California enfrenta una severa temporada de incendios forestales, con focos activos en Woodland Hills y el Bosque Nacional de Ángeles. Las altas temperaturas y los vientos Santa Ana complican los esfuerzos de contención, causando graves daños a viviendas y ecosistemas. Autoridades advierten sobre el riesgo creciente, exacerbado por el cambio climático.[Collection]
Incendios en California: ubicación, causas y daños actuales
Emergencias simultáneas: Woodland Hills y el Bosque Nacional de Ángeles
El estado de California continúa enfrentando una peligrosa temporada de incendios forestales con múltiples focos activos que han causado devastación en su territorio. El 9 de enero se reportaron dos nuevos incendios significativos: uno en Woodland Hills, situado al otro lado de las montañas previamente afectadas por el incendio de Palisades, y otro en el Bosque Nacional de Ángeles (Angeles National Forest). Ambos incidentes han puesto a prueba los recursos de los equipos de emergencia y han generado mayor preocupación entre las comunidades locales.
En Woodland Hills, las llamas avanzaron velozmente alimentadas por las fuertes ráfagas del viento Santa Ana, que alcanzaron velocidades de hasta 70 km/h. Este tipo de eventos climáticos suelen intensificar la propagación de incendios en la región, complicando los esfuerzos de contención. Según el Departamento de Bomberos de Los Ángeles (LAFD), más de 200 bomberos fueron destinados al área para combatir el incendio y proteger las viviendas cercanas. Las autoridades locales realizaron evacuaciones preventivas en las zonas residenciales más vulnerables.
Causas en investigación y riesgo ampliado
Mientras tanto, en el Bosque Nacional de Ángeles, las autoridades enfrentan un incendio de mayor magnitud que amenaza una amplia extensión de terreno forestal. Debido a las condiciones áridas, combinadas con la falta de lluvia en las últimas semanas, este bosque, conocido por ser una importante reserva ecológica de la región, se encuentra en una situación de extrema vulnerabilidad. Hasta el momento, no se han determinado de manera oficial las causas de ninguno de los dos incendios, pero se sospecha que tanto la negligencia humana como las condiciones climáticas extremas juegan un papel clave.
Los expertos han señalado la influencia del cambio climático en la creciente gravedad de los incendios forestales en todo California. Según un informe de la Oficina de Servicios Meteorológicos del Estado, las temperaturas inusualmente altas registradas en el sur de California durante esta temporada han agravado las condiciones de sequía, creando un entorno ideal para que las llamas se expandan sin control.
Daños iniciales: viviendas, ecosistemas y personas afectadas
Los incendios han provocado daños importantes tanto en infraestructuras como en los ecosistemas afectados. En el caso de Woodland Hills, al menos cinco casas resultaron gravemente dañadas y decenas de residentes tuvieron que abandonar sus hogares en medio de la noche. Aunque el LAFD logró contener parcialmente las llamas, aún persiste el riesgo de rebrotes debido a las altas temperaturas y al viento.
Por otra parte, el incendio en el Bosque Nacional de Ángeles ha destruido cientos de hectáreas de terreno, afectando vastas áreas de flora y fauna. Si bien las cifras exactas aún no se confirman, las primeras estimaciones indican que la extensión del daño podría ser una de las mayores de esta temporada. Algunos equipos de biólogos locales han advertido sobre las posibles consecuencias para especies en peligro de extinción que habitan esta región, como el sapo de arroyo de California y ciertos tipos de búhos que dependen del ecosistema del bosque nacional.
Respuesta coordinada y desafíos logísticos
La lucha contra los incendios en California ha requerido una movilización rápida de recursos por parte de diversas agencias estatales y locales. En ambos incidentes, el personal de bomberos ha trabajado en condiciones extremadamente difíciles, asistido por helicópteros y aviones cisterna que descargan agua y retardantes de fuego desde el aire. Sin embargo, la topografía montañosa y las persistentes condiciones de sequía han dificultado los esfuerzos de mitigación.
Adicionalmente, el gobernador Gavin Newsom ha emitido un comunicado instando a los residentes de las zonas afectadas a seguir las instrucciones de las autoridades y mantenerse informados sobre las órdenes de evacuación. “Estamos haciendo todo lo posible para contener estas llamas, pero necesitamos la colaboración de todos los ciudadanos para garantizar su seguridad”, expresó Newsom durante una conferencia de prensa.
Un patrón recurrente en California
La crisis de los incendios forestales en California no es un fenómeno nuevo, pero su intensidad ha aumentado de manera notable en los últimos años. Cada año, los incendios provocan grandes pérdidas económicas y ponen en peligro la vida de miles de personas. Según datos del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California (Cal Fire), la temporada de incendios 2023 resultó una de las más destructivas, con más de 2 millones de acres quemados y cientos de miles de personas desplazadas.
En este contexto, las autoridades han venido implementando medidas preventivas que incluyen la creación de cortafuegos, la limpieza de maleza en áreas de alto riesgo y campañas de sensibilización para evitar el uso irresponsable del fuego durante los meses de mayor peligro.
Sin embargo, algunos críticos han señalado que los recursos y planes actuales son insuficientes frente a la escala del problema. Además, el crecimiento descontrolado de zonas urbanas en áreas naturalmente propensas a incendios ha exacerbado las consecuencias de estos desastres. Por ello, organizaciones ambientales han pedido una mayor inversión en investigación y tecnología para prever y combatir este tipo de eventos climáticos extremos.
El estado de California se enfrenta a un complejo desafío que combina factores ambientales, sociales y económicos. Mientras tanto, las comunidades afectadas por los incendios de Woodland Hills y el Bosque Nacional de Ángeles luchan por adaptarse a un panorama cada vez más incierto.
Fuente: Alonso Martínez, El País