Se espera que la inflación de enero de 2024 se sitúe entre el 20% y 25%, según proyecciones de consultoras. El incremento de precios afecta el poder adquisitivo, reduciendo el consumo y provocando cambios en los hábitos de compra. La evolución del tipo de cambio y acuerdos salariales serán clave a futuro.
Expectativas y proyecciones para la inflación de enero
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dará a conocer en los próximos días el índice de inflación correspondiente a enero de 2024, en un contexto económico marcado por la inestabilidad y las medidas del nuevo gobierno. De acuerdo con diversas consultoras económicas y analistas de mercado, se espera que el aumento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) se ubique dentro del rango del 20% al 25%, una cifra que, si bien muestra un descenso respecto al 25,5% registrado en diciembre, sigue reflejando una aceleración inflacionaria considerable.
Según cálculos preliminares de la consultora EcoGo, la inflación del primer mes del año rondaría el 21%, manteniéndose en niveles elevados tras la fuerte suba de diciembre. Otras estimaciones, como las de C&T Asesores Económicos, apuntan a una cifra cercana al 20,6%, mientras que Analytica proyecta un índice del 21,9%. Por su parte, la estimación del economista Orlando Ferreres se ubica en torno al 22,4%, lo que sugiere que la desaceleración será apenas leve y dependerá de distintos factores económicos.
Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, señaló que el incremento en los precios sigue siendo significativo y que el ajuste tarifario, la modificación en los esquemas de subsidios a los servicios públicos y otros factores estructurales continúan ejerciendo presión sobre el índice de inflación. En tanto, la incertidumbre cambiaria y la evolución del dólar oficial también juegan un papel clave en la determinación de los precios internos.
El impacto en el consumo y las perspectivas a futuro
El incremento sostenido de los precios está afectando el poder adquisitivo de los consumidores y modificando los patrones de gasto. Según relevamientos privados, el consumo masivo experimentó una caída en las primeras semanas del año debido al efecto de la inflación sobre los ingresos de la población. En este contexto, diversas empresas y comerciantes han reportado una reducción en las ventas de productos esenciales y un cambio en las tendencias de compra, con una creciente preferencia por segundas marcas y promociones.
Las consultoras destacan que el proceso inflacionario está siendo impulsado por el arrastre de la devaluación del peso en diciembre, la reducción de subsidios y la liberación de precios en distintos sectores de la economía. A su vez, el Banco Central sigue aplicando una política monetaria restrictiva con tasas elevadas, con el objetivo de contener la inflación sin frenar completamente la actividad económica.
Otro factor clave en la dinámica de los precios es la evolución de los acuerdos de precios y salarios. Mientras el Gobierno busca reducir la asistencia estatal, sindicatos y sectores productivos plantean la necesidad de recomponer ingresos para evitar una mayor caída del poder de compra. La cuestión de la actualización salarial será determinante para la evolución de la inflación en los próximos meses.
La atención también estará puesta en el comportamiento del tipo de cambio y las medidas económicas que el Ejecutivo pueda tomar tras la publicación del dato de inflación de enero. ¿Lograrán los ajustes implementados frenar la inercia inflacionaria en los próximos meses? ¿Cómo responderá el mercado ante una posible continuidad de la tendencia alcista? La evolución de los precios será determinante para la estrategia económica del Gobierno y la percepción de la población sobre el rumbo de la economía.