Javier Milei concluyó su gira en Madrid, buscando atraer inversiones españolas. Se reunió con altos ejecutivos, enfatizando su compromiso con el equilibrio fiscal y condiciones claras para inversores. Aunque no hubo acuerdos formales, el encuentro subrayó el interés empresarial por las reformas económicas de su gobierno, crucial para la recuperación.
Milei culminó su gira con un guiño a empresarios españoles: promesas de inversión y respaldo al rumbo económico
Javier Milei cerró su extensa gira internacional con una reunión clave en Madrid. Durante una hora, el presidente argentino, acompañado por su hermana Karina y el canciller Gerardo Werthein, mantuvo un encuentro con un reducido grupo de altos ejecutivos al interior de la residencia del embajador argentino Wenceslao Bunge. Al margen de los gestos políticos o la diplomacia tradicional, lo que se jugaba allí era apoyo y certezas sobre el rumbo económico de su gestión.
Según fuentes diplomáticas, el ambiente fue calificado como “muy bueno” y los empresarios manifestaron un “fuerte interés” por el proceso de reformas en marcha. Se trató de un primer contacto directo entre Milei y el establishment económico de España, país con fuerte presencia corporativa en sectores clave para la Argentina.
Entre los asistentes destacaron voces de peso: Héctor Grisi Checa (consejero del Banco Santander), Jorge Sáenz-Azcúnaga Carranza (CEO para América Latina del BBVA), Pedro Larrea Paguga (de Naturgy), Leandro Sigman (Insud Pharma), Fernando Abril-Martorell (Urbaser), entre otros. En conjunto, representan intereses distribuidos en energía, banca, alimentos y real estate. No fue un acercamiento inocente: el Gobierno persigue una narrativa de “confianza externa” como validación de su ortodoxia económica.
Después del encuentro, la Presidencia difundió un comunicado en el que detalló los lineamientos que Milei presentó ante los empresarios: equilibrio fiscal, respeto por la propiedad privada, reglas claras para los inversores y apertura comercial. El texto hablaba de un “fructífero intercambio de ideas” y reiteraba que el sendero económico “no se negocia”, con la promesa de seguir avanzando en desregulación, disciplina fiscal y generación de condiciones para el crecimiento de largo plazo.
En los hechos, Milei apuntó al corazón de la estrategia económica: sustituir el relato interno del “esfuerzo” con una validación externa de que ese esfuerzo será recompensado con inversiones. La elección de Madrid, tras días sin agenda oficial y en medio del visible vacío diplomático que mantuvo con el gobierno de Pedro Sánchez, revela una táctica deliberada: volver a poner a los privados por encima de la institucionalidad política española.
El viaje incluyó presentaciones simbólicas —como la premiación por parte de El Club de los Viernes y un discurso frente a estudiantes de la escuela austríaca—, pero su núcleo fue seducir capital extranjero. La presencia de Leandro Sigman, heredero de uno de los empresarios más emblemáticos del progresismo nacional, fue también una señal: hay vasos comunicantes entre el Mileismo y ciertos sectores del capital, incluso si históricamente se ubicaban en orillas ideológicas opuestas.
Pese a no tener ningún tipo de contacto con representantes del Estado español —ni del gobierno ni de la Casa Real—, Milei utilizó el viaje para polarizar su figura y remarcar su perfil disruptivo. No mencionó a Pedro Sánchez durante su discurso, en lo que fue interpretado como un gesto pragmático hacia los actores económicos que valoran estabilidad relacional por encima de los fuegos de artificio ideológicos.
En su exposición final, antes de regresar al país desde el aeropuerto de Torrejón de Ardoz, el Presidente redobló su postura internacional al respaldar abiertamente el reciente ataque militar de Israel sobre Irán. Refugiado en un auditorio en el que predominaron simpatizantes libertarios, Milei buscó diferenciarse aún más del mainstream político global, consolidando su identidad antisistema.
Con esta reunión empresarial como broche de oro, la Casa Rosada apuesta a fortalecer su frente externo en un momento donde la economía local todavía no da señales claras de reactivación. Así, la gira se cerró sin acuerdos formales, pero con el mensaje interno de que el capital extranjero no solo observa, sino que podría ser un actor clave en la reconstrucción económica propuesta por el gobierno. En tiempos donde sobran eslóganes pero escasean inversiones, el cara a cara con quienes verdaderamente mueven la aguja podría valer más que cualquier cumbre diplomática.