La tragedia aérea en Corea del Sur, donde un Boeing 737-800 se estrelló, ha reavivado preocupaciones sobre la seguridad de Boeing. El accidente, con 126 muertos, genera presiones para inspecciones globales y ha afectado la reputación y acciones de la compañía, aún recuperándose de incidentes previos con el 737 MAX.[Collection]
Tragedia aérea en Corea del Sur complica situación de Boeing
Un accidente que revive las dudas sobre la seguridad
La reciente tragedia aérea ocurrida en Corea del Sur ha vuelto a colocar a Boeing en el centro del debate sobre la seguridad de sus aeronaves. El incidente, protagonizado por un modelo fabricado por la compañía estadounidense, generó una pérdida de vidas humanas y desató una serie de interrogantes sobre los estándares de operación y posibles fallas en sus diseños.
El accidente ocurrió el 30 de diciembre de 2024, cuando un avión de la empresa surcoreana East Airlines, modelo Boeing 737-800, se estrelló poco después de despegar del Aeropuerto Internacional de Incheon. Según los primeros informes, la aeronave experimentó una falla crítica en sus controles durante los primeros minutos del vuelo, lo que resultó en un descenso abrupto y posterior impacto en una zona rural a las afueras de Seúl.
El siniestro dejó un saldo preliminar de 126 fallecidos, incluidos pasajeros y miembros de la tripulación, marcando uno de los peores accidentes aéreos en la historia reciente de Corea del Sur. Los equipos de rescate trabajaron durante horas para recuperar cuerpos y asegurarse de extinguir el voraz incendio que devastó gran parte del fuselaje. “Es una tragedia inmensa que enluta a nuestra nación”, comentó el ministro de Transporte surcoreano, Kim Hyun-jong, en conferencia de prensa.
Investigaciones preliminares ponen presión sobre Boeing
La Comisión de Investigación de Accidentes de Aviación del país confirmó que el Boeing 737-800 estrellado había pasado inspecciones de mantenimiento en los últimos tres meses, lo que sugiere que el accidente podría estar relacionado con un defecto de diseño. Sin embargo, no se descartaron otras posibles variables, como errores humanos o problemas externos que hayan afectado el desempeño de la aeronave.
Este trágico evento ocurre en un contexto delicado para Boeing, que aún lidia con las consecuencias de su escandaloso modelo 737 MAX, implicado en dos accidentes mortales en 2018 y 2019. Ambos casos revelaron errores graves en el software de control MCAS (Maneuvering Characteristics Augmentation System), lo que generó fuertes críticas y una suspensión global de operaciones para esa línea de aeronaves. Aunque el modelo accidentado en Corea del Sur no pertenece a los 737 MAX, las comparaciones resultaron inevitables.
“Incluso cuando la compañía estaba comenzando a recuperar su reputación tras los desastres del pasado, esta nueva tragedia revive antiguos temores sobre la fiabilidad de los sistemas de control en sus aviones”, señaló Richard Aboulafia, analista de aviación con sede en Washington.
Las repercusiones en la industria y en la empresa
El impacto del accidente en la opinión pública fue inmediato. Grupos de consumidores y expertos en seguridad aérea pidieron una revisión exhaustiva de todos los aviones Boeing 737-800 en operación a nivel mundial. En Corea del Sur, algunas aerolíneas incluso suspendieron temporalmente los vuelos de este modelo mientras se realizan verificaciones adicionales.
Por su parte, Boeing emitió un comunicado lamentando profundamente el accidente y expresando su voluntad de colaborar con las investigaciones lideradas por las autoridades surcoreanas. “Estamos comprometidos con la transparencia y la seguridad. Proveeremos todos los recursos necesarios para determinar las causas de este trágico incidente”, señaló la empresa desde su sede en Chicago.
En el ámbito financiero, la compañía experimentó una caída del 4.8% en el valor de sus acciones tras conocerse la noticia. Analistas del sector consideran que este accidente podría retrasar la recuperación económica de Boeing, que ya enfrenta pérdidas por caída de ventas y aumento de litigios legales debido a problemas en la fiabilidad de sus aeronaves.
Sin embargo, la presión no solo se limitó a Boeing. La Agencia Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos fue criticada por supuestamente no implementar suficiente supervisión en relación a las certificaciones de seguridad de aeronaves. “Es un recordatorio de la importancia de auditar con rigor cada nueva aeronave antes de autorizar su operación comercial”, explicó Peter Goelz, exdirector general de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte de Estados Unidos.
El dolor de los afectados y la necesidad de respuestas
A medida que avanza la investigación, los familiares de las víctimas pidieron respuestas claras tanto a las autoridades surcoreanas como a Boeing. Muchos de ellos denunciaron la falta de información inicial y el caos vivido en las horas posteriores al accidente. Una sobreviviente, identificada como Lee Han-na, relató a medios locales que fue uno de los pocos pasajeros rescatados del ala trasera del avión, que, según ella, “parecía completamente separada del fuselaje antes del impacto”.
En un acto simbólico, las víctimas fueron homenajeadas en una vigilia en la ciudad de Seúl, donde cientos de personas dejaron flores y mensajes de condolencias. El presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, declaró un día de luto nacional y prometió destinar todos los recursos disponibles para asistir a los afectados y prevenir futuros accidentes.
Un golpe para la seguridad aérea global
El accidente alimentó el debate global sobre la urgente necesidad de mantener estándares más estrictos en la industria aeronáutica. A pesar de los avances tecnológicos y las altísimas tasas de seguridad aérea, estos eventos demuestran que ningún sistema es infalible. Naciones como Alemania y Canadá ya han solicitado compartir los datos preliminares del accidente para evaluar potenciales riesgos en sus operaciones locales.
En el caso de Boeing, este siniestro podría significar otro dolor de cabeza regulatorio en varios mercados clave, especialmente Asia, donde el crecimiento del transporte aéreo se ha disparado en las últimas décadas. Por ahora, todos los ojos estarán puestos en los resultados finales de las investigaciones técnicas, aunque el daño reputacional parece inevitable.
Más información y actualizaciones sobre esta tragedia están disponibles en el artículo original de La Nación, que puede consultarse aquí.