El gobierno argentino negocia financiamiento internacional a través de préstamos del FMI y acuerdos REPO para afrontar deudas y aliviar la crisis cambiaria. Busca flexibilizar el cepo cambiario y estabilizar la economía antes de las elecciones. Se enfrentan desafíos fiscales y garantías exigidas por bancos para asegurar recursos.
Gobierno argentino busca préstamos del FMI y bancos para financiarse
En un esfuerzo por garantizar el cumplimiento de compromisos financieros y aliviar las tensiones cambiarias, el gobierno argentino ha comenzado a negociar con bancos y organismos multilaterales para obtener nueva inyección de recursos. El objetivo principal es atender las obligaciones de deuda que se avecinan en julio y avanzar hacia una posible flexibilización del cepo cambiario, una medida que ha condicionado severamente la actividad económica de los últimos años.
Uno de los mecanismos financiados que evalúa el equipo económico consiste en implementar un REPO (repurchase agreement o acuerdo de recompra) garantizado con bonos soberanos. Este instrumento permitiría al país acceder a fondos frescos con el respaldo de sus activos, en un contexto crítico donde las reservas del Banco Central muestran fuerte fragilidad.
Avances en negociaciones internacionales
El ministro de Economía, encabeza las gestiones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para acordar un segundo préstamo mientras se renegocian las metas del programa vigente. Según trascendió, los esfuerzos se centran en adelantar desembolsos programados para ajustar las cuentas públicas antes del proceso electoral presidencial en octubre.
La compleja situación económica también ha llevado a contactar directamente a bancos internacionales para obtener financiamiento a corto plazo. Fuentes oficiales señalaron que, además del REPO, se trabaja en otro tipo de financiamiento con características distintas, destinado exclusivamente a facilitar la reducción del esquema rígido de control cambiario vigente desde 2019.
El desafío del cepo cambiario
La administración de Caputo plantea que el levantamiento parcial o total del cepo podría estimular la llegada de divisas al país y ofrecer un alivio importante al complicado panorama económico. No obstante, expertos advierten que esta medida no será sencilla ni inmediata, ya que Argentina sufre actualmente una aguda escasez de reservas internacionales, agravada por una pírrica entrada de inversión extranjera directa.
El gobierno también enfrenta presiones internas para encontrar una salida a la inflación persistente y a la pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos. En ese sentido, al liberar el tipo de cambio, no solo podría generarse un aumento del ingreso por exportaciones, sino también enviar una señal positiva al mercado.
Préstamos condicionados al rendimiento económico
Las gestiones ante el FMI no están exentas de obstáculos. Según fuentes técnicas, la entidad ha exigido al gobierno realizar ajustes fiscales adicionales para cumplir con las metas establecidas en el acuerdo firmado en 2022. Estas modificaciones podrían implicar nuevos recortes al presupuesto o subidas de impuestos, decisiones que resultarían impopulares en plena campaña electoral.
Por su parte, bancos privados consultados para otorgar financiamiento bajo la modalidad de REPO han exigido garantías más sólidas, lo que ha llevado al gobierno a considerar la emisión de nuevos bonos o el uso de títulos ya existentes. Los detalles de la operación aún son materia de discusión y deberán ser definidos en los próximos días.
La proximidad del pago de julio
El foco inmediato de las negociaciones internacionales está puesto en enfrentar un compromiso de deuda que vence en julio. Dicho pago representa un desafío significativo para la actual administración, que busca evitar entrar en una nueva cesación de pagos que afecte aún más la ya delicada relación con los mercados.
En tanto, analistas financieros locales advierten que cualquier retraso en la implementación de estas estrategias de financiamiento podría empeorar la situación macroeconómica, alimentando aún más las expectativas de devaluación y generando mayor presión sobre el tipo de cambio paralelo.
Estrategias de mediano plazo
Más allá de las gestiones inmediatas, el gobierno busca trazar un plan de transición que permita estabilizar la economía, al menos temporalmente, hasta el cambio de mando presidencial previsto para diciembre. En este sentido, las negociaciones de financiamiento externo no solo pretenden apuntalar las reservas, sino también ganar tiempo para reducir el déficit fiscal y avanzar en la estabilización general de los indicadores económicos.
A pesar del clima de incertidumbre, los operadores esperan que las resoluciones acordadas con los bancos y el FMI se concreten a la brevedad, ya que cualquier demora podría poner en riesgo la implementación de las políticas proyectadas.
Fuente de la información: Redacción Clarín