La tragedia de Cromañón, ocurrida en 2004 en Buenos Aires, dejó 194 muertos y numerosos heridos. Un perito comparó las condiciones del incendio con las cámaras de gas nazis, resaltando la exposición a gases letales. Este suceso marcó un hito en la conciencia social sobre la seguridad en espacios públicos.[Collection]
Cromañón: tragedia y paralelismos con el Holocausto nazi
La tragedia de Cromañón, ocurrida el 30 de diciembre de 2004 en el barrio porteño de Once, sigue estremeciendo a Argentina casi dos décadas después. Una revelación clave durante el juicio oral por el caso profundizó aún más el dolor colectivo: según uno de los peritos que declararon ante el tribunal, el incendio dentro del boliche República Cromañón generó condiciones similares a las de una “cámara de gas” como las utilizadas durante el Holocausto nazi.
La comparación realizada por el experto se basa en los compuestos tóxicos a los que estuvieron expuestas las víctimas. El informe técnico detalló que el incendio desprendió monóxido de carbono y ácido cianhídrico, sustancias letales que, al ser inhaladas en entornos cerrados y carentes de oxígeno, resultaron mortales para cientos de personas. La combinación de estos factores con el exceso de público en el lugar y la salida de emergencia cerrada desató el desastre.
Los factores letales en Cromañón
El boliche República Cromañón estaba colmado la noche del incendio, con una cantidad de asistentes que superaba ampliamente la capacidad permitida. En el interior, casi 3000 jóvenes se congregaron para presenciar un recital de la banda de rock Callejeros. Según investigaciones judiciales, un bengala encendida por un espectador incendió el material inflamable que recubría el techo: una espuma de poliuretano de baja calidad destinada a la acústica del lugar.
El peritaje concluyó que la reacción química del poliuretano, al entrar en combustión, produjo ácido cianhídrico, un gas que ataca al sistema respiratorio. Este compuesto fue utilizado históricamente en cámaras de exterminio nazi como una forma de gas letal. La combinación con el monóxido de carbono generado por el humo profundizó los efectos respiratorios en los asistentes. El perito describió el ambiente resultante como “una trampa mortal”, agravada por la falta de oxígeno y las altas temperaturas que dificultaron cualquier posibilidad de reacción rápida.
Fallas humanas y desprotección estructural
Las investigaciones revelaron varias negligencias graves que contribuyeron al alto número de víctimas fatales, que ascendió a 194 muertos, además de más de 1400 heridos. Una de las salidas de emergencia estaba clausurada con candado, lo que limitó las posibilidades de evacuación en medio del caos y el pánico. Los testimonios de sobrevivientes y familiares de las víctimas señalaron que la venta de entradas superó ampliamente el aforo permitido, lo que generó una sobrepoblación que empeoró las condiciones ya de por sí adversas.
Además, quedó en evidencia la falta de controles por parte de las autoridades municipales, responsables de fiscalizar que el lugar cumpliera con los protocolos de seguridad. Según trascendió en el juicio, el boliche contaba con habilitaciones cuestionables y su infraestructura no estaba preparada para prevenir este tipo de emergencias.
Un paralelismo doloroso
El testimonio del perito que comparó la tragedia de Cromañón con las cámaras de gas del nazismo generó un gran impacto emocional en el juicio y en la sociedad en general. El especialista explicó ante los jueces que las víctimas del incendio inhalaron gases tan letales como los usados en los campos de concentración, lo que activó recuerdos históricos de uno de los capítulos más oscuros de la humanidad.
“La descomposición del poliuretano genera ácido cianhídrico, el mismo compuesto que formaba parte del Zyklon B, utilizado para exterminar en Auschwitz”, indicó, resaltando que los asistentes al recital estuvieron expuestos a un ambiente insostenible en cuestión de minutos. Este paralelismo, si bien escalofriante, ayudó a comprender la magnitud del horror vivido la noche del 30 de diciembre de 2004.
El impacto social y judicial
La tragedia de Cromañón marcó un antes y un después en la conciencia social sobre la seguridad en espacios públicos. Sin embargo, el camino hacia la justicia estuvo plagado de obstáculos. En 2009, el juicio concluyó con la condena de Omar Chabán, dueño del local, a 20 años de prisión por estrago doloso seguido de muerte. Otros involucrados, como los miembros de Callejeros, funcionarios municipales y policías, también enfrentaron diversas penas, aunque no exentas de polémica.
La noche fatídica se convirtió en un símbolo de negligencia y corrupción, dejando lecciones imborrables para las generaciones futuras. La memoria de los 194 fallecidos, en su mayoría jóvenes entre 15 y 25 años, sigue siendo honrada por sus familias y amigos, quienes mantienen viva su lucha por la justicia y el recuerdo.
Fuente de la información: INFOBAE