Líbano elige un nuevo presidente, el general Joseph Aoun, después de dos años de vacío político y crisis económica. El mandatario enfrentará desafíos significativos, incluido un colapso financiero y un sistema político fracturado. Las expectativas son altas, pero la desconfianza de sectores pro-Irán y la presión social complican su tarea.[Collection]
Líbano elige nuevo presidente tras dos años de vacío político
El Líbano ha puesto fin a un prolongado periodo de inestabilidad institucional tras la elección de un nuevo presidente, marcando así el fin de dos años de parálisis política en el país. El general Joseph Aoun, jefe del Ejército libanés, fue ampliamente considerado el candidato favorito de Estados Unidos y Arabia Saudita, actores clave en la región.
Un vacío de poder que paralizó al país
La ausencia de un presidente en el Líbano se prolongó desde octubre de 2021, cuando finalizó el mandato presidencial de Michel Aoun, sin que se lograra consenso político para elegir a su sucesor. Esta situación agravó las ya graves crisis económicas y sociales que enfrenta el país y paralizó el funcionamiento de las instituciones gubernamentales.
Desde entonces, los partidos políticos libaneses permanecieron estancados en sus negociaciones mientras el país continuaba sumido en un colapso financiero sin precedentes, que ha destruido la economía y empobrecido a gran parte de la población. La elección presidencial se retrasó en repetidas ocasiones por la falta de un candidato de consenso.
Joseph Aoun, un liderazgo estratégico
Joseph Aoun, comandante en jefe del Ejército libanés desde 2017, emergió como una figura clave en medio de la crisis. Durante su mandato, Aoun ha moldeado una percepción de estabilidad ligada al Ejército, una institución que, a pesar del caos político y económico, ha mantenido su cohesión y ha sido percibida como un pilar de confianza para los libaneses. Estos factores lo posicionaron como una de las opciones mejor valoradas tanto en el país como en el extranjero.
Tanto Estados Unidos como Arabia Saudita, con intereses estratégicos claros en el Líbano, respaldaron discretamente la candidatura de Aoun, considerándolo una figura que podría garantizar estabilidad y mantener una línea política más alineada con Occidente. Sin embargo, este apoyo externo fue recibido con desconfianza por parte de ciertos sectores políticos libaneses cercanos a Irán y a Hezbolá, que preferían un candidato más afín a sus intereses.
Desafíos de gobernar un país en crisis
El nuevo presidente enfrentará un panorama sumamente complicado. El Líbano está atravesando una de las peores crisis económicas del mundo en décadas. Según datos del Banco Mundial, el producto interno bruto (PIB) se ha reducido en más del 50% desde 2019, mientras que la moneda local, la libra libanesa, ha perdido más del 90% de su valor frente al dólar estadounidense.
A esto se suma un sistema político profundamente fragmentado, con facciones religiosas y políticas que compiten de manera férrea por el poder, lo que hace que las reformas estructurales sean casi imposibles de implementar. Las instituciones del Estado han sido debilitadas hasta el punto de la parálisis, mientras millones de libaneses enfrentan apagones prolongados, escasez de bienes esenciales y una pobreza generalizada.
Un futuro incierto
La elección del nuevo presidente podría significar un primer paso hacia la recuperación política, pero la tarea será titánica. Joseph Aoun deberá mediar no solo entre bloques políticos enfrentados, sino también entre potencias extranjeras cuyas influencias han marcado durante décadas el rumbo del pequeño país mediterráneo. El Líbano, ubicado en un cruce geopolítico estratégico, sigue siendo un campo de disputa entre actores como Irán, Arabia Saudita, Estados Unidos, y Francia.
Entre las prioridades inmediatas del nuevo líder estará desbloquear las ayudas internacionales, que se encuentran congeladas en medio de las demandas de reformas de transparencia. Organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) han instado repetidamente al gobierno libanés a implementar medidas drásticas para frenar el colapso financiero, incluidas auditorías completas al sistema bancario y reformas para combatir la corrupción que está profundamente arraigada en el sistema político.
Persiste la división interna
A pesar del alivio que esta elección puede generar en algunos sectores, el consenso logrado para elegir a Joseph Aoun como presidente sigue siendo un reflejo de la política de compromiso, característica del sistema político confesional del Líbano. Este sistema, basado en la representación de las diferentes comunidades religiosas del país, ha sido señalado reiteradamente como una de las raíces de la inestabilidad política en el país.
El desafío de Aoun será encontrar una manera de gobernar eficazmente en este complejo entramado político, controlado tanto por grupos sectarios como por actores externos. Las tensiones entre las facciones alineadas con Irán y las apoyadas por Arabia Saudita y Occidente continuarán marcando las decisiones políticas del país, particularmente en áreas sensibles como la política exterior y la seguridad nacional.
Sin embargo, analistas han advertido que el peso de las expectativas puestas en Aoun podría volverse en su contra si no logra avanzar rápidamente en satisfacer al menos algunas de las demandas urgentes de los ciudadanos libaneses. La paciencia de la población, agotada por años de crisis, es limitada.
Perspectivas internacionales y locales
La comunidad internacional ha dado la bienvenida con cautela a la elección del nuevo presidente, pero muchos gobiernos han subrayado que las acciones inmediatas y concretas serán claves para que el Líbano reciba el apoyo financiero y político que tanto necesita. En particular, las relaciones con los Estados Unidos, Arabia Saudita, y Francia estarán bajo el escrutinio debido a la percepción de Joseph Aoun como un candidato respaldado por potencias occidentales y del Golfo.
Al interior del país, la presión social también es significativa. En el último año, las protestas populares han subrayado la urgencia de cambios estructurales para sacar al país de su crisis. Sin embargo, las esperanzas de un cambio real se ven empañadas por la constante influencia de intereses particulares dentro del sistema político libanés.
El tiempo dirá si la elección del general Joseph Aoun podrá traducirse en una nueva era de estabilidad para el Líbano o si este será un capítulo más en la prolongada lucha del país por superar sus múltiples crisis.
Fuente: INFOBAE