Las mujeres en Latinoamérica son esenciales en la conservación de ecosistemas, liderando iniciativas que fortalecen la sostenibilidad. Desde la protección de manglares en Belice hasta la reforestación en Perú, su labor impulsa el empoderamiento y la educación ambiental, enfrentando desafíos y promoviendo un futuro equilibrado para la naturaleza y las comunidades.[Collection]
Mujeres líderes en conservación de ecosistemas en Latinoamérica
En toda Latinoamérica, las mujeres desempeñan un papel central en la conservación de los ecosistemas, demostrando que su liderazgo es esencial para garantizar un planeta donde tanto la naturaleza como las comunidades humanas puedan prosperar juntas. Desde los manglares de Belice hasta los Andes peruanos, el impacto de sus esfuerzos comienza a ganar visibilidad y reconocimiento a nivel global.
El impacto de las mujeres en la gestión de recursos naturales
En regiones donde los conflictos ambientales se entrelazan con desigualdades socioeconómicas, muchas mujeres han estado al frente de iniciativas transformadoras. Ana María Hernández, presidenta de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES por sus siglas en inglés), destacó en una conferencia reciente que “empoderar a las mujeres en la conservación no es solo un asunto de equidad, es una necesidad estratégica para la sostenibilidad de los ecosistemas en América Latina”.
Un ejemplo concreto de este liderazgo se encuentra en la Reserva Marina Bacalar Chico, en Belice, donde Rosa Mena, integrante de una cooperativa de pesca sostenible, trabaja incansablemente para asegurar la protección de los manglares y la biodiversidad marina local. “Si no cuidamos lo que nos da sustento, no hay futuro para nuestras familias”, afirma Mena, cuya labor consiste en educar a las comunidades en prácticas pesqueras amigables con el medio ambiente.
Protección de la biodiversidad desde una perspectiva inclusiva
En países como Perú, Laura Vargas, ingeniera forestal y líder de la Asociación de Mujeres Andinas Protectoras del Agua (AMAPA), encabeza proyectos dedicados a la recuperación de fuentes hídricas en los Andes. Este grupo, compuesto por más de 50 mujeres rurales, trabaja en la reforestación de áreas críticas utilizando especies nativas, logrando equilibrar la conservación del ecosistema con las necesidades agrícolas de las comunidades locales. Vargas enfatiza que “no se trata solo de plantar árboles, sino de garantizar que nuestras hijas y nietas hereden tanto tierras fértiles como conocimientos sostenibles”.
En Brasil, las colectivas lideradas por mujeres indígenas tienen un impacto crucial en la defensa de la Amazonía. La activista Sonia Guajajara, coordinadora de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), ha sido una figura clave en la resistencia frente a la deforestación y las industrias extractivas. Guajajara considera que sus raíces y conexión con la tierra son fuerzas esenciales: “La selva y nosotras somos una sola identidad; luchar por ella es luchar por nuestra propia existencia”.
Educar para transformar: mujeres como agentes de cambio
La educación ambiental liderada por mujeres también juega un rol fundamental en la sostenibilidad a largo plazo. En México, Mariana Castro, fundadora del programa “Eco Mujeres” en Quintana Roo, capacita a mujeres campesinas en técnicas de agroecología que reducen el impacto ambiental de la agricultura tradicional. Este modelo no solo aumenta la productividad sostenible, sino que también fortalece a las comunidades al brindarles independencia económica y un conocimiento aplicable a nivel local.
Asimismo, iniciativas como la Escuela de Mujeres Líderes por la Conservación en Colombia, creada por la Fundación Natura, entrenan cada año a decenas de mujeres en liderazgo ambiental, gestión de recursos y negociación en conflictos territoriales. Este enfoque proactivo ha permitido a comunidades enfrentar desafíos como la minería ilegal y la contaminación de ríos, fortaleciendo al mismo tiempo la cohesión social.
Entrecruzamiento de género y políticas públicas
A pesar de sus logros, las mujeres líderes en conservación enfrentan importantes barreras, desde la ausencia de financiamiento hasta un acceso limitado a espacios de toma de decisiones. Según un informe de The Nature Conservancy, menos del 20 % de los proyectos de conservación en América Latina son diseñados o liderados por mujeres, una cifra que señala la desigualdad persistente en el sector ambiental.
Sin embargo, la situación comienza a cambiar gracias a programas que fomentan una mayor participación femenina en políticas públicas ambientales. Iniciativas como el Fondo de Liderazgo Ambiental para Mujeres (WALF, por sus siglas en inglés), impulsado en colaboración con la ONU, buscan garantizar que los enfoques de género estén presentes en la planificación de proyectos ambientales y en la administración de fondos destinados a la conservación.
Reconociendo el trabajo de las mujeres en la conservación
El reconocimiento a las mujeres que enfrentan desafíos y sacrificios para proteger las áreas naturales ha ganado fuerza en los últimos años. Organizaciones como The Nature Conservancy han promovido plataformas que visibilizan estos esfuerzos, al tiempo que instan a los gobiernos, empresas y sociedad civil a respaldar económicamente las iniciativas lideradas por ellas.
Como señala Karen Richardson, directora regional para América Latina de The Nature Conservancy: “El compromiso y la resiliencia de estas mujeres no solo están transformando los territorios donde trabajan, sino que inspiran un nuevo modelo de conservación basado en la inclusión, la equidad y la sostenibilidad”.
La participación de mujeres en la conservación no es opcional, sino estructural para garantizar un futuro en el cual naturaleza y ser humano coexistan en armonía. Las historias de estas líderes latinoamericanas son un recordatorio de que cada acción, por pequeña que sea, cuenta para preservar este planeta que todas y todos compartimos.
Fuente: The Nature Conservancy