Santa Fe celebró la Revolución de Mayo con un evento que combinó un desfile cívico-militar, danzas y una feria gastronómica, bajo el liderazgo del gobernador Maximiliano Pullaro. La jornada buscó reafirmar la cercanía del gobierno con la ciudadanía, en un contexto político que requiere unidad y compromiso.
Santa Fe conmemora la Revolución de Mayo con una fiesta popular y un fuerte gesto institucional
Este 25 de mayo, Santa Fe no solo celebró un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo, sino que lo hizo con una puesta en escena que fue mucho más que un acto protocolar: desfile cívico-militar, danzas tradicionales, una feria gastronómica en el corazón de la ciudad y, sobre todo, el protagonismo del gobierno provincial exhibiendo músculo institucional en un contexto donde la política necesita reconectar con la ciudadanía. En un operativo diplomático y simbólico, el gobernador Maximiliano Pullaro encabezó el acto en la Plaza “25 de Mayo”, acompañado por miembros del gabinete y referentes territoriales, reforzando la línea de cercanía y presencia política local que la gestión viene sosteniendo desde el 10 de diciembre.
El evento central se desarrolló frente a la Casa de Gobierno, con la Banda de la Policía de la Provincia marcando el ritmo sonoro de una jornada que buscó reconectar tradiciones con gestión. El propio Pullaro, en un breve discurso frente a cientos de santafesinos, interpeló la gesta patriótica como una metáfora del presente: “Hoy más que nunca necesitamos unidad, trabajo conjunto y compromiso ciudadano”. Una frase sin demasiada pirotecnia discursiva, pero con eficacia simbólica. El oficialismo leyó la fecha patria como oportunidad para fortalecer la narrativa de gobierno de cercanía —con foco comunitario— que ensaya desde su asunción.
La organización del evento giró bajo la órbita del Ministerio de Justicia y Seguridad. Virginia Coudannes, secretaria de Gestión Institucional, fue la encargada de articular junto a intendencia y fuerzas armadas cada detalle logístico y ceremonial. La funcionaria lo sintetizó como “un acto pensado para que cada vecino sienta que participa de su historia. Nuestra responsabilidad institucional también se trata de convocar al encuentro ciudadano”. Coudannes, con ascendencia directa sobre diferentes áreas operativas, es uno de los engranajes silenciosos, pero fundamentales del andamiaje político-público del Frente Unidos en la provincia.
En paralelo, el despliegue sobre la peatonal 3 de febrero fue el otro escenario significativo. Veteranos de Malvinas, fuerzas federales, colectividades, instituciones educativas y agrupaciones culturales le dieron cuerpo al desfile cívico-militar, una muestra de diversidad y pertenencia que funcionó como vitrina de capital simbólico para el gobierno provincial. No fue sólo un acto festivo: tuvo un fuerte contenido de relato identitario, donde el Estado se mostró como articulador de lo diverso y garante del patrimonio social.
La postal que dejó el desfile terminó por consolidarse con una Casa de Gobierno de puertas abiertas para que vecinos y visitantes pudieran conocer sus espacios más emblemáticos. Una acción aparentemente menor, pero que forma parte de una estrategia de “desacralización” de la política, donde se busca mostrar un Estado más cercano, más horizontal, aunque sin perder la institucionalidad. Allí radica parte de la apuesta de Pullaro y su mesa chica: legitimar el ejercicio del poder a partir de una alianza simbólica con la ciudadanía.
El cronograma oficial no se suspendió pese a la amenaza de tormentas. Pero si el clima forzaba a mover el acto puertas adentro, se había previsto replicar cada una de las actividades en los diferentes salones de la Casa de Gobierno. La previsión no solo fue logística: también fue política. Responder ante imprevistos con una propuesta clara habla de gestión, algo que se mide con atención en tiempos donde lo simbólico y lo operativo conviven con tensión.
La fiesta patriótica dejó algo más que folklore y chocolate caliente. Dejó clara la hoja de ruta de un gobierno que, mientras enfrenta los desafíos económicos y los coletazos de la crisis fiscal nacional, busca constituirse como un faro de gobernabilidad en su territorio. En tiempos donde la palabra “Estado” todavía suscita dudas, Santa Fe optó por ensanchar su presencia con anclaje en sus tradiciones. Y lo hizo en el día más emblemático para hablar de soberanía y ciudadanía.