El paro de colectivos en Buenos Aires, programado para el 16 de enero, afecta líneas del 200 en adelante debido a una deuda provincial de $39.000 millones con el sector. La crisis financiera, agravada por tarifas congeladas y subsidios insuficientes, amenaza la continuidad del servicio y plantea riesgos laborales y de movilidad.
Paro de colectivos en Buenos Aires: causas y efectos
Interrupción masiva en el transporte público desde este jueves
Este jueves 16 de enero, los usuarios del transporte público en la provincia de Buenos Aires enfrentarán un paro que afectará a las líneas de colectivos numeradas del 200 en adelante. Según informaron las empresas de transporte, esta medida de fuerza surge como respuesta a una deuda acumulada de $39.000 millones que la provincia de Buenos Aires mantiene con el sector, poniendo en jaque la continuidad operativa de los servicios.
La acción programada para este jueves es un llamado de atención ante una situación que las cámaras empresariales del transporte consideran “insostenible”. Asimismo, advirtieron que, de no generarse soluciones concretas en lo que respecta al atraso en los pagos, podrían producirse nuevas interrupciones del servicio durante el próximo mes de febrero.
Contexto: un sistema en crisis financiera
Las empresas de transporte que operan en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y que dependen de subsidios provinciales han denunciado repetidamente que los fondos otorgados están lejos de ser suficientes para cubrir los costos operativos. Esta crisis se ve agravada por la falta de actualizaciones tarifarias, lo que impide que los ingresos por venta de pasajes compensen el desfasaje.
“Estamos al límite. Sin subsidios actualizados y con una tarifa congelada, no hay manera de sostener los servicios”, señaló Pedro Machiavelli, vocero de una de las principales cámaras de transporte en la provincia. Según el sector, el déficit crónico está comenzando a repercutir directamente en la calidad y continuidad del servicio, afectando a cientos de miles de usuarios diarios.
Impacto sobre los usuarios y medidas paliativas
Los residentes de la provincia de Buenos Aires que dependen de las líneas de colectivos afectadas se verán obligados a buscar alternativas de traslado este jueves, incrementando la demanda en otros medios de transporte ya saturados como el tren y el automóvil particular. Además, se anticipan condiciones complicadas de circulación, especialmente en los horarios pico.
En paralelo, las organizaciones sindicales del transporte han expresado su apoyo a las reclamos de las empresas, argumentando que las condiciones actuales también impactan los salarios y el empleo del sector. Desde UTA, el principal gremio que representa a los choferes, advirtieron que la continuidad de los empleos podría ponerse en riesgo si las autoridades no aportan una solución integral a este conflicto económico.
El papel del Gobierno bonaerense
La administración provincial reconoce la existencia de la deuda de $39.000 millones con las empresas, pero insiste en que los niveles de transferencias ya realizados durante el 2023 han sido “los más altos en años recientes”. Sin embargo, las compañías aseguran que tales transferencias solo cubrieron una porción mínima de los costos operativos acumulados.
El gobernador de Buenos Aires también enfrenta la presión de mantener congelada la tarifa del transporte público en un contexto de alta inflación, una medida que busca proteger el bolsillo de los usuarios pero que contribuye a perpetuar el desequilibrio financiero del sistema.
“Estamos trabajando para alcanzar una solución satisfactoria que permita la continuidad del servicio”, declararon voceros de la Subsecretaría de Transporte Provincial, aunque no precisaron aún ninguna medida concreta más allá del llamado al diálogo con las empresas.
Posibles escenarios a partir de febrero
Si no se logra una solución antes de fin de mes, los usuarios podrían enfrentar paros recurrentes o incluso una reducción permanente en los servicios. Este panorama plantea preocupaciones sobre el futuro de la movilidad en el AMBA, que depende en gran medida de un sistema de transporte público accesible y eficiente.
De acuerdo con analistas del sector, la única salida sostenible sería la implementación de un esquema financiero que incluya no solo el ajuste de subsidios sino también una revisión de las tarifas vigentes. Sin embargo, esta última opción enfrentaría una resistencia significativa por parte de los usuarios, que ya se enfrentan a un contexto económico difícil.
Dado el nivel de tensión actual entre las partes involucradas, enero y febrero se perfilan como meses clave para definir tanto el corto como el mediano plazo del servicio de colectivos en Buenos Aires.
Fuente: Santiago Spaltroy