El 28 de octubre, un accidente aéreo en Gwangju, Corea del Sur, dejó 37 muertos y más de 40 heridos. Un avión de carga de Donghae Air Logistics se estrelló en una zona residencial, generando inquietudes sobre la seguridad aérea. Las autoridades investigan la causa y prometen reformas en los protocolos de supervisión.[Collection]
Impacto aéreo en Corea del Sur: el testimonio que conmueve
Una tragedia que sacude al país
El pasado 28 de octubre, un impactante accidente aéreo dejó una huella imborrable en la ciudad de Gwangju, al suroeste de Corea del Sur. Un avión de carga, propiedad de la compañía Donghae Air Logistics, perdió el control poco después de despegar del Aeropuerto Internacional de Gwangju. Según los datos preliminares entregados por la Agencia de Aviación Civil, la aeronave se estrelló en una zona residencial, dejando 37 muertos, entre ellos seis miembros de la tripulación, y más de 40 personas heridas.
Este desastre aéreo no solo ha generado un profundo dolor entre los habitantes de la ciudad, sino que también ha destapado serias inquietudes sobre los estándares de seguridad y mantenimiento de las flotas comerciales en el país. La presidenta de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, expresó su consternación y decretó un día de luto nacional en honor a las víctimas. “Es una tragedia que nunca debió ocurrir. Prometemos llevar a cabo una investigación exhaustiva”, declaró a los medios.
El relato que conmueve al mundo
Uno de los testimonios más desgarradores es el de Kim Sung-hoon, un maestro jubilado de 68 años cuya vivienda se encontraba a pocos metros del lugar del impacto. “Escuché un estruendo como si el mundo se estuviera cayendo. Salí corriendo y vi el fuego devorar las casas vecinas. Grité, pero no podía hacer nada”, relató con la voz trémula mientras observaba lo que quedaba de su vecindario.
La historia de Hye-jin Park, una joven madre que logró rescatar a su hijo de 4 años segundos antes de que las llamas consumieran su hogar, también recorre las redes sociales. “Pensé que no saldríamos vivos. Solo corrí hacia la puerta con mi hijo en brazos. Dejamos todo atrás”, dijo entre lágrimas durante una entrevista a un medio local. Park y su hijo están recibiendo atención psicológica por el trauma que enfrentaron, al igual que otras familias afectadas por el siniestro.
Investigaciones en curso
Hasta el momento, las autoridades no han confirmado la causa exacta del accidente. Sin embargo, el Ministerio de Transporte de Corea del Sur señaló que aparentemente hubo un fallo en uno de los motores del avión poco después del despegue. Los datos de la caja negra, recuperada el lunes 30 de octubre entre los escombros, serán fundamentales para determinar si factores humanos o técnicos desencadenaron la tragedia.
Al respecto, el profesor Seo Min-woo, experto en ingeniería aeroespacial de la Universidad Nacional de Seúl, comentó que “es probable que el mantenimiento de la aeronave haya sido insuficiente, considerando las denuncias previas contra Donghae Air Logistics por presuntas irregularidades”. En años recientes, la compañía ha enfrentado sanciones por el uso de piezas de repuesto no certificadas en sus aviones.
La presión internacional también se ha hecho sentir. La Oficina Regional de Asia-Pacífico de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) ha solicitado a las autoridades coreanas un informe detallado del accidente y protocolos específicos para evitar futuros incidentes similares.
El costo humano y material
Las cifras preliminares indican que, además de las 37 personas fallecidas, 18 viviendas fueron completamente destruidas y otras 25 resultaron gravemente afectadas, dejando a más de 120 personas sin hogar. El gobierno surcoreano anunció un paquete de ayuda económica de emergencia para los damnificados, aunque muchos residentes han manifestado su temor de que esta ayuda no sea suficiente.
Kim Joo-won, un comerciante local que perdió su tienda de electrodomésticos en el barrio afectado, expresó su desesperación. “Todo lo que trabajé durante décadas desapareció en segundos. ¿Cómo empezar desde cero cuando no se tiene nada?”, dijo entre sollozos frente a las cámaras de televisión. Las imágenes del devastador escenario conmovieron a millones de personas tanto dentro como fuera del país.
Por su parte, varias organizaciones humanitarias, como la Cruz Roja de Corea y la ONG Hope for Tomorrow, han desplegado equipos en Gwangju para proporcionar alimentos, ropa y refugio temporal. Asimismo, un grupo de psicólogos y voluntarios locales trabaja para brindar apoyo emocional a los sobrevivientes.
Repercusiones y medidas urgentes
En respuesta a las críticas sobre la seguridad aérea, el gobierno surcoreano prometió reformar los protocolos de supervisión de las aerolíneas y las empresas de logística aérea. A partir de la próxima semana, todas las aeronaves de Donghae Air Logistics serán sometidas a una inspección general obligatoria, según informó el ministro de Transporte, Kim Ji-yoon.
Mientras tanto, la fiscalía del país ha iniciado una investigación penal contra los principales ejecutivos de la compañía. El CEO de Donghae Air Logistics, Lee Han-kyu, ofreció disculpas públicas a las familias de las víctimas durante una conferencia de prensa el martes 31 de octubre. “Estamos cooperando plenamente con las investigaciones y aceptaremos cualquier responsabilidad que derive de las conclusiones oficiales”, afirmó.
Un llamado a la reflexión
Este accidente ha puesto en el centro de la discusión los procedimientos regulatorios de Corea del Sur, un país que en 2021 ocupó el puesto 10 en seguridad aérea a nivel global, según un informe emitido por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA). Sin embargo, voces críticas insisten en que estos estándares podrían haberse debilitado debido al aumento de la demanda de vuelos de carga tras la pandemia del COVID-19.
Mientras el país intenta sanar las heridas causadas por esta tragedia, el mundo observa con atención. La sociedad surcoreana ha demostrado resiliencia en otras ocasiones, desde desastres naturales hasta percances industriales. Sin embargo, el impacto emocional y social del accidente en Gwangju plantea preguntas incómodas sobre las prioridades y procesos en sectores críticos, como el transporte aéreo.
Fuente: Su-Hyun Lee