El verano de 2023 en Uruguay se caracteriza por temperaturas inusualmente bajas, especialmente en el sur, según el meteorólogo Mario Bidegain. Este fenómeno, influenciado por La Niña y vientos del sureste, afecta la economía turística y agrícola, alterando las expectativas climáticas de los habitantes y los ciclos de producción.[Collection]
Verano 2023: el más fresco en años según meteorología
Temperaturas inusualmente bajas impactan el sur del país
El meteorólogo Mario Bidegain ha señalado que el verano de 2023 ha mostrado características climatológicas inusuales, con un registro de temperaturas significativamente más bajas de lo habitual en varias regiones de Uruguay, especialmente en la zona sur del territorio nacional. Según Bidegain, este fenómeno, que contrasta con la tendencia de veranos marcados por olas de calor y temperaturas extremas, lo convierte en uno de los más frescos de los últimos años.
Las temperaturas promedio observadas en enero y febrero en zonas como Montevideo y Canelones han estado por debajo de lo que históricamente se registra para esta época. “Hemos tenido jornadas con máximas que no superaron los 25 grados centígrados en algunas localidades del sur, cuando lo frecuente serían picos que oscilan entre los 30 y 35 grados”, aseguró el experto. Este comportamiento climático ha tomado por sorpresa a muchos uruguayos y ha sido motivo de análisis entre profesionales de meteorología.
Factores climáticos detrás del fenómeno
De acuerdo con Bidegain, quien ha seguido de cerca las condiciones climáticas durante esta temporada, la causa principal de esta reducción térmica podría estar relacionada con la influencia de patrones atmosféricos particulares, incluyendo la presencia del fenómeno de La Niña. Este fenómeno, que afecta los regímenes de precipitaciones y temperaturas en distintas partes del globo, juega un papel fundamental en los cambios registrados en la región sur de Sudamérica.
Adicionalmente, el meteorólogo apuntó a un incremento de los vientos provenientes del sureste, lo que ha contribuido a mantener las temperaturas diurnas más frescas de lo esperado. Este flujo habitual, en combinación con la falta de olas de calor prolongadas, ha marcado una diferencia notable respecto a otras temporadas estivales recientes, donde el nordeste ha predominado como la dirección del viento.
Impacto en actividades económicas y sociales
El verano más fresco no solo ha alterado la percepción climática de los habitantes del sur, sino que también ha tenido implicancias en diversas áreas de la economía. Sectores como el turístico y el agrícola han sentido los efectos de estas condiciones inusuales. En zonas costeras como Punta del Este y Piriápolis, las bajas temperaturas y el aumento de los cielos nublados durante las tardes han influido en la afluencia de turistas. Los operadores turísticos informaron una leve baja en las reservas hoteleras y actividades al aire libre, aunque la demanda de opciones culturales y recreativas bajo techo ha experimentado un incremento.
En el ámbito agrícola, el clima ha traído tanto desafíos como oportunidades. Mientras algunos cultivos no han sufrido el estrés hídrico típico de los meses estivales, productores dedicados a frutas y hortalizas que dependen del calor para acelerar las cosechas han expresado preocupación por los retrasos en los ciclos de producción. Este fenómeno podría impactar en las proyecciones de rendimiento de estos sectores para el cierre de la temporada.
Mirada a futuras temporadas estivales
Si bien este verano ha sido peculiar, Bidegain destacó que es prematuro considerar este cambio térmico como una tendencia a largo plazo. “Lo que estamos viendo es una combinación única de factores meteorológicos. Es importante continuar analizando los datos y evaluando cómo podrían comportarse las próximas temporadas estivales, especialmente ahora que estamos viendo señales de fin del fenómeno de La Niña”, comentó el meteorólogo.
Los efectos del cambio climático en los patrones de temperatura y precipitaciones siguen siendo un tema de debate dentro de la comunidad científica. Sin embargo, eventos como los observados este verano ponen de manifiesto la necesidad de estar preparados para responder a un rango más amplio de condiciones climáticas. Desde el ámbito del conocimiento ciudadano, lo que queda claro es que la percepción y expectativas de un “verano cálido” se ven reconfiguradas por este año atípico.
Para más información sobre este tema, consulte la fuente original en el medio Telenoche.