La eliminación del **Impuesto PAIS** en Argentina genera un debate sobre sus efectos en la economía. Esperan alivios en costos de importación para alimentos y medicinas, pero la incertidumbre persiste. Aunque puede beneficiar al sector agroexportador, surgen dudas sobre la recaudación fiscal y la inflación en un contexto económico complicado.[Collection]
Quita del Impuesto PAIS y sus efectos en la economía argentina
Una medida en el centro del debate
El anuncio de la eliminación del **Impuesto Para una Argentina Inclusiva y Solidaria (PAIS)** para las importaciones de bienes esenciales ha generado una ola de repercusiones en distintos sectores del país. Aplicado en 2019 como parte de un paquete de emergencia económica, este tributo buscaba estabilizar la recaudación en un contexto de fuerte presión fiscal y cambiaria. Sin embargo, con el paso del tiempo, fue criticado por su impacto negativo en los costos de producción y, por ende, en los precios al consumidor.
El Gobierno justificó esta medida como una forma de aliviar los costos de importación en áreas clave como alimentos, medicamentos e insumos vinculados a la industria o al transporte. Pero mientras algunos celebran la decisión, otros analizan con recelo los verdaderos efectos que la quita tendrá en la economía real.
Impacto en la cadena productiva
Para los sectores productivos, la eliminación del Impuesto PAIS llega como un alivio necesario en medio de un escenario económico complejo, donde los costos crecientes y la inflación han puesto en jaque a muchas empresas. Pedro Mancini, referente del sector agroindustrial, expresó que el impuesto había encarecido insumos clave, desde fertilizantes hasta maquinarias, y que su eliminación podría, por fin, reducir algunos costos operativos.
Sin embargo, no todos los sectores compartieron el mismo optimismo. Si bien la industria alimenticia anticipa que podría haber una disminución en los costos asociados a la producción, este alivio dependerá de que el resto de las condiciones estructurales —como la estabilidad cambiaria y la inflación— no generen nuevos obstáculos.
Mónica Ferreira, representante de pequeños industriales textiles, señaló que, aunque la medida es positiva en teoría, no resolverá los problemas de fondo de las pequeñas y medianas empresas. “El costo sigue siendo enorme. Incluso si bajás un impuesto, pero el dólar sigue aumentando y el crédito está inaccesible, las pymes quedamos ancladas en el mismo lugar”, afirma.
La mirada del sector agroexportador
Uno de los sectores más beneficiados podría ser el agroexportador, que venía reclamando hace tiempo una revisión de los impuestos y gravámenes que encarecían notablemente su actividad. Con la eliminación del tributo, los productores prevén que los costos de los fertilizantes, semillas y otras herramientas importadas se reducirán, beneficiando indirectamente a toda la cadena.
Sin embargo, especialistas advierten que el impacto dependerá de cuán rápido se regularicen los trámites impositivos y aduaneros, un área históricamente cuestionada por su burocracia. Federico Parodi, economista especializado en comercio internacional, explica: “La medida puede ser vista como un parche, porque no ataca el problema principal de cómo manejamos las importaciones ni el tipo cambiario”.
Presión sobre la recaudación: ¿se traslada el costo a otro lado?
Uno de los interrogantes clave que dejó el anuncio es de qué manera el Estado cubrirá el hueco fiscal que genera la eliminación de este impuesto. La recaudación por el Impuesto PAIS representaba una fuente de ingresos significativa, en especial para sostener gastos sociales y recursos destinados a la deuda pública.
Desde el oficialismo sugieren que la mejora en la competitividad que traería esta eliminación podría generar, a mediano plazo, un aumento en la actividad económica y, con ello, una recaudación más estable por otros conceptos. Por su parte, los economistas más críticos advierten que si no se compensan adecuadamente estos ingresos, el déficit podría terminar agravándose. Esto, en un contexto donde el financiamiento externo es escaso, podría traducirse en una mayor emisión monetaria y, eventualmente, más inflación.
¿Podría esto reflejarse en los precios al consumidor?
Una de las promesas implícitas de esta medida es que, al reducirse los costos de importación, algunos precios internos podrían experimentar bajas. Sin embargo, referentes del sector industrial y comercial advirtieron que este efecto no necesariamente será inmediato ni uniforme. Empresas que ya tienen stock adquirido al precio anterior seguirán utilizando esos insumos, y la dinámica de los precios mayoristas a menudo tiene un desfase considerable hasta llegar a los consumidores finales.
En un país en el que la inflación interanual ya supera los tres dígitos, el impacto palpable de esta medida en las góndolas será observado con lupa. Muchos argentinos, golpeados fuertemente por la pérdida de poder adquisitivo, esperan que la eliminación del tributo no sea apenas un gesto cosmético, sino un paso sustentable hacia una baja real en los precios de productos esenciales.
Una decisión cargada de tensiones políticas
Más allá de su contenido técnico, la decisión de eliminar el Impuesto PAIS tiene un trasfondo innegablemente político. En un año marcado por tensiones sociales y con elecciones generales en el horizonte, el Gobierno parece estar buscando medidas que den alivio a los sectores más críticos, al tiempo que intenta consolidar apoyos en el campo productivo.
Sin embargo, la medida podría complicar el diálogo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), en un momento en que el cumplimiento de las metas fiscales pactadas es clave para garantizar los desembolsos del organismo. Esta tensión pone de manifiesto las limitaciones de un escenario donde cada decisión económica tiene, inevitablemente, impactos en múltiples frentes.
Entre promesas de alivio y desafíos por enfrentar, la eliminación del Impuesto PAIS es un paso que busca corregir algunos desajustes, pero que abre una serie de interrogantes sobre su sostenibilidad y sus verdaderos efectos en la economía diaria de los argentinos.