Santiago Caputo exige el despido de Lucas Llach, secretario de Política Económica, por su enfoque técnico que, según él, agrava el empobrecimiento estructural. Aumentan las tensiones internas en el equipo económico, mientras Caputo y sus seguidores critican las políticas de Llach en redes sociales, evidenciando divisiones dentro del oficialismo.[Collection]
Santiago Caputo exige despido de Llach por su política económica
La presión crece en torno a las tensiones internas del equipo económico
Santiago Caputo, primo del exministro de Finanzas Luis Caputo y figura influyente en ciertos sectores del oficialismo, ha intensificado sus críticas hacia Lucas Llach, secretario de Política Económica. Caputo exige la remoción inmediata de Llach por considerar que su enfoque técnico contribuye al “empobrecimiento estructural” de la población.
Fuentes cercanas a Caputo señalaron que el empresario ha transmitido esta inquietud de manera directa al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. Según relatan, Caputo considera que Llach mantiene una línea tecnocrática que “ignora las realidades sociales” y atribuye al secretario decisiones que habrían desatado turbulencias económicas en los sectores más vulnerables.
Los trolls digitales, un frente paralelo de ataque
La controversia escaló en el ámbito político y también en redes sociales, donde un grupo de trolls vinculados al entorno mediático de Santiago Caputo arremetió contra Llach. Esta estrategia digital, característica de numerosos conflictos políticos recientes, intentó desacreditar al funcionario señalándolo como el principal responsable de las medidas de desregulación económica que afectan a la clase media y baja.
Los seguidores del autodenominado “líder de los Peaky Blinders”, título simbólico que Caputo ha ganado entre ciertos círculos partidarios, están detrás de esos perfiles que día a día refuerzan su discurso en plataformas como Twitter. Estas cuentas han acusado a Llach de implementar políticas favorables solo para “grupos concentrados de poder”, minando así su legitimidad pública.
El trasfondo: tensión entre pragmatismo y radicalización
La exigencia de Caputo expone una grieta en el enfoque económico del equipo liderado por Sturzenegger. Mientras Llach representa una posición más técnica y gradualista, los aliados de Caputo parecen estar promoviendo un giro hacia políticas más pragmáticas y populistas, alejadas de los consensos austeros defendidos por el ministro.
Voceros del entorno del Secretario de Política Económica intentaron despectivamente minimizar el pedido de Caputo, calificándolo de “presión sin fundamentos técnicos”. Sin embargo, no han descartado que esta controversia pueda derivar en una reunión cupular entre Sturzenegger y Caputo para limar asperezas o reconsiderar el rol de Llach en el ejecutivo.
La reacción oficial ante los crecientes ataques
Hasta el momento, ni Sturzenegger ni el propio Lucas Llach han realizado declaraciones públicas sobre este conflicto. Sin embargo, dentro de los pasillos de las oficinas gubernamentales, se especula que los recientes ataques mediáticos y digitales podrían ser la gota que colme el vaso, llevando al titular del Banco Central a tomar decisiones en favor de la paz política y mediática.
Un asesor cercano al presidente del Banco Central indicó, en condición de anonimato, que aunque la postura oficial sigue siendo la de respaldar a Llach, existe conciencia de que esta disputa interna podría impactar la estabilidad institucional del gabinete económico. Algunos analistas políticos sugieren incluso que el desenlace podría incluir una remodelación más amplia en la estrategia económica del gobierno.
La presión sobre Llach se da en un contexto de decisiones de política económica que no han conseguido resultados inmediatos en términos de crecimiento y mejora de indicadores sociales. Esto dejó expuesta una brecha en la paciencia de actores clave dentro del espacio gobernante, evidenciando la lucha entre quienes apuestan por ajustes tradicionales y quienes buscan medidas menos ortodoxas para ganar respaldo electoral.
El debate entre las posturas gradualistas y ortodoxas que encarnan personajes como Llach, y las visiones más cortoplacistas promovidas por referentes como Caputo, pone de relieve las dificultades propias de un gobierno que busca sostener el equilibrio entre objetivos económicos e imperativos políticos.
Un caso que trasciende lo económico
El choque entre Santiago Caputo y Lucas Llach no puede leerse exclusivamente en términos económicos, sino también como una pugna por consolidar poder político de cara a futuros escenarios electorales. Este episodio, marcado por el cruce de posiciones ideológicas y personales, pone en evidencia las profundas divisiones internas dentro de la coalición del oficialismo y su equipo económico.
Muchas voces dentro del oficialismo advierten que este enfrentamiento no solo pone en jaque la estrategia monetaria y fiscal, sino también la imagen cohesionada del núcleo de gobierno. Observadores políticos sostienen que cualquier decisión respecto al futuro de Llach tendrá implicancias más amplias en la narrativa de estabilidad que intenta presentar la administración actual.
Por ahora, queda en suspenso si Federico Sturzenegger cederá a la presión ejercida por Santiago Caputo o si decidirá mantener a Llach y redoblar su apuesta por el gradualismo técnico. Este capítulo de tensiones internas podría marcar un punto de inflexión en la dirección que tome el diseño económico del gobierno en los próximos meses.
Fuente: LPO