La sequía extrema asola la región agrícola central de Argentina debido al fenómeno de La Niña. Con lluvias escasas y temperaturas altas previstas hasta marzo, los cultivos clave como soja y maíz enfrentan pérdidas catastróficas. El impacto económico podría superar miles de millones de dólares, amenazando la economía nacional y la subsistencia de los productores.[Collection]“`html
La sequía severa amenaza el campo: enero y La Niña
Una de las peores crisis hídricas impacta la región agrícola clave del país
La situación climática en la zona agrícola central de Argentina ha alcanzado niveles críticos debido a un extenso período de sequía vinculado al fenómeno de La Niña. Según proyecciones meteorológicas recientes, las condiciones secas no solo persistirán durante enero y febrero, sino que también podrían extenderse hacia marzo, generando serias preocupaciones en el sector agropecuario.
Especialistas indican que este fenómeno, caracterizado por el enfriamiento de las aguas del océano Pacífico, provoca un déficit de lluvias en amplias zonas del territorio argentino, particularmente en la Pampa Húmeda. Esto impacta directamente en la producción de cultivos clave como la soja, el maíz y el girasol, fundamentales tanto para el mercado interno como para las exportaciones.
Los pronósticos para lo que resta del verano
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) han advertido que los meses de enero y febrero continuarán siendo dominados por precipitaciones escasas y temperaturas superiores a las medias históricas. “Las proyecciones climáticas para marzo no son optimistas por el momento. Podríamos enfrentar un agravamiento de la sequía en algunas de las principales regiones agrícolas”, explicó Alejandra Bustamante, ingeniera agrónoma y especialista en cambio climático del INTA.
El déficit hídrico afecta principalmente a provincias como Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, cuya productividad es crucial para la economía nacional. Alberto García, productor agropecuario de la localidad santafesina de Venado Tuerto, declaró: “El maíz temprano está prácticamente perdido. Necesitamos lluvias urgentes para no perder también la soja de segunda”.
Impacto económico en el sector agropecuario
Las consecuencias económicas de esta sequía podrían ser devastadoras. Según estimaciones preliminares de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la pérdida de rendimiento en los cultivos significaría una reducción de miles de millones de dólares en ingresos por exportaciones tan solo en este verano. Además, sectores vinculados como el tambero o la ganadería también están empezando a sentir los efectos de la falta de agua, ya que impacta en la calidad y disponibilidad de los pastos.
Esto pone en jaque no solo a los productores sino también a toda la cadena de valor del agro argentino y al fisco, que depende en gran parte de las exportaciones agrícolas para recaudar divisas. “Las lluvias no solo están atrasadas; cada día que pasa sin un cambio en el clima es un golpe más para el desempeño económico de este año”, alertó Natalia Garay, analista de mercados agropecuarios en la BCR.
El temor a un otoño sin alivio
Marzo, tradicionalmente un mes crítico para recuperar reservas hídricas y garantizar el rendimiento de los cultivos de segunda etapa, podría no brindar el alivio esperado. Analistas consultados por Clarín coinciden en que la prolongación de los efectos de La Niña hasta el otoño representaría un escenario crítico para los agricultores.
Esta incertidumbre meteorológica añade un factor de estrés adicional en un sector ya golpeado por los altos costos de producción, fluctuaciones económicas y restricciones en las exportaciones. “En este contexto, las decisiones de los productores están limitadas. A muchos no les queda otra opción que rezar por un cambio climático favorable”, aseguró Bustamante.
La imperiosa necesidad de políticas de mitigación
Ante la gravedad de la situación, gremios rurales y expertos están reclamando medidas concretas por parte del Gobierno para mitigar los daños. Las entidades que conforman la Mesa de Enlace solicitan asistencia financiera urgente, subsidios y créditos con tasas preferenciales para ayudar a los productores a atravesar esta crisis.
José Lorusso, dirigente de la Federación Agraria Argentina (FAA), expresó: “Sin políticas de apoyo claras y rápidas, muchos pequeños y medianos productores podrían abandonar sus campos. Esta sequía es una prueba de fuego que necesitamos superar con la ayuda de todos”.
El panorama en el campo argentino es una alarma que no solo afecta a los actores del sector agropecuario, sino a toda la economía del país.
Fuente: Redacción Clarín
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