierno argentino ha estado marcada por la singularidad de recibir solo una oferta formal, la de la empresa belga DEME, lo que ha despertado interrogantes sobre el procedimiento y la falta de competencia.
En el marco de esta licitación, el ministro de Economía, Luis Caputo, junto al titular del Ministerio de Infraestructura, Guillermo Ferraro, aseguraron que el proceso respetó todos los criterios de transparencia y que se orienta a fortalecer la eficiencia operativa en este corredor fluvial clave. No obstante, algunos sectores del ámbito portuario y empresarial se mostraron preocupados por la ausencia de otros oferentes, dado el interés estratégico de la hidrovía para el comercio exterior argentino.
Posturas encontradas y preocupaciones
Desde el sector privado, diversas voces expresaron dudas sobre por qué otras compañías no participaron del proceso a pesar de las condiciones favorables que implica la gestión de la hidrovía. Algunas empresas previamente interesadas no lograron presentar propuestas dentro del tiempo estipulado, lo que genera especulaciones sobre posibles dificultades en los pliegos o requisitos de la licitación.
DEME, la única empresa que participó, defendió su oferta señalando que cumple con las exigencias técnicas y financieras planteadas por el Gobierno, y que está lista para empezar operaciones en cuanto se oficialice la adjudicación. Sin embargo, la falta de competencia ha generado cuestionamientos sobre si los costos y términos de la concesión serán beneficiosos para Argentina en el largo plazo.
Ante esta situación, algunos actores del sector marítimo plantean interrogantes sobre el destino de la licitación y si existirán nuevas instancias de revisión del proceso para garantizar el acceso real de más oferentes. El rol del Estado en asegurar la competitividad y la mejor propuesta para el país se presenta como un desafío clave en la gestión de uno de los corredores fluviales más importantes de la región.