La crisis de vivienda en Argentina se agrava con constantes aumentos en los alquileres, donde 1 de cada 4 inquilinos ha tenido que abandonar su hogar. Gervasio Muñoz denuncia la falta de regulación y políticas efectivas, resaltando que el desalojo económico afecta no solo a sectores vulnerables, sino también a la clase media.[Collection]
Desalojo económico: Inquilinos enfrentan crisis de vivienda urgente
Un problema estructural y creciente
En un contexto de constantes aumentos en los precios del alquiler, los inquilinos en Argentina enfrentan una crisis habitacional calificada como “muy profunda y muy invisibilizada” por Gervasio Muñoz, titular de la organización Inquilinos Agrupados, durante una entrevista reciente en la radio AM 750. Según Muñoz, la situación es alarmante y afecta a un número creciente de personas que no logran hacer frente a los precios exorbitantes, derivados de un mercado inmobiliario fuertemente especulativo y escasamente regulado.
De acuerdo con los últimos datos consolidados, 1 de cada 4 inquilinos en el país tuvo que abandonar su vivienda en el último año debido a la imposibilidad de afrontar los costos. Esto pone en evidencia cómo el desalojo económico se ha convertido en una preocupación social urgente, especialmente en centros urbanos como la Ciudad de Buenos Aires, donde los precios de los alquileres se duplican en promedio cada 12 meses.
Los efectos de la Ley de Alquileres
La Ley de Alquileres, sancionada en 2020, ha sido uno de los puntos centrales en el debate público sobre esta problemática. Si bien se diseñó con el objetivo de garantizar estabilidad tanto a inquilinos como a propietarios, en la práctica muchos alegan que los mecanismos de ajuste anual basados en el índice de inflación y los aumentos salariales (ICL) han resultado contraproducentes. Los propietarios, ante la incertidumbre económica y la elevada inflación acumulada, optan por incrementar sustantivamente los valores iniciales de los contratos.
“La ley refleja la realidad de una economía desregulada. Por más que intenta mediar entre las partes, el principal problema sigue siendo el descontrol del mercado”, señaló Muñoz en el programa radial. Según cifras de Inquilinos Agrupados, más del 40% de los inquilinos destina entre el 50% y el 60% de sus ingresos únicamente al pago del alquiler y sus servicios básicos.
El impacto social del desalojo económico
El aumento sostenido de los alquileres tiene repercusiones directas en la calidad de vida de los inquilinos. Muchas familias han tenido que mudarse a viviendas más pequeñas o menos seguras, mientras que otras se ven forzadas a compartir alquileres o buscar alternativas informales. La incertidumbre sobre el futuro habitacional genera, además, estrés emocional, afectando de forma significativa la salud mental de quienes viven bajo esta presión constante.
“Hay una sensación de inestabilidad permanente. Para un inquilino hoy, tener techo no está garantizado,” afirmó el titular de Inquilinos Agrupados, quien también destacó que estas dificultades no se limitan a sectores bajos o populares, sino que son cada vez más comunes incluso en sectores medios.
Falta de políticas públicas y el peso del mercado
Muñoz enfatizó la falta de acción estatal contundente para regular el mercado inmobiliario y proteger a los inquilinos. Según explicó, el problema no radica únicamente en la Ley de Alquileres, sino en un enfoque histórico que deja en manos del mercado privado decisiones clave sobre el acceso a la vivienda. “Los alquileres están librados a la lógica de la especulación, mientras el Estado mira para otro lado”, aseguró.
El panorama se agrava con la escasez de alternativas habitacionales accesibles y el aumento en los costos de vida. En ciudades con alta demanda de alquiler como Buenos Aires, Córdoba y Rosario, el precio promedio de un departamento de dos ambientes supera los $200.000 mensuales, una cifra inalcanzable para la mayoría de los asalariados. Para agravar la situación, muchos propietarios prefieren mantener sus propiedades desocupadas a la espera de valorizar aún más sus inmuebles, contribuyendo a la problemática.
Desde la agrupación que lidera Muñoz se reclama la implementación de controles efectivos que limiten los aumentos y las denominadas “condiciones leoninas” en los contratos, como los depósitos iniciales exorbitantes. Asimismo, se demanda un paquete integral de políticas centrado en el acceso justo y equitativo a la vivienda.
Un desafío en busca de soluciones
La crisis habitacional en Argentina es un síntoma de desigualdades más amplias y una brecha cada vez más pronunciada entre propietarios e inquilinos. La falta de consenso político en torno a las reformas necesarias y el predominio de intereses económicos dificultan la búsqueda de soluciones inmediatas. Mientras tanto, una parte significativa de la población continúa enfrentando este problema estructural en soledad, sin mecanismos claros de asistencia o protección estatal.
Gervasio Muñoz concluyó su intervención destacando la necesidad de visibilizar esta problemática: “Esta crisis es tan profunda como invisibilizada, porque afecta a los hogares que no pueden esperar más y a los sectores que no están organizados ni escuchados”. En este sentido, instó a los medios, organizaciones sociales y al Estado a asumir una posición activa para combatir el fenómeno del desalojo económico y garantizar el derecho a una vivienda digna para todos los argentinos.
Fuente: Página/12