La producción industrial pyme en Argentina cayó un 9,8% en 2024, afectada por la baja en el consumo interno y la crisis económica. Los sectores de alimentos y bebidas, así como químicos y plásticos, fueron los más perjudicados, enfrentando serias dificultades en costos y demanda. Las perspectivas para 2025 son preocupantes.
Producción industrial pyme cae 9,8% en 2024
Golpe al sector pyme: desplome de casi un 10% en el año
La producción industrial pyme registró una alarmante caída del 9,8% durante el año 2024 en comparación con el período anterior. Según un informe reciente difundido por el sector, las ramas más afectadas fueron “Alimentos y bebidas” y la industria de “Químicos y plásticos”, con retrocesos interanuales de 12,3% y 12% respectivamente. Ambas actividades, consideradas esenciales en la cadena productiva, enfrentaron serias dificultades producto de la baja en el consumo interno y la crisis económica que atraviesa al país.
El informe, elaborado por diversas cámaras que agrupan a las pequeñas y medianas empresas industriales de Argentina, también destaca que otros sectores, como el metalúrgico y el textil, presentaron desaceleraciones, aunque con caídas menos pronunciadas. El estancamiento de la economía, combinado con la inflación persistente y una caída del poder adquisitivo de los consumidores, se menciona como la principal causa que explica este retroceso generalizado en la actividad pyme.
Alimentos y bebidas: el impacto más profundo
El sector “Alimentos y bebidas”, un rubro de gran incidencia tanto en el mercado interno como en las exportaciones, sufrió una baja acumulada del 12,3% durante 2024. Las caídas más marcadas se registraron en la venta de productos básicos, como harinas, aceites y lácteos. Las pymes dedicadas a esta actividad aseguran que, además de la menor demanda, también enfrentan incrementos constantes en los costos de producción, especialmente en insumos esenciales como energía, combustible y materias primas.
“El consumidor argentino está eligiendo productos de menor precio o directamente desistiendo de comprar”, afirmó un empresario pyme del rubro alimenticio que prefirió mantener el anonimato. La situación genera preocupación no sólo en los fabricantes, sino también en toda la red de distribución e intermediación que depende de este sector para subsistir.
Industria química y de plásticos: en picada
El desempeño del sector químico y plástico también encendió las alarmas al registrar una contracción del 12% en 2024. Este rubro enfrenta situaciones complejas vinculadas a la volatilidad del tipo de cambio, los elevados costos de importación y la escasez generalizada de divisas, que dificultan la adquisición de insumos clave para la fabricación de bienes.
“Realizamos un esfuerzo enorme para mantenernos a flote en un contexto adverso que no da tregua”, expresó el titular de una empresa mediana especializada en la fabricación de envases plásticos. Según señaló, la falta de previsibilidad en cuestiones cambiarias y la menor inversión privada atentan contra el desarrollo de nuevos proyectos, limitando las posibilidades de crecimiento del sector.
Factores estructurales y desafíos para 2025
Además de la caída en el consumo interno, otros factores estructurales contribuyeron al retroceso industrial. Las altas tasas de interés, los problemas en la cadena de suministros y una menor competitividad en mercados externos también golpearon a las pymes manufactureras argentinas. Varios representantes del sector advierten sobre la dificultad de planificar a futuro en un escenario económico con niveles de incertidumbre tan elevados.
Por otra parte, expertos subrayan que la falta de financiamiento accesible y políticas de fomento específicas para las pequeñas y medianas empresas continúa siendo una asignatura pendiente. “Es fundamental que el Estado implemente medidas de alivio fiscal y generación de créditos blandos si se pretende evitar una crisis aún mayor en 2025”, alertó un economista consultado sobre el tema.
De cara al próximo año, el sector aguarda señales positivas que puedan revertir la tendencia contractiva, aunque por el momento las perspectivas no son alentadoras. Una eventual reactivación del mercado interno, junto con una mayor estabilidad macroeconómica, aparece como una de las pocas vías para salvar a las pymes industriales de una recesión prolongada.
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