Francos afirma que Macri “está nervioso” y pone en duda la reconciliación con Milei

En medio de la turbulencia política previa a las legislativas porteñas, el jefe de Gabinete Guillermo Francos dejó al descubierto la profundidad de la fractura entre Javier Milei y Mauricio Macri. En declaraciones radiales, subrayó que el expresidente atraviesa un momento de nerviosismo ante la posibilidad de sufrir una derrota en su bastión histórico, la ciudad de Buenos Aires, y agregó que el vínculo personal entre ambos podría no recomponerse.

El telón de fondo es la caída del proyecto de “ficha limpia” en el Senado, iniciativa impulsada por sectores de Pro y utilizada como punta de lanza de campaña, que naufragó tras el cambio de postura de dos senadores misioneros. Macri responsabilizó al Gobierno, mientras que Milei, en respuesta, acusó a su exaliado de sellar un pacto con Cristina Kirchner, lo que encendió aún más la interna entre libertarios y macristas.

Francos no esquivó la tensión. Denunció que Macri está exaltado por la posibilidad de ceder el control de su “reducto político permanente”, mientras que relativizó la importancia del deterioro del vínculo personal entre ambos líderes. “Puede ser que no haya recomposición personal”, admitió el funcionario, aunque diferenció el plano político, donde todavía visualiza oportunidades de acuerdos en la provincia de Buenos Aires frente al kirchnerismo.

La caída del proyecto en la Cámara alta fue una señal de conflicto. El exgobernador misionero Carlos Rovira reveló que el propio presidente lo llamó para influir en el voto de los senadores, una intervención que expuso la tensión entre el relato libertario y sus reales maniobras parlamentarias. Desde el Gobierno niegan tal participación y apuntan al macrismo por usar el fracaso legislativo como arma proselitista. En paralelo, Francos responsabilizó directamente a Macri y a Silvia Lospennato por instrumentalizar el tema con fines electorales.

El ministro se mostró decidido a avanzar en acuerdos pragmáticos en Buenos Aires, señalando que, pese a las diferencias entre Milei y Macri, los espacios políticos pueden ordenar sus estrategias. En sus palabras, “aspiramos a tener un acuerdo, es fundamental para enfrentar al kirchnerismo”. En el mismo tono, destacó el buen diálogo con dirigentes como Cristian Ritondo, aunque evitó confirmar si Macri sigue manejando las riendas provinciales del Pro.

Más allá del fuego cruzado entre antiguos aliados, Francos redobló las críticas al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, marcando distancia en la disputa por la ciudad. Puso el foco en la “falta de austeridad” en la administración local, cuestionó el aumento de impuestos y advirtió sobre el “exceso de personal”, planteando el recorte de estructura como parte del modelo libertario a nivel urbano, anticipando una campaña agresiva con Manuel Adorni liderando la lista de La Libertad Avanza en la Legislatura.

La estrategia de ampliación política de Milei está sobre la mesa. Francos volvió a subrayar que LLA, aún sin una estructura sólida, ya empieza a mostrar músculo en distritos como Chaco y Salta, donde cosechó buenos resultados en elecciones recientes. En este contexto, apuesta al crecimiento de figuras como Adorni, que cargará con la bandera libertaria en una elección clave para engrosar la bancada y pasar a la ofensiva legislativa.

En paralelo, la interna en la Corte Suprema también fue abordada. Francos se mostró abierto a discutir la propuesta del senador salteño Juan Carlos Romero de ampliar el máximo tribunal, tras el traspié oficialista en el intento de designar a Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla. Reconoció que, ante el fracaso del proyecto del Ejecutivo, la alternativa de Romero podría reabrir las conversaciones sobre reformas en el ámbito judicial.

El mapa político nacional se recalienta. La ruptura entre Milei y Macri marca un momento de redefinición de poderes y alianzas. Francos lo sabe: la campaña ya no es solo en las urnas, sino también en el terreno minado de las internas. Con cada declaración, busca modelar el nuevo tablero, donde los liderazgos se reacomodan sin que nadie asegure su permanencia. El partido apenas comienza, y las jugadas son cada vez más arriesgadas.