El Gobierno nacional eliminó registros previos y requisitos administrativos en la contratación de obra pública para agilizar procesos y reducir costos. Aunque se busca aumentar la competencia, expertos advierten sobre la falta de control pre-licitación que podría afectar la transparencia y generar desventajas en la evaluación de antecedentes.
Modificaciones en la obra pública: eliminación de registros y simplificación de la contratación
El Gobierno nacional avanzó en la desregulación del sistema de contratación para la obra pública con la derogación de registros previos que regían sobre las empresas proveedoras del Estado. Según lo establecido en el Decreto 594/2024, publicado en el Boletín Oficial, se eliminan bases de datos y requisitos administrativos, con el objetivo de agilizar los procesos y reducir costos burocráticos.
Esta decisión forma parte de una serie de medidas adoptadas por el Poder Ejecutivo para modificar el esquema de contrataciones del sector. Entre los cambios más significativos, se encuentra la eliminación del Registro Nacional de Constructores de Obra Pública y del Registro Nacional de Consultores de Obras Públicas, ambos administrados por la Subsecretaría de Coordinación de Obra Pública Federal. Se argumenta que estas modificaciones buscan brindar mayor transparencia y facilitar la competencia entre oferentes.
Desde el Gobierno sostienen que estas disposiciones eliminarán barreras de ingreso a empresas que anteriormente se veían afectadas por una normativa considerada obsoleta. A su vez, remarcan que el acceso a la información pública seguirá garantizado a través de la centralización de datos en organismos específicos. No obstante, algunos sectores analizan posibles efectos secundarios que podrían surgir por la falta de control previo sobre los antecedentes de las firmas adjudicatarias.
Impacto en la transparencia y competencia
El nuevo esquema plantea interrogantes sobre los mecanismos de fiscalización estatal en los procesos licitatorios. Con la eliminación de registros previos, se reduce la cantidad de requisitos formales a los que las empresas debían someterse antes de acceder a concursos públicos. Desde el Gobierno destacan que este cambio agilizará la participación del sector privado e incentivará la presentación de más oferentes en cada llamado a licitación.
Sin embargo, especialistas en contrataciones estatales advierten que la falta de una base de datos unificada podría generar vacíos en los controles ex ante de las compañías adjudicatarias. En el modelo anterior, aquellas firmas que deseaban licitar debían estar inscriptas en registros específicos que determinaban su idoneidad técnica y capacidad financiera. Con la nueva normativa, la documentación pasará a ser revisada directamente en el marco de cada proceso licitatorio, sin la necesidad de una certificación previa.
Desde distintos sectores de la industria de la construcción han manifestado su preocupación sobre cómo se aplicará este nuevo esquema. Mientras que algunas empresas consideran positiva la eliminación de procedimientos burocráticos, otras advierten que el nuevo mecanismo podría generar desigualdades en la evaluación de antecedentes. ¿Cómo garantizar que todos los oferentes cumplan con los requerimientos necesarios sin un sistema de certificaciones previo?
Reacciones y próximos pasos
El sector empresarial ha mostrado reacciones dispares ante la medida. Desde la Cámara Argentina de la Construcción han señalado que la simplificación de procesos administrativos podría mejorar los tiempos de adjudicación y optimizar la ejecución de proyectos. Sin embargo, también han remarcado la necesidad de establecer mecanismos alternativos que aseguren la transparencia en la selección de oferentes y eviten posibles irregularidades.
Por otra parte, desde sectores de la oposición y organismos vinculados al control de la obra pública han expresado inquietudes sobre el impacto de esta normativa. Advierten que, sin una base de datos actualizada y de acceso público, se podrían dificultar las auditorías y el seguimiento de las empresas adjudicatarias. ¿Qué medios garantizarán la detección de antecedentes de incumplimientos o conflictos de interés?
El Gobierno continúa defendiendo la medida bajo el argumento de eficiencia y reestructuración del aparato estatal. En este sentido, remarcan que el seguimiento de los contratos seguirá quedando bajo la órbita de los organismos pertinentes y que los procesos licitatorios continuarán cumpliendo con las normativas vigentes en materia de transparencia y rendición de cuentas.
Las modificaciones en el esquema de contratación estatal marcan un nuevo paradigma en la gestión de la obra pública. Resta observar cómo impactará en futuras licitaciones y si efectivamente estas modificaciones contribuirán a una mayor fluidez del proceso sin comprometer la fiscalización y el control necesarios para evitar posibles irregularidades.