El sistema científico argentino enfrenta un colapso debido a recortes presupuestarios, pérdida de empleos y parálisis de investigaciones clave. Instituciones como el CONICET sufren un impacto crítico, mientras el éxodo de científicos crece alarmantemente. Este deterioro compromete la soberanía tecnológica del país y genera un futuro incierto para la innovación y el desarrollo científico.[Collection]
Destrucción del desarrollo científico: una vocación colonial en debate
Recortes presupuestarios y pérdida de empleos en el ámbito científico
El Gobierno nacional ha confirmado recientemente que realizará una evaluación exhaustiva de los proyectos científicos en curso, decisión que ha sido interpretada por especialistas y trabajadores como un anticipo de nuevos recortes en el sector. En un contexto de ajuste, las cifras son alarmantes: en el territorio bonaerense ya se han perdido alrededor de 3.000 puestos de trabajo vinculados a la ciencia y la tecnología, según datos relevados por especialistas y sindicatos.
El ministro de Economía indicó que la revisión buscaría “maximizar la eficiencia de los recursos”, defendiendo el recorte como parte de una estrategia para equilibrar las cuentas del Estado. Sin embargo, esta postura ha sido duramente criticada por referentes del ámbito científico y académico, quienes advierten que estas políticas ponen en riesgo no solo el desarrollo del país, sino también su soberanía tecnológica.
Impacto en los institutos y proyectos de investigación
Según fuentes del sector, los recortes golpean particularmente a instituciones de referencia como el CONICET, el cual enfrenta dificultades crecientes para financiar investigaciones esenciales. Desde finales del año pasado, se han paralizado líneas de investigación clave, entre ellas aquellas relacionadas con áreas sensibles como la salud pública, cambio climático y desarrollo tecnológico.
“Estos ajustes no son decisiones aisladas, son la consecuencia de una vocación política de desmantelar el sistema científico y convertir al país en una colonia que depende de las potencias extranjeras para su desarrollo”, expresó un director de proyecto del Conicet bajo condición de anonimato, en una reciente entrevista con Página|12.
Los investigadores afectados señalan que muchas de las iniciativas que están siendo revisadas ya cuentan con financiamiento en etapas avanzadas, y que el tijeretazo implicará la pérdida total o parcial de años de trabajo acumulativo.
El éxodo de científicos: una tendencia en aumento
El deterioro del sistema de ciencia y tecnología en el país ha empujado a cientos de trabajadores altamente capacitados a buscar oportunidades en el exterior. En un fenómeno que algunos describen como “fuga de cerebros”, el éxodo de investigadores es visible en universidades públicas, centros de desarrollo y el ámbito privado.
“La pérdida de personal capacitado no puede cuantificarse solo numéricamente. Cada investigador que se va representa un vacío en innovación y conocimiento que el país no podrá llenar fácilmente”, señaló Sandra López, una socióloga especializada en políticas científicas, consultada por Página|12.
El éxodo no solo afecta al capital humano; también se traduce en un deterioro de las condiciones laborales en los espacios que deciden permanecer operativos. Algunos investigadores han denunciado que continúan sus trabajos con recursos materiales y económicos mínimos, viéndose obligados a recurrir incluso a campañas solidarias para adquirir equipamiento básico.
Declaraciones cruzadas y el debate sobre el futuro científico del país
Desde diferentes sectores políticos y técnicos, las repercusiones de esta política han generado encendidos debates. Mientras sectores oficialistas eluden realizar comentarios públicos sobre el tema, la oposición ha calificado las medidas como “ineptas y contraproducentes”.
La diputada nacional Claudia Morán se refirió recientemente a los recortes afirmando que “es un sinsentido enajenar recursos del campo científico, cuando precisamente son ellos los que nos permiten avanzar como país independiente en el contexto de un mundo que exige innovación constante”. Su postura fue respaldada por un amplio espectro de académicos y sindicatos, quienes organizaron una manifestación en la Plaza de Mayo el pasado lunes.
Además, diversas asociaciones de científicos han comenzado a levantar la voz en foros y congresos internacionales, buscando visibilizar la situación del sistema científico argentino y captar la atención de organismos de colaboración en el exterior. Sin embargo, advierten que estos espacios no pueden reemplazar al necesario apoyo estatal.
Un modelo en crisis y sus raíces históricas
Muchos analistas coinciden en que el actual estado del sistema científico no es un fenómeno puntual, sino el resultado de una acumulación de decisiones políticas incompatibles con un modelo sostenible de desarrollo. En declaraciones a Página|12, Pedro Rossi, historiador y docente universitario, afirmó: “La política de desinversión en ciencia no debería sorprendernos. Es coherente con un modelo que busca perpetuar la dependencia de nuestro país respecto de actores extranjeros, especialmente en sectores estratégicos como la industria farmacéutica o la innovación tecnológica”.
El problema no solo repercute en el presente, sino que amenaza con configurar un futuro incierto para las próximas generaciones de profesionales científicos en Argentina. La reducción de las becas disponibles, junto con las acotadas oportunidades laborales, desalientan a los graduados a considerar una carrera dentro del sistema científico nacional.
Perspectivas inciertas ante el escenario de ajuste
Mientras la revisión de proyectos continúa avanzando, crece la incertidumbre entre los trabajadores y las comunidades académicas. Desde universidades públicas y organizaciones científicas, se exige la creación de mesas de diálogo que permitan repensar las asignaciones presupuestarias y evitar la suspensión de iniciativas que ya habían superado etapas de evaluación científica rigurosa.
“Estamos ante un punto de quiebre que puede definir las próximas décadas. Si continua la degradación del sistema, el tejido de innovación tecnológica y científica será irrecuperable”, concluyó un representante gremial del sector.
El impacto de estas decisiones no pasa inadvertido entre familias y estudiantes, quienes temen un retroceso de décadas en lo que respecta a desarrollo científico autónomo. La incertidumbre generalizada marcará el tono de los próximos meses, en los que las comunidades afectadas buscan respuestas urgentes.
Fuente: Página|12