El kirchnerismo planea utilizar la falta de presupuesto 2025 como una estrategia para obstaculizar la agenda del gobierno de Milei. La tensión legislativa entre partidos ha generado un impasse en la aprobación del presupuesto, afectando cruciales debates y proyecciones políticas en un contexto de polarización y falta de consensos.[Collection]“`html
Kirchnerismo usará falta de presupuesto 2025 para obstaculizar agenda
La tensión entre el kirchnerismo, los libertarios y otros sectores políticos continúa escalando en el terreno legislativo, especialmente tras las advertencias realizadas al entorno de Javier Milei y su vicepresidenta electa, Victoria Villarruel. Los cruces entre la Casa Rosada y miembros de la oposición, junto con la falta de consensos sólidos, han puesto en jaque la planificación de políticas clave para el Ejecutivo, incluyendo el presupuesto nacional de 2025.
Presupuesto 2025: el eje de las disputas legislativas
El presupuesto nacional, que en años anteriores ha sido un tema crucial para destrabar o trabar agendas legislativas, ocupa ahora un lugar central en las disputas de poder entre los principales bloques del Congreso. Fuentes cercanas al Frente de Todos confirmaron que el kirchnerismo considera la ausencia de un presupuesto aprobado para 2025 como una herramienta estratégica para dificultar la ejecución del plan de gobierno de Milei y sus aliados.
“No se trata solo de números, sino de prioridades políticas. Si no hay consenso para un presupuesto, el Ejecutivo enfrentará serias limitaciones operativas en sus propuestas”, mencionó un legislador kirchnerista bajo anonimato. Esta postura viene acompañada del descontento con las “idas y vueltas” que, según el oficialismo, han caracterizado las negociaciones impulsadas por los libertarios.
Fallas en el diálogo político: un obstáculo recurrente
Uno de los puntos críticos en esta puja es la incapacidad de establecer puentes entre los distintos sectores políticos. Los libertarios han recibido numerosas advertencias desde diversos frentes sobre su postura de confrontación y sus choques recurrentes con el kirchnerismo. Según las fuentes consultadas, la disputa entre la Casa Rosada y Victoria Villarruel es particularmente problemática, ya que afecta los acuerdos necesarios para agilizar cuestiones estructurales.
Además, el descontento no solo proviene del kirchnerismo, sino también de otros partidos dialoguistas que lamentan la falta de voluntad para resolver temas pendientes. “La improvisación y la falta de una estrategia clara para el diálogo no solo alimentan la parálisis legislativa, sino que agravan el conflicto político existente”, señaló un referente de la UCR.
Impacto en la agenda extraordinaria
Mientras tanto, las sesiones extraordinarias del Congreso, previstas para los próximos meses, corren el riesgo de quedarse estancadas si no se logra avanzar en los proyectos prioritarios. Este escenario afectaría seriamente temas urgentes como la reforma judicial, medidas económicas para enfrentar la inflación y la agenda de seguridad promovida por Villarruel.
En este contexto, el kirchnerismo anticipa que la falta de un presupuesto le permitirá centrar sus esfuerzos en otras maniobras legislativas. “Es un juego político que lamentablemente ralentiza el progreso del país, pero es legítimo en el Congreso”, afirmó un analista político al ser consultado sobre la estrategia oficialista. La situación pone a prueba la capacidad de negociación del liderazgo libertario frente a un Congreso fragmentado.
Por su parte, el equipo de Milei defiende que la rigidez del legislativo es un obstáculo deliberado para frenar cualquier avance hacia lo que denominan “un cambio profundo” en las instituciones públicas. Villarruel, en varias declaraciones recientes, ha dejado entrever que la falta de voluntad del kirchnerismo es una táctica para socavar los cimientos de un gobierno, al que calificó como “el único realmente dispuesto a romper con la corrupción estructural”.
En lo inmediato, los detalles del presupuesto 2025, o su ausencia, serán un factor decisivo para determinar el curso político del actual gobierno. La falta de acuerdos y las tensiones, altamente visibles, auguran meses de fuerte polarización y desafíos legislativos que podrían definir el rumbo de las próximas elecciones.
Fuente de la información: Mariano Casaly
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