Las nuevas tarifas en Argentina endurecen las multas de tránsito, especialmente por alcoholemia, con sanciones que superan los 300.000 pesos. También aumentan las penalidades por exceso de velocidad, uso del celular y falta de documentación. Autoridades buscan reducir accidentes viales mediante controles más estrictos, educación vial y colaboración ciudadana.[Collection]
Nuevas tarifas de infracciones de tránsito: ¿Qué cambiará?
Las multas más altas en años
Conducir bajo los efectos del alcohol en Argentina tiene a partir de este año un costo mucho más elevado. Según la más reciente actualización de las tarifas de infracciones de tránsito, las sanciones por conducir alcoholizado pueden superar los 300.000 pesos, marcando un incremento significativo respecto a años anteriores. Esta medida busca endurecer las penalidades y promover una mayor concienciación sobre la seguridad vial en el país.
Este ajuste tarifario se da en el marco de una creciente preocupación por los accidentes viales relacionados con el consumo de alcohol. Las autoridades de tránsito explicaron que, a través de estas sanciones más severas, se espera reducir los índices de siniestralidad y generar un cambio cultural entre los conductores argentinos.
Incremento sustancial en las multas
El aumento de las multas abarca no solo casos de conducción bajo efectos del alcohol, sino también una serie de infracciones graves. Entre las faltas más afectadas por esta nueva escala tarifaria se encuentran el exceso de velocidad, el uso indebido del celular al conducir, y la falta de documentación obligatoria del vehículo o del conductor.
Por ejemplo, un conductor que supere los niveles de alcohol permitidos puede enfrentar multas que oscilan entre los 150.000 y los más de 300.000 pesos, dependiendo del grado de alcohol en sangre y otras circunstancias agravantes, como reincidencias previas. En estos casos, la sanción podría incluir además el retiro de la licencia y la obligación de realizar cursos de educación vial.
La normativa vigente y los niveles permitidos
Según las leyes actuales, el límite de alcohol permitido en sangre para conductores particulares es de 0,5 g/l, mientras que para motociclistas se establece en 0,2 g/l. Los conductores de transporte público tienen tolerancia cero. Las penalidades aplicadas van aumentando proporcionalmente de acuerdo con el nivel de alcohol detectado durante los controles realizados en operativos viales.
Los organismos encargados de fiscalizar estas normativas, como la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), han intensificado los operativos de alcoholemia en puntos estratégicos de todo el país. El objetivo de estas acciones es identificar a los infractores y sancionarlos conforme a la nueva escala tarifaria.
Otras infracciones con penalidades actualizadas
Además de las multas relacionadas al consumo de alcohol, otras infracciones también han experimentado incrementos significativos en sus sanciones económicas. Por ejemplo, conducir sin el seguro obligatorio actualizado puede costar más de 30.000 pesos, mientras que exceder los límites de velocidad en más de un 40% puede llegar a representar hasta 150.000 pesos de multa.
El uso del teléfono celular durante la conducción, una de las faltas más recurrentes, alcanzará sanciones que rondan los 50.000 pesos, subrayando la intención de las autoridades de priorizar la concentración de los conductores al volante.
Impacto en la sociedad y objetivos de la medida
Si bien las nuevas tarifas buscan disuadir conductas peligrosas, también han generado preocupación entre los conductores por el impacto económico que podría representar en caso de una infracción. No obstante, voceros del gobierno defienden la iniciativa al argumentar que el objetivo principal no es recaudar dinero, sino fomentar una conducción segura y prevenir siniestros viales.
Las estadísticas oficiales respaldan esta medida, ya que indican que un porcentaje significativo de los accidentes mortales en el país están vinculados al exceso de velocidad y al consumo de alcohol. En este sentido, las autoridades esperan lograr una reducción tangible de estos incidentes, al tiempo que se avanza en campañas de educación vial dirigidas tanto a conductores experimentados como a nuevos conductores que recién obtienen su licencia.
Se destacó la importancia de que las sanciones económicas vayan acompañadas de otras iniciativas, como controles más estrictos, capacitaciones y unidades de asistencia vial en puntos críticos del país. Esto formaría parte de un plan integral para mejorar la seguridad en las calles y rutas de Argentina.
Esfuerzos conjuntos entre organismos
Para garantizar el cumplimiento de las nuevas disposiciones, la ANSV trabaja en conjunto con fuerzas policiales y municipios de diferentes provincias. Así, se busca que las políticas de tránsito tengan un alcance y una aplicación uniforme en todo el territorio nacional.
El director ejecutivo de la ANSV, Pablo Martínez Carignano, afirmó recientemente: “No podemos seguir permitiendo que la imprudencia al volante se lleve vidas. Estas tarifas más altas buscan que cada conductor piense en las consecuencias de sus decisiones antes de tomar el volante bajo efectos del alcohol o sin respetar las normas”.
Además, las autoridades solicitaron a los ciudadanos colaborar evitando comportamientos de riesgo e informando sobre irregularidades viales que puedan poner en peligro la vida de otros conductores y peatones.
Reacciones públicas
La sociedad ha manifestado posiciones divididas frente a las nuevas tarifas. Algunos sectores consideran que la medida es necesaria para combatir la irresponsabilidad vial, mientras que otros opinan que los montos son desproporcionados e imposibles de afrontar para gran parte de la población.
Entidades como la Asociación Civil Luchemos por la Vida celebraron la iniciativa y la catalogaron como un avance positivo hacia la reducción de muertes en siniestros. Por su parte, agrupaciones de conductores y transportistas expresaron inquietud, argumentando que estas sanciones podrían dejar a muchos ciudadanos con dificultades económicas severas.
El tiempo dirá si estas medidas se traducen en una verdadera disminución de las infracciones y en una mejora de los índices de seguridad vial en Argentina.
Fuente: Redacción El Esquiú