El ministro boliviano Eduardo del Castillo advirtió sobre intentos de desestabilización política por parte de sectores afines a Evo Morales. Acusaciones surgen en medio de tensiones internas en el Movimiento al Socialismo (MAS). Del Castillo aseguró que el gobierno no permitirá que estas acciones afecten la paz y la estabilidad del país.[Collection]
Ministro boliviano alerta sobre intentos de desestabilización gubernamental
Acusaciones apuntan a sectores afines a Evo Morales
El ministro de Gobierno de Bolivia, Eduardo del Castillo, aseguró que existen intenciones de sectores vinculados al expresidente Evo Morales para generar un clima de desestabilización política en el país. Según Del Castillo, estos grupos están activamente buscando “convulsionar” la sede del gobierno en La Paz. Las declaraciones surgieron en medio de tensiones internas dentro del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido gobernante, que han vuelto a mostrar divisiones entre el ala que apoya al actual presidente, Luis Arce, y los seguidores de Morales.
En un comunicado realizado el sábado, Eduardo del Castillo expresó que “ciertos actores políticos” están promoviendo acciones desestabilizadoras bajo el pretexto de defender los movimientos sociales. Sin embargo, enfatizó que el Gobierno actuará de manera firme para mantener la paz y el orden en el país.
Denuncias en un contexto de conflictos internos
La crisis política en Bolivia se ha intensificado en los últimos meses debido a crecientes enfrentamientos dentro del MAS. Mientras el presidente Luis Arce intenta consolidar su gestión, los sectores leales a Evo Morales han intensificado sus críticas, acusando al gobierno de centralizar decisiones y de desatender los principios del partido. Morales, quien lideró Bolivia durante casi 14 años, mantiene una fuerte base de apoyo, especialmente en las áreas rurales.
El intento de “convulsionar” del que habla Del Castillo coincide con reportes de movilizaciones y protestas en varias regiones del país, lideradas por sectores considerados tradicionales aliados al MAS. Según el ministro, estas acciones no buscan justicia social, sino generar caos: “No permitiremos que intentos de convulsión afecten a nuestro pueblo y a nuestro gobierno”, manifestó.
La relación entre Morales y el Ejecutivo
Evo Morales, quien había dejado la presidencia en 2019 tras acusaciones de fraude electoral y un posterior asilo en México y Argentina, regresó a Bolivia en 2020 luego de que Luis Arce asumiera como presidente. Aunque en un inicio parecía haber una relación armónica entre ambos líderes, las tensiones internas han crecido profundamente con el tiempo.
El ministro Eduardo del Castillo, quien es identificado como parte del círculo cercano de Arce, ha acusado anteriormente a los seguidores de Morales de actuar con intereses políticos que no reflejan las necesidades del pueblo boliviano. En este último pronunciamiento, criticó a aquellos que buscan “manipular” a las bases sociales para sus propios objetivos de poder.
Movilizaciones y preocupación ciudadana
En los últimos días, varias organizaciones sociales y campesinas han anunciado posibles manifestaciones para exigir respuestas sobre demandas locales y también en protesta contra decisiones gubernamentales. Si bien estas movilizaciones no han alcanzado un nivel crítico, las autoridades temen que escalen y generen conflictos mayores. “Estamos monitoreando cualquier actividad irregular y no permitiremos actos fuera de la ley”, enfatizó Del Castillo.
Por su parte, líderes de algunos sectores afines a Morales han negado tener intenciones de generar inestabilidad, calificando las acusaciones del ministro como “infundadas”. Además, han acusado al Ejecutivo de querer dividir al movimiento social. Pese a estas declaraciones, analistas políticos señalan que las pugnas internas dentro del MAS están afectando la imagen del partido y podrían tener repercusiones en las elecciones previstas para 2025.
Desafíos para la gobernabilidad
El gobierno de Luis Arce enfrenta un delicado equilibrio entre mantener el control político y gestionar las demandas tanto de la población como de los diversos sectores del MAS. Las divisiones internas y las acusaciones cruzadas entre las alas del partido exacerban las tensiones, lo que podría tener impactos a largo plazo en la estabilidad del país.
En este contexto, Eduardo del Castillo hizo un llamado a la unidad de los movimientos populares, resaltando que el gobierno “trabaja por el bienestar del pueblo” y no permitirá que “grupos interesados utilicen a las organizaciones sociales como herramientas de desestabilización”. Sin embargo, esta convocatoria parece difícil de lograr dado el clima de confrontación interna.
Mientras tanto, el escenario político boliviano continúa siendo incierto, con un MAS fracturado y un Ejecutivo que enfrenta crecientes presiones tanto dentro como fuera del partido.
Fuente: Newsroom Infobae