Desmantelan el ex centro clandestino Virrey Cevallos en Buenos Aires, un lugar emblemático de la memoria de los crímenes de la dictadura (1976-1983). Organizaciones de derechos humanos critican este vaciamiento, considerado un retroceso en las políticas de memoria. Reclaman la preservación de estos espacios educativos para evitar el olvido.[Collection]
Desmantelan el ex centro clandestino Virrey Cevallos en Argentina
El edificio ubicado en el barrio porteño de Montserrat, donde en los años de la última dictadura militar (1976-1983) funcionó un centro clandestino de detención a cargo de la Fuerza Aérea, conocido como Virrey Cevallos, ha sido completamente vaciado, según confirmaron organizaciones de derechos humanos y medios locales. El proceso de desarticulación incluye el cierre de varias áreas de importancia histórica, lo cual suscita preocupaciones sobre el destino de este espacio simbólico para la memoria colectiva en Argentina.
Un emblema de la memoria vaciado
Virrey Cevallos operó como un centro clandestino de detención durante los años más oscuros del terrorismo de Estado en Argentina. Este lugar, enclavado en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, fue el escenario de abusos, torturas y desapariciones forzadas. Su preservación y uso como sitio de memoria había sido, hasta hace poco, uno de los reclamos fundamentales de las organizaciones que trabajan por la promoción de derechos humanos y la preservación de la historia reciente del país.
El vaciamiento del edificio se produce en un contexto de creciente preocupación por el desmantelamiento de espacios dedicados a la memoria en relación con la dictadura militar. Entre los recintos afectados se encuentra también el ex centro clandestino Olimpo, en el barrio de Floresta, donde varias áreas han sido clausuradas. Esto pone en alerta a los organismos que insisten en la importancia de no debilitar las iniciativas que permitan a las nuevas generaciones reflexionar sobre estos crímenes de lesa humanidad.
Reclamos desde las organizaciones sociales
Varias organizaciones de derechos humanos han manifestado su malestar ante lo que consideran un serio retroceso en las políticas de memoria, verdad y justicia. “Estos espacios no son solo edificios; son testigos de la historia que no podemos borrar”, declaró Nora Cortiñas, referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Cortiñas enfatizó que la preservación de estos sitios no es solo un deber ético, sino también una herramienta educativa para prevenir que atrocidades similares se repitan en el futuro.
Por su parte, Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, expresó su indignación ante las medidas de desmantelamiento. “Lo que estamos viendo es un intento por diluir nuestra memoria, por hacernos olvidar lo que pasó aquí y en otros lugares durante la dictadura. Pero no vamos a permitir que se borre el testimonio de las víctimas y de los sobrevivientes”, señaló.
Impacto en el trabajo de memoria
En la última década, el edificio de Virrey Cevallos albergaba actividades destinadas a rescatar y divulgar testimonios vinculados con los crímenes cometidos en el lugar. Sin embargo, según informan desde el ámbito de la sociedad civil, la falta de mantenimiento y la ausencia de políticas claras por parte del Estado han generado condiciones de abandono que culminaron en su vaciamiento total.
Esta problemática se enmarca en un panorama más amplio que incluye la precarización de otros sitios de memoria a nivel nacional. Referentes como Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, advirtieron sobre los efectos negativos de estas decisiones: “Cerrar o vaciar estos lugares es un ataque directo contra la construcción de ciudadanía y contra la lucha incansable por los derechos humanos”, afirmó.
La historia en peligro
Virrey Cevallos formó parte de la red de centros clandestinos que el aparato represivo de la dictadura implementó en todo el territorio argentino. Miles de personas pasaron por estos sitios, donde eran detenidas ilegalmente, torturadas y, en muchos casos, desaparecidas. La gran mayoría de estas víctimas aún sigue sin conocerse su destino.
La preservación de estos espacios ha sido reconocida como una política de Estado desde el retorno de la democracia en 1983. Estos lugares no solo cumplen la función de archivar evidencias documentales y testimoniales, sino que también son fundamentalmente sitios educativos y de reflexión. Su desmantelamiento representa, en palabras de los expertos, un paso peligroso hacia el olvido.
En los últimos años, Virrey Cevallos había sido abierto al público en algunas ocasiones, donde los visitantes podían conocer más sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos allí. Los sobrevivientes del terrorismo de Estado desempeñaban un rol clave en estas actividades, ya que a través de sus relatos permitían comprender la magnitud de los hechos y la importancia de la memoria activa.
Declaraciones oficiales
Hasta el momento, las autoridades nacionales y locales no han emitido declaraciones esclarecedoras sobre el futuro del ex centro clandestino Virrey Cevallos. El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, responsable de coordinar las políticas de memoria en el país, no ha dado respuestas específicas sobre si existe un plan para conservar parte del edificio o recuperar su funcionalidad como espacio de memoria.
Los reclamos se multiplican, exigiendo explicaciones y compromisos concretos que garanticen la preservación de estos lugares. La falta de información oficial ha encendido las alarmas entre las organizaciones de derechos humanos, que temen que esto sea el anticipo de una política de desinterés que podría extenderse a otros sitios históricos.
Contexto político y social
El desmantelamiento de Virrey Cevallos se produce en un escenario de creciente tensión política respecto al abordaje de los derechos humanos en Argentina. Desde la asunción de nuevas administraciones en distintos niveles de gobierno, muchas decisiones en torno a los sitios de memoria parecen haber perdido el protagonismo que tuvieron en administraciones pasadas.
Cabe recordar que en años recientes se han registrado otros intentos de disminuir la relevancia de las políticas vinculadas con la memoria histórica. Por ello, el vaciamiento de Virrey Cevallos no es un hecho aislado, sino que se inscribe en un contexto que preocupa a sociólogos, historiadores y activistas, quienes sostienen que lo construido en cuanto a memoria debe ser defendido como un acto de responsabilidad colectiva.
Mientras tanto, los familiares de las víctimas y sobrevivientes continúan exigiendo que se revierta esta situación y que se garantice que los sitios como Virrey Cevallos sigan funcionando como espacios de memoria activa y pedagogía sobre el pasado reciente.
Fuente: Página|12