Javier Milei ha capturado el apoyo de votantes desilusionados del macrismo, debilitando al PRO y generando tensiones en Juntos por el Cambio. A medida que se acercan las elecciones, las alianzas políticas entre Milei y Macri se complican, mientras el kirchnerismo acecha, lo que podría fragmentar aún más la oposición.“`html
Javier Milei y Mauricio Macri: Alianzas políticas en debate
El tablero político argentino atraviesa temblores inesperados tras el resultado de las elecciones primarias de 2023. Javier Milei, líder de La Libertad Avanza (LLA) y claro beneficiario de un voto antisistema, ha logrado cautivar a un sector significativo del electorado que solía identificarse con el espacio liderado por Mauricio Macri. Este fenómeno deja un PRO debilitado y a Juntos por el Cambio (JxC) en una encrucijada estratégica, con una disputa interna que amenaza con profundizar las grietas del espacio. Entre cálculos, amenazas y movimientos inesperados, la política argentina parece entrar en una etapa determinante.
La absorción del electorado macrista
Los resultados de las PASO destaparon un traslado masivo de votos desde Juntos por el Cambio hacia La Libertad Avanza. Analistas y encuestas coinciden en señalar que una porción considerable de los simpatizantes desencantados del macrismo optaron por canalizar su malestar a través de Milei, quien capitalizó su discurso contra la “casta política”. La agenda económica ultraliberal de Milei, junto con sus críticas al establishment político, resonó con una base que anteriormente encontraba en el PRO una alternativa al kirchnerismo. Este desangre electoral ha encendido las alarmas dentro de la coalición opositora, con Macri como figura central en un escenario que ya no le es completamente favorable.
A pesar de haber dado señales de admiración hacia Milei en el pasado, las posturas de Macri frente a este nuevo orden son ambiguas. Por un lado, sugiere simpatía ideológica, pero por otro, busca conservar la identidad de Juntos por el Cambio como opción competitiva. Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, ambos presidenciables, enfrentan el desafío de evitar una pérdida mayor de capital político en plena contienda electoral general. Entre reuniones privadas y discusiones internas, el PRO busca una estrategia para frenar el avance libertario.
El rol de los “acuerdos y enchastres”
El acercamiento entre sectores de LLA y Macri no ha pasado desapercibido. Según trascendidos, figuras relevantes del macrismo han comenzado a trabajar para Milei en forma directa o indirecta, erosionando aún más la ya debilitada cohesión interna de Juntos por el Cambio. A este fenómeno se suma el pragmatismo de ciertos actores políticos que, en un escenario volátil, buscan asegurarse un espacio en el campo vencedor. Sin embargo, no todo es armonía: las negociaciones suponen compromisos en puntos clave de ambas agendas, lo que podría derivar en tensiones o contradicciones dentro de los equipos.
En este entramado, “La Sombra”, como algunos llaman a la presencia estratégica de Macri, juega un doble papel. Por un lado, sugiere movimientos que facilitarían acuerdos específicos con Milei, especialmente en temas como desregulación económica y privatizaciones. Por otro, intenta evitar que el abrazo con el libertario se convierta en un gesto simbólico que diluya el poco caudal político que aún conserva Juntos por el Cambio. Este cálculo político parece cada vez más complejo dada la incertidumbre que envuelve al panorama electoral.
La amenaza K: la última carta del ingeniero
El kirchnerismo, representado en las próximas elecciones generales por Sergio Massa, es el enemigo común que une al macrismo y al liberertarismo. No obstante, la posibilidad de un eventual triunfo del oficialismo también marca hasta dónde estarían dispuestos a ceder Macri y su entorno para evitarlo. Las advertencias sobre un regreso del peronismo hegemónico dominan una parte del discurso opositor, buscando unir fuerzas que, de otro modo, podrían terminar más fragmentadas. Este razonamiento da aire a los potenciales acuerdos entre LLA y sectores del PRO, bajo la narrativa de evitar una “nueva década perdida”.
En el otro extremo, las acusaciones de “traición” a los ideales fundacionales del macrismo no se hicieron esperar. Sectores radicales dentro de Juntos por el Cambio observan con recelo los movimientos de Macri, considerándolos un debilitamiento de las banderas históricas de la coalición. En este contexto, el exmandatario parece jugar al límite, buscando mantener una influencia que lo proyecte como figura clave en el futuro político del país.
El horizonte incierto
A dos meses de las elecciones generales, la puja entre aliados y rivales dentro de la oposición no muestra signos de apaciguarse. Mientras Milei continúa consolidándose como un fenómeno antiestablishment, Macri y el PRO luchan por mantener el control de un bastión que se desintegra a pasos acelerados. Por su parte, el kirchnerismo observa desde la vereda opuesta, consciente de que un escenario donde la oposición llegue dividida podría allanar el camino hacia una nueva victoria peronista.
Con una sociedad expectante y desconfiada, el desenlace de esta historia promete marcar un antes y un después en el mapa político argentino. Las alianzas, los gestos y los silencios de las próximas semanas serán decisivos en un proceso electoral que parece lejos de definirse y que pone en juego no solo el futuro inmediato de las fuerzas políticas, sino también de sus líderes.
Fuente: Marcelo Falak
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