El informe de la ONU destaca que 2024 fue un año de extremos climáticos sin precedentes, con olas de calor récord, inundaciones masivas y un aumento alarmante de emisiones de gases de efecto invernadero. Las consecuencias humanas y económicas subrayan la urgencia de acciones contundentes para combatir el cambio climático y evitar daños irreversibles.[Collection]
Cambio climático y fenómenos extremos: lecciones de 2024 según la ONU
El año 2024 será recordado como un periodo de extremos climáticos globales sin precedentes. Según un reciente informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cambio climático está intensificando fenómenos meteorológicos que impactan tanto en términos humanos como económicos. Desde olas de calor devastadoras hasta tormentas y precipitaciones históricas, las consecuencias subrayan la urgencia de adoptar medidas contundentes contra el calentamiento global.
Eventos extremos: un patrón de gravedad creciente
El informe destaca que este año, regiones de América del Norte, Europa y Asia experimentaron las temperaturas más altas jamás registradas para el mes de julio. En particular, se menciona el caso de Phoenix, Estados Unidos, donde la temperatura superó los 43 grados Celsius durante 31 días consecutivos. Según el secretario general de la ONU, António Guterres, “el calor extremo de 2024 es una llamada de atención inequívoca: el cambio climático no está en el horizonte, está ocurriendo aquí y ahora”.
En paralelo, las lluvias torrenciales desataron inundaciones masivas en países como Pakistán, donde miles de personas quedaron desplazadas. En Japón, las precipitaciones récord del verano dañaron infraestructuras críticas, poniendo en riesgo la economía local y perturbando la vida cotidiana de sus habitantes. Las proyecciones para los próximos años muestran que estos eventos serán más frecuentes e intensos, dejando un impacto destructivo a largo plazo.
Impactos económicos y humanos alarmantes
El costo económico de los desastres climáticos en 2024 se estima en cientos de miles de millones de dólares. Para contextos específicos, la ONU detalló que Estados Unidos reportó pérdidas superiores a los 150 mil millones de dólares solamente por huracanes y tornados que golpearon su territorio este año. Europa, por su parte, enfrentó una crisis energética derivada de olas de calor que incrementaron significativamente el consumo eléctrico en plena temporada estival.
En términos humanos, las cifras pintan un panorama aún más sombrío. El calor extremo provocó un aumento significativo de muertes relacionadas, particularmente en adultos mayores y poblaciones vulnerables que carecen de acceso adecuado a la refrigeración. En África, la desertificación continúa afectando la seguridad alimentaria de millones, exacerbando los problemas de hambre que ya enfrenta la región. Este vínculo entre cambio climático y la fragilidad humana sostiene una narrativa clara: las acciones insuficientes para mitigar el calentamiento global tienen un gran costo para la humanidad.
Advierten sobre el aumento de niveles de gases de efecto invernadero
La Organización Meteorológica Mundial (OMM), un organismo especializado de la ONU, señala que la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera alcanzó niveles récord en 2024. Con un aumento interanual del 2,4 %, el impacto directo de estas cifras se traduce en el empeoramiento de fenómenos como el derretimiento de glaciares y el aumento del nivel del mar.
A raíz de este fenómeno, ciudades costeras como Yakarta en Indonesia y Lagos en Nigeria enfrentan un mayor riesgo de inundaciones durante las próximas décadas. La comunidad científica ha señalado repetidamente la relación entre la acumulación de gases de efecto invernadero y el deterioro ambiental acelerado. Según Guterres, “el mundo no puede permitirse ignorar estas señales, ya que pasaremos puntos de no retorno si no se toman decisiones drásticas ahora”.
Avances insuficientes en acuerdos climáticos
A pesar de los compromisos establecidos durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023 (COP28) en Dubái, la implementación de medidas de mitigación todavía se encuentra por debajo de las expectativas. Los países más contaminantes, entre ellos China, Estados Unidos e India, siguen emitiendo cantidades masivas de gases de efecto invernadero, mientras que las naciones más vulnerables a los efectos del clima extremo carecen de los recursos para adaptarse.
El Fondo Verde para el Clima, creado para brindar asistencia financiera a países en vías de desarrollo, logró recaudar en 2024 apenas un 65 % de su meta. Esta cifra, aunque importante, no es suficiente para contrarrestar el rápido avance de los daños climáticos en regiones como América Latina, que enfrenta pérdidas ecológicas irreversibles, incluidas deforestaciones generalizadas en la Amazonía brasileña.
Presión internacional para acelerar cambios
En respuesta a estas limitaciones, diversos líderes y organismos internacionales han incrementado la presión para acelerar los cambios necesarios. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, declaró recientemente que el bloque promoverá políticas estrictas relacionadas con las emisiones de carbono, penalizando con aranceles climáticos a los productos de alta contaminación importados a la región. Por su parte, el organismo C40 Cities instó a las principales urbes del mundo a invertir masivamente en transporte público eléctrico y soluciones sostenibles de energía.
Sin embargo, el escepticismo generalizado sobre el cumplimiento de objetivos a nivel global persiste. Aunque algunos países han sido proactivos, el secretario general de la ONU subraya que es “imperativo un esfuerzo colectivo auténtico” para cumplir las metas del Acuerdo de París y limitar el incremento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales.
El futuro del planeta en el centro de la conversación
Con los datos presentados en su más reciente informe, la ONU espera galvanizar a gobiernos y ciudadanos para enfrentar la crisis climática con seriedad y determinación. Cada año de inacción hace que las metas climáticas sean más difíciles de alcanzar, aumentando la probabilidad de que el mundo enfrente eventos aún más devastadores en un futuro cercano.
En el marco de 2024, marcado por récords estremecedores y un costoso saldo humano y económico, el mensaje no puede ser más claro: el cambio climático no es un problema mañana, sino una emergencia global que exige acción inmediata.
Fuente: La Nación