Bizkaia enfrentó en 2024 fenómenos climáticos extremos: vientos de 130 km/h, mareas vivas e inundaciones devastaron infraestructuras y comunidades. El cambio climático intensificó tormentas y riesgos, impactando ecosistemas y economía. Autoridades reforzaron medidas preventivas, pero se exigen acciones más contundentes para mitigar crisis futuras. Un año crucial en la lucha climática.[Collection]
Desastres naturales en Bizkaia: Viento, mareas y tormentas de 2024
Un 2024 marcado por el impacto climático
El año 2024 dejó en Bizkaia un rastro de eventos climáticos extremos que afectaron al territorio de manera significativa. Desde fuertes rachas de viento que alcanzaron los 130 km/h hasta mareas vivas y tormentas que azotaron la costa, la región vivió un periodo de gran inestabilidad meteorológica. Estos fenómenos, combinados con las condiciones climáticas del año anterior, que fue catalogado como uno de los más cálidos y húmedos en décadas, han encendido alarmas sobre la incidencia del cambio climático en el País Vasco.
Daños extensos por los fuertes vientos
Los temporales de viento que marcaron el inicio del año fueron especialmente destructivos. En Bizkaia, los vientos derribaron árboles, provocaron cortes eléctricos y causaron daños estructurales en diversas localidades. Según explicó el responsable de emergencias de Protección Civil, los episodios de viento intenso “afectaron principalmente a áreas costeras como Bermeo y Santurtzi, aunque también se registraron afectaciones en zonas del interior”.
Las autoridades locales informaron de decenas de intervenciones de bomberos para retirar árboles caídos y liberar carreteras bloqueadas. En Bilbao, el emblemático Paseo del Arenal sufrió desperfectos, obligando al cierre temporal para evitar riesgos a los transeúntes.
Temporal marítimo y devastación en la costa
Además del viento, las mareas vivas generaron problemas considerables en los municipios costeros de Bizkaia. En localidades como Getxo y Mundaka, el mar se desbordó, inundando paseos marítimos y generando importantes daños en infraestructuras públicas y privadas. Según los expertos, estas mareas vivas, combinadas con un oleaje que alcanzó alturas de hasta seis metros, son una consecuencia directa del aumento de temperaturas oceánicas observadas en los últimos años.
Empresas pesqueras y hosteleros locales se vieron especialmente afectados por la fuerza del mar, y las reparaciones de los daños económicos suponen un desafío considerable. Una vecina de Bermeo comentó que “el agua entró en las lonjas del puerto, llevándose mercancías y herramientas valiosas. Las pérdidas son incalculables”.
Lluvias torrenciales y el riesgo de inundaciones
Las lluvias torrenciales también causaron estragos, especialmente en el último trimestre del año. Municipios del interior, como Durango y Markina-Xemein, sufrieron inundaciones locales debido a la incapacidad de los sistemas de drenaje para manejar el volumen de precipitación acumulada en pocas horas. Las autoridades locales informaron que el sistema fluvial en la ría de Bilbao estuvo al borde del desbordamiento en varias ocasiones, lo que llevó a la activación de planes preventivos para minimizar el impacto.
Residentes de zonas bajas fueron evacuados temporalmente como medida de precaución. La Ertzaintza y los servicios de emergencia trabajaron intensamente en labores de rescate y asistencia, lo que evitó mayores daños personales.
Los efectos de un clima inusual
El balance climático de 2024 subraya un patrón preocupante: episodios extremos que parecen cada vez más frecuentes y severos. Expertos del Departamento de Meteorología del Gobierno Vasco han señalado que las temperaturas anómalamente altas del año pasado no solo intensificaron los fenómenos recientes, sino que también prolongaron su duración. Según estos especialistas, los veranos más cálidos con mayores niveles de humedad amplifican tormentas y temporales invernales.
Un informe adicional presentado por la organización ambiental Haritzalde Ecologisten Taldea advirtió sobre la “fragilidad” de los ecosistemas costeros vascos, afectados por el aumento del nivel del mar y el impacto de eventos extremos.
Preparativos y medidas preventivas
Ante esta crisis climática, las instituciones locales y autonómicas han comenzado a reforzar sus estrategias de prevención y mitigación. En diciembre, la Diputación Foral de Bizkaia anunció una inversión de 3 millones de euros destinados a la mejora de infraestructuras hidráulicas y sistemas de alerta temprana para desastres meteorológicos. Además, se prevé una mayor colaboración con el servicio estatal de emergencia para optimizar la coordinación en situaciones críticas.
A pesar de los esfuerzos, varios colectivos ciudadanos han exigido acciones más contundentes para abordar las causas subyacentes del cambio climático. Desde Greenpeace han instado a las autoridades a priorizar la transición energética y la reducción de emisiones en sectores clave como la industria y el transporte.
Un futuro incierto
El impacto de los desastres naturales en Bizkaia en 2024 ha marcado un punto crucial en la relación entre la región y el clima. Las comunidades afectadas se enfrentan ahora a un duro proceso de reconstrucción, mientras que las autoridades luchan por reforzar mecanismos para manejar futuras emergencias. Aunque los científicos no pueden predecir con exactitud cómo será el próximo año, las tendencias climáticas actuales sugieren que eventos como los vividos en 2024 podrían ser el preludio de situaciones aún más complejas.
Fuente: Aitziber Atxutegi