El kirchnerismo está en alerta ante rumores de que la Corte Suprema podría ratificar la condena de seis años de prisión y la inhabilitación perpetua de Cristina Kirchner. Este escenario generaría una crisis política en el peronismo, con llamados a movilizaciones y un clima de tensión ante posibles proscripciones.
El kirchnerismo en alerta ante una posible proscripción de Cristina Kirchner
La tensión política escaló tras intensificarse los rumores de que la Corte Suprema podría fallar en contra de los recursos presentados por la defensa de Cristina Fernández de Kirchner en la causa conocida como “Vialidad”. El kirchnerismo encendió las alarmas ante la posibilidad de que el tribunal ratifique la condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, lo que dejaría fuera a la expresidenta de los próximos comicios en la provincia de Buenos Aires, donde ya anunció su candidatura como legisladora. “Sería el fin de la democracia como la conocimos desde 1983”, advierten desde su entorno.
Como respuesta inmediata, el Instituto Patria convocó a una reunión de urgencia con representantes del peronismo político, social y sindical. Diputados, senadores, organizaciones y ciudadanos “sueltos” fueron invitados para definir una estrategia ante lo que consideran un intento de proscripción. Paralelamente, Cristina encabezará un acto en homenaje a los fusilados de José León Suárez, un evento altamente simbólico que busca anclar el relato de resistencia en la memoria histórica del peronismo.
El fallo en la causa Vialidad, donde el Tribunal Oral Federal N.º2 ya había condenado a Cristina en 2022 por administración fraudulenta, fue ratificado por la Cámara de Casación en noviembre. La última instancia es la Corte Suprema. Desde el kirchnerismo ven en la decisión del máximo tribunal una maniobra política para eliminarla de la contienda electoral. No se trataría solo de una causa judicial sino de una jugada estratégica impulsada, afirman, por una coalición de intereses encabezada por Mauricio Macri, Javier Milei y sectores concentrados de la economía. “Lo que les da miedo no es una persona, sino lo que representa”, aseguran cerca de la exmandataria.
La posible sentencia sería inminente, incluso con fecha tentativa: “el martes a las 10 de la mañana”, según filtraciones periodísticas. Mientras tanto, la Corte rechazó el pedido de recusación presentado por la defensa de Cristina contra uno de sus magistrados, Ricardo Lorenzetti, lo que en los hechos acercaría la resolución definitiva. La jugada sería doble. Por un lado, consolidar la exclusión de Cristina del marco electoral. Por el otro, enviar una señal de fuerza al interior del sistema político sobre quién tiene el verdadero poder de disciplinar.
Ante este escenario, el kirchnerismo endureció su discurso. “La gente nos está preguntando qué hacer”, explican desde el entorno de la ex jefa de Estado, y anticipan que podría salir de la reunión del Patria una movilización popular antes del fallo. En las últimas 48 horas, varias figuras del espacio manifestaron su repudio y exigieron una postura activa de todo el arco peronista. El clima es de guerra interna.
Las declaraciones encendidas se multiplican. Cristina, en un acto en Paso de los Libres, fue categórica: “Si estoy tan acabada, ¿por qué no me dejan competir y me derrotan políticamente?”. La decisión ya no parece moverse en el plano judicial sino en el político. “Primero intentaron designar por decreto a jueces, después fracasó la ley Ficha Limpia en el Congreso y ahora avanzan con la Corte”, sostienen desde el Instituto Patria.
El impacto se extiende hacia las provincias, donde los gobernadores guardan silencio o, directamente, marcan distancia. En su reciente mensaje, Cristina criticó explícitamente la falta de compromiso de los dirigentes territoriales: “A ver si se avivan, giles, de una buena vez”, lanzó, generando incomodidad en varios despachos. Axel Kicillof, gobernador bonaerense, mantiene una relación ríspida con la expresidenta y no confirmó su presencia en la reunión del lunes.
Desde la Casa Rosada ensayan un discurso de conciliación, aclarando que no quieren que Cristina sea encarcelada, pero el equipo de la expresidenta no cree en esa versión. “Son hipócritas. Tienen miedo y la quieren proscribir. No confían en el veredicto de las urnas”, disparan. La interna gubernamental se agudiza y la desconfianza entre las distintas tribus del peronismo crece ante la indefinición judicial.
Dirigentes como Leopoldo Moreau y Oscar Parrilli elevaron el tono. Acusan al Poder Judicial de operar políticamente con plazos estratégicos para lesionar las chances electorales del kirchnerismo. “Están jugando con fuego”, advirtió Moreau. “No nos van a callar. Si la Corte decide avanzar, la respuesta de la militancia no será silenciosa”, añadió Parrilli. El panorama, lejos de descomprimirse, marca el inicio de una fase crítica para el peronismo.
La posible inhabilitación de Cristina no solo es una batalla judicial. Es la señal de una reconfiguración del tablero político nacional, donde el futuro del PJ, las alianzas electorales y la conducción del movimiento vuelven a estar en juego. Desde ya, los sectores más combativos preparan sus estructuras para resistir en las calles. Y el oficialismo, temeroso pero dividido, mira con preocupación una eventual atomización de su capital político justo en la antesala de una contienda decisiva.