El Gobierno argentino condena la designación de Ahmad Vahidi como jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, al considerarla una provocación. Vahidi, acusado del atentado a la AMIA en 1994, sigue con pedido de captura internacional. La postura oficial refuerza el compromiso de Argentina en la lucha contra el terrorismo.
El Gobierno argentino condena a Irán y apunta contra un acusado del atentado a la AMIA
La Casa Rosada reaccionó con dureza a la designación de Ahmad Vahidi como jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, al considerarla una provocación directa hacia la Argentina. El Gobierno expresó su “condena al vil ataque perpetrado” por Irán contra Israel e hizo foco en el papel protagónico de Vahidi en el atentado que, en 1994, destruyó la sede de la AMIA y dejó 85 muertos en Buenos Aires, caso por el que sigue activo un pedido de captura internacional.
En un comunicado de fuerte tono geopolítico, la Oficina del Presidente denunció que Irán no sólo avanza en una escalada militar hacia Tel Aviv, sino que, además, refuerza su impunidad al poner al mando de una de sus principales fuerzas armadas a un prófugo de la justicia argentina. La movida fue leída dentro del Gobierno como una afrenta diplomática tanto para las víctimas del atentado como para los organismos judiciales y de seguridad internacionales que desde hace décadas exigen la detención del militar iraní.
Vahidi está señalado por la Unidad Fiscal AMIA como uno de los autores intelectuales del atentado, acusado de haber participado en la llamada mesa de decisión que aprobó el ataque como represalia geopolítica. Resulta ilustrativa, en este contexto, la reaparición de su nombre en lo más alto del poder militar iraní, justo en días donde las tensiones con Israel escalan a niveles no registrados desde el conflicto de Gaza de 2021.
El comunicado remarcó que el comandante nombrado “es un militar con trayectoria vinculada a operaciones terroristas”, y recordó que Interpol mantiene desde 2007 una alerta roja activa para su detención. El Gobierno sostuvo que su designación “constituye una provocación inaceptable de la República Islámica de Irán hacia nuestro país y hacia todos los pueblos libres que defienden la vida y condenan el terrorismo”.
Detrás de este posicionamiento oficial hay más que una declaración diplomática. Se trata también de una apuesta interna del Gobierno para mostrarse inflexible ante el terrorismo internacional y marcar una línea de ruptura con administraciones anteriores, a las que el oficialismo acusa de haber buscado acuerdos con Irán para proteger a los señalados en el caso AMIA. Esta narrativa volvió a ser planteada desde la cuenta de redes sociales oficiales, pero también fue amplificada por funcionarios de primera línea del Ejecutivo.
Tras la publicación del comunicado, el subsecretario de Prensa, Javier Lanari, salió al cruce de los sectores que sugieren una posición más neutral y expresó: “Pretenden que seamos neutrales con quienes atentaron dos veces contra nuestro país. Prefiero pensar que es ingenuidad y no traición a la Patria”. La frase recupera los dos grandes ataques vinculados a Irán en territorio argentino: la voladura de la embajada de Israel en 1992 y la de la AMIA en 1994.
La referencia al kirchnerismo no fue fortuita. Desde la campaña presidencial el actual oficialismo ha venido apuntando con dureza al Memorándum de Entendimiento con Irán firmado en 2013, una iniciativa impulsada por la gestión de Cristina Kirchner que, aunque fue declarada inconstitucional por la justicia argentina, todavía es bandera política para sectores más duros del oficialismo. La condena a Vahidi también sirve para reforzar esa grieta.
Mientras se disparaban las tensiones regionales tras los ataques a Israel, la Embajada de Argentina en Tel Aviv comenzó a desplegar medidas para asistir a los ciudadanos argentinos varados o afectados por la situación. Axel Wahnish, embajador en Israel, publicó un comunicado en redes sociales informando que junto al Consulado se están tomando “todas las medidas posibles” ante cancelaciones de vuelos y restricciones en la movilidad. También se pidió a los ciudadanos que aún no hayan entregado sus datos personales que completen un formulario oficial de contacto.
En paralelo, el gobierno de Israel decidió suspender actividades escolares y limitar reuniones en zonas sensibles cerca de la frontera con Líbano y Gaza, como parte del operativo de seguridad ante la amenaza de nuevos ataques previstos tras la ofensiva iraní del fin de semana. El contexto regional mantiene en vilo a las representaciones diplomáticas occidentales, que ahora observan con creciente preocupación el papel militar cada vez más visible de figuras como Vahidi.
La ofensiva diplomática lanzada desde la Casa Rosada responde menos a una postura aislada de condena y más a una reafirmación de su alineamiento con Israel en el tablero global. La narrativa oficial refuerza esa decisión y blinda cualquier intentona de sectores internos o externos que consideren un acercamiento al régimen iraní como opción de política exterior. La argentina se planta, una vez más, entre los bloques que promueven sanciones y aislamiento de Teherán en el sistema internacional. Y esta vez, el tono dejó poco margen para las ambigüedades.