El FMI aprobó un préstamo de 20.000 millones de dólares a Argentina, elogiando los avances económicos del gobierno de Milei, pero alertando sobre riesgos que amenazan el acuerdo, como la inestabilidad política y la exposición a fenómenos climáticos. El informe destaca la necesidad de monitoreo constante ante posibles crisis.
El FMI elogió al gobierno argentino, pero advierte sobre riesgos que amenazan el acuerdo
El Fondo Monetario Internacional aprobó un préstamo extraordinario de 20.000 millones de dólares para la Argentina, destacando los avances iniciales del plan económico impulsado por el presidente Javier Milei. En su informe técnico, el organismo resaltó los resultados positivos logrados desde mayo de 2024, al tiempo que encendió varias alarmas por factores de riesgo que podrían poner en jaque el cumplimiento del programa pactado.
Según el staff del FMI, el plan de estabilización económica está ofreciendo resultados “impresionantes” en medio de un ajuste macroeconómico drástico. La economía mostró signos de expansión, apuntalada por la recuperación de los salarios reales, la mejora en el acceso al crédito y un renovado clima de confianza del mercado. No obstante, el informe admite que la magnitud del ajuste no es menor y que aún existe una fragilidad estructural que condiciona el futuro inmediato del país.
El Fondo dejó en claro que, a pesar del respaldo explícito, la Argentina sigue asumiendo un riesgo elevado, tanto por factores internos como por su exposición internacional. A nivel local, menciona la posible inestabilidad política que podrían desatar las elecciones legislativas de medio término, una instancia donde el oficialismo arriesga su capacidad operativa para sostener reformas estructurales. La volatilidad legislativa, en un contexto social convulsionado y con reformas que afectan sectores sensibles, es una preocupación clave para el FMI.
Además, el informe señala la exposición del país a eventos climáticos extremos, haciendo hincapié en la sequía de 2023 que afectó dramáticamente al corazón agroexportador. Este fenómeno, según el documento, limita la generación de divisas y podría comprometer nuevos desembolsos si no se logran asegurar niveles sostenidos de ingreso por exportaciones.
La situación social también ocupa un espacio protagónico dentro del análisis técnico. Con un 38% de la población bajo la línea de pobreza y niveles de informalidad altos, el FMI advierte que la sostenibilidad política de las medidas debe analizarse atentamente. En otras palabras, reconoce que el peso del ajuste puede transformarse en un problema si no se articula con una contención que evite una ruptura del frágil equilibrio social que atraviesa el país.
En este contexto, se diseñaron planes de contingencia junto con el Ministerio de Economía que buscan blindar el programa en caso de que surjan nuevas crisis. La estrategia incluye salvaguardas financieras y mecanismos de monitoreo reforzados que permiten ajustes ágiles sin necesidad de renegociaciones formales. Aunque este tipo de esquema da un marco flexible, deja entrever que el Fondo anticipa turbulencias por venir.
En el plano internacional, el FMI advirtió que el entorno global es poco favorable para el regreso de Argentina a los mercados financieros internacionales. Las trabas geopolíticas, sumadas a aranceles estadounidenses y una política comercial más rígida, podrían dejar al país fuera del radar de inversores en busca de escenarios más predecibles. El informe menciona, sin demasiada diplomacia, que Argentina mantiene una elevada deuda con acreedores tanto privados como oficiales, y que esto limita cualquier maniobra que dependa del capital externo.
El documento reconoce que el país aún no ha logrado reinsertarse en los mercados de capital, mientras enfrenta vencimientos significativos a corto y mediano plazo. La crítica situación de reservas del Banco Central y la fragilidad cambiaria hacen que cualquier shock externo pueda tener un impacto desproporcionado. Si bien el nuevo crédito del FMI aporta oxígeno en lo inmediato, el margen de maniobra sigue siendo estrecho y cualquier desviación en las metas fiscales o monetarias podría reactivar la desconfianza.
Detrás del respaldo público del Fondo hay una lectura política más sofisticada. Georgieva y su equipo saben que apostar por el experimento liberal de Milei es un riesgo calculado condicionado a la capacidad del mandatario de doblegar resistencias internas y mantener el rumbo sin caer en espirales de tensión social o política. El FMI necesita mostrar casos de éxito tras sus polémicas intervenciones en América Latina, pero también cuida su exposición frente a posibles incumplimientos que terminarían de manchar el historial de sus acuerdos previos con el país.
En definitiva, si bien el informe celebra los resultados obtenidos hasta ahora, lo hace con el freno de mano puesto. Argentina recibió el voto de confianza, pero bajo supervisión permanente y con la advertencia explícita de que cualquier traspié podría ser determinante. En esta nueva etapa, Milei no solo deberá convencer al Fondo, sino sobre todo al frente interno, donde se juega la verdadera batalla por sostener la hoja de ruta que ha comprometido ante el mundo.