La sequía en Argentina impacta gravemente a los cultivos de maíz y soja, con pérdidas de hasta 30% en rendimientos. La falta de lluvias y altas temperaturas dejan a suelos sin humedad, comprometiendo la economía nacional debido a menores exportaciones y un déficit fiscal creciente. La crisis hídrica sigue sin solución inmediata.[Collection]
Impacto de la sequía: Maíz y soja en riesgo crítico
La crisis hídrica en la región agrícola núcleo de Argentina se agrava a medida que las precipitaciones brillan por su ausencia desde diciembre y las temperaturas continúan en ascenso. Esta combinación letal pone en jaque a los principales cultivos del país, especialmente al maíz y la soja, con los productores pronosticando una caída en los rendimientos del cereal que podría oscilar entre un 10% y un 30%.
Una lucha desigual contra el clima
La falta de lluvias en los últimos meses ha dejado a los suelos agrícolas sin la humedad necesaria para el desarrollo óptimo de los cultivos. El productor Fernando Parodi, oriundo de San Antonio de Areco, resumió la situación como “crítica”: “Las lluvias de fin de año, que muchos esperábamos como salvataje, no llegaron. Estamos viendo cómo el maíz, en etapa de llenado de grano, sufre un estrés irreversible”, señaló.
Parodi detalló que, en su caso, esperaba un rendimiento cercano a los 100 quintales por hectárea, pero ahora cree que apenas alcanzará los 70. “Esto sucede en un escenario en el que el costo de producción sube y la rentabilidad va en caída libre. Se siente como una pelea injusta”, agregó.
Impacto en el maíz y proyecciones sombrías
La Bolsa de Comercio de Rosario ya advirtió que esta campaña podría representar una de las más bajas en productividad de los últimos años. Según estadísticas recientes, las zonas más afectadas, incluyendo Pergamino y Venado Tuerto, muestran incluso pérdidas superiores al 30% en el caso del maíz temprano. El cereal, fundamental para la cadena alimenticia y la exportación, enfrenta además obstáculos derivados de las altas temperaturas que complican su crecimiento.
En este contexto, Nicolás Sosa, ingeniero agrónomo y asesor en la región, planteó: “Cada día sin lluvia marca una diferencia significativa. Hay lotes donde el maíz dejó de crecer por completo. Probablemente veamos más decisiones en donde los productores opten por no cosechar ciertos campos por los bajos márgenes”.
Temor creciente por la soja
Otro cultivo esencial impactado de manera directa por estas circunstancias es la soja. Aunque se encuentra en una fase más temprana de desarrollo que el maíz, el panorama no es alentador. “La ventana crítica de la soja ocurre entre enero y febrero, y si las lluvias no aparecen en las próximas semanas, veremos una catástrofe similar o peor que con el maíz,” comentó Sosa.
En el área de la región núcleo, los productores comienzan a reevaluar la aplicación de fertilizantes para intentar rescatar parte del cultivo. Sin embargo, no están dispuestos a incrementar los costos en un contexto cuya rentabilidad se encuentra severamente comprometida. Esteban Spagnolo, productor en Venado Tuerto, manifestó: “Estamos en un limbo: la tierra pide agua de forma desesperada, pero la falta de previsibilidad climática nos pone de rodillas.”
El costo económico de la sequía
La compleja situación climática no solo amenaza la productividad agrícola, sino que también pone en jaque a la economía nacional. Con la soja representando una de las principales fuentes de ingreso de divisas para Argentina, una reducción en los rindes podría exacerbar el déficit fiscal del país. Se estima que cada tonelada de soja perdida representa menos ingresos para reservas internacionales, situación que se repite con las exportaciones de maíz.
En este sentido, desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires alertaron que también se esperan impactos colaterales sobre el resto de la cadena productiva, desde proveedores de insumos hasta logística y transporte. Además, el consumo interno de maíz, usado para producción de carnes y biocombustibles, también podría encarecerse en las próximas semanas si la situación no mejora.
Las perspectivas climáticas, un reto silencioso
Los pronósticos climáticos no traen buenas noticias. Según el Servicio Meteorológico Nacional, el fenómeno de “La Niña” sigue activo y continuará afectando las precipitaciones en los próximos meses. En esta línea, diciembre cerró con lluvias hasta un 60% por debajo de los niveles históricos, y enero no apunta a ser diferente.
Esto genera incertidumbre entre los productores, que observan cómo las pérdidas comprometen los números finales de toda la campaña 2023/2024. Más allá de las estrategias de mitigación como la rotación de cultivos o cambios en las fechas de siembra, no hay solución inmediata para contrarrestar la sequía generalizada en esta región clave para la economía del país.
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