El 30 de diciembre de 2024, un oleaje extremo azotó Ecuador, Chile y Perú, causando tres muertes y afectando severamente la actividad pesquera. En Ecuador y Chile, víctimas fueron arrastradas por las olas, mientras que Perú cerró más de 100 puertos. Expertos advierten sobre el impacto del cambio climático en estos fenómenos.[Collection]
Oleaje extremo causa muertes en Ecuador y Chile, afecta puertos en Perú
Un fenómeno que dejó tres víctimas y afectó a cientos de personas
El pasado 30 de diciembre de 2024, un fuerte oleaje azotó las costas de Ecuador, Chile y Perú, causando estragos significativos en las comunidades costeras. Este fenómeno dejó un saldo de tres personas fallecidas: dos en Ecuador y una en Chile. Además, en Perú, más de 100 puertos fueron cerrados como medida preventiva, ocasionando severos contratiempos en la actividad pesquera artesanal y en el comercio local. Según reportes oficiales, las olas alcanzaron alturas de hasta cuatro metros, generando inundaciones y daños materiales.
Impacto en Ecuador
En las costas ecuatorianas, dos muertes fueron confirmadas tras el impacto del oleaje extremo. Las autoridades locales informaron que una de las víctimas, un pescador artesanal de 45 años, fue arrastrado por una ola mientras intentaba asegurar su embarcación en la provincia de Manabí. La otra víctima, una joven de 23 años, falleció tras ser golpeada por una roca desprendida debido a la fuerza de las olas en la playa de Atacames, Esmeraldas. Los daños materiales incluyen embarcaciones destruidas, sectores turísticos anegados y pérdidas en comercios locales que dependen del turismo costero.
Chile en estado de alerta
En Chile, las olas alcanzaron niveles extraordinarios en varias regiones del litoral central y sur del país. La Capitanía de Puerto de Valparaíso informó que una mujer de 38 años perdió la vida tras ser arrastrada por una corriente marina mientras disfrutaba de un paseo en las playas de Reñaca. Autoridades chilenas implementaron un estado de alerta costera, instando a la población a extremar precauciones y evitar zonas vulnerables. Además, cerca de 35 pequeñas embarcaciones resultaron dañadas o completamente destruidas, según ONEMI (Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior).
Perú: puertos cerrados y negocios paralizados
En el vecino Perú, los efectos del oleaje extremo también fueron devastadores. La Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú decretó el cierre de más de 100 puertos distribuidos a lo largo de las costas del país. Esta medida afectó principalmente a la pesca artesanal, considerada el sustento económico de cientos de familias peruanas. Asimismo, varios negocios ubicados en áreas cercanas al malecón reportaron pérdidas por la inundación de sus locales. “El nivel del mar subió inesperadamente y no tuvimos tiempo de evacuar nuestras mercancías”, explicó César López, propietario de un restaurante en Chimbote.
Orígenes del fenómeno
De acuerdo con los expertos del Instituto Oceanográfico de la Armada de Ecuador (INOCAR), el fenómeno de oleaje extremo se originó por un sistema de alta presión atmosférica en el Pacífico Sur. Esto generó un incremento inusual en la intensidad del viento, lo que a su vez provocó olas de gran magnitud que se desplazaron hacia las costas sudamericanas. La Marina chilena respaldó esta teoría y destacó que el evento estaba relacionado con el impacto del cambio climático, que está intensificando los patrones de clima extremo en la región.
Recomendaciones y medidas preventivas
Ante la amenaza de oleajes similares, las autoridades de los tres países reforzaron sus planes de contingencia. En Ecuador y Chile, se están instalando nuevas boyas de monitoreo para prever condiciones adversas en el mar, mientras que en Perú, se han impartido capacitaciones a pescadores y comerciantes sobre cómo afrontar emergencias marítimas. “Debemos adoptar una cultura preventiva que nos permita mitigar los daños de estos fenómenos cada vez más frecuentes”, señaló el almirante Augusto Ramírez, director de operaciones de la Marina ecuatoriana.
La población costera, en su mayoría dependiente de la pesca y el turismo, sigue afrontando duras consecuencias económicas y materiales. Las autoridades han iniciado programas de ayuda humanitaria y de reconstrucción, pero los habitantes temen que la recuperación total sea un proceso largo y complejo en medio de un contexto de vulnerabilidad climática creciente.
Para más información: LA NACION