Javier Milei intensifica su confrontación con los gobernadores, acusándolos de obstaculizar su administración mientras fortalece su alianza con el PRO en preparación para las elecciones. Con la premisa de no ceder ante sus reclamos, busca consolidar su posición política. El Congreso se convierte en un campo de batalla decisivo para el futuro electoral.
Milei apunta contra gobernadores y refuerza su alianza con el PRO ante una posible derrota legislativa
En medio de una creciente tensión con las provincias por el reparto de fondos, Javier Milei endurece el tono contra los gobernadores y, a la vez, acelera el armado electoral con el PRO en busca de blindar su proyecto político. Mientras el Senado se prepara para debatir una iniciativa impulsada por los mandatarios provinciales, que desde el Gobierno dan por perdido, el Presidente redobla la polarización y firma una alianza que redefine el mapa electoral de cara a septiembre.
Con declaraciones provocadoras, Milei acusó a los gobernadores de querer “romper todo” para frenar el avance de su administración. Lo dijo sin rodeos en una entrevista radial, donde denunció que los jefes provinciales buscan frenar el crecimiento de La Libertad Avanza. “Están dispuestos a hacer sufrir a los argentinos con tal de mantener el poder”, lanzó, dejando en claro que no hay intención alguna de ceder ante sus reclamos presupuestarios.
El trasfondo económico es una disputa por recursos que en el Ejecutivo consideran injustificada. En las palabras del propio Milei, “la recaudación a los gobernadores les viene creciendo entre el 7 y el 8%”, gracias, entre otras cosas, al mayor ingreso por el IVA. Para el oficialismo, el pedido de compensaciones carece de sustento técnico y obedece a una estrategia política para condicionar la gestión nacional antes de las elecciones.
Mientras el Senado se dispone a debatir sin dictamen previo la iniciativa de los gobernadores, en la Casa Rosada preparan la contención en Diputados, sabiendo que frenar la medida en la Cámara alta es difícil. En paralelo, Guillermo Francos intenta mantener canales de diálogo con mandatarios moderados, aunque los puentes están fracturados. Las gestiones lideradas por el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, no consiguieron adhesión en el Consejo Federal de Inversiones y derivaron en una ofensiva legislativa opositora.
Este escenario llevó al Gobierno a profundizar su alianza con el PRO, buscando tracción política en el conurbano y distritos críticos. Karina Milei, líder informal del armado libertario, oficializó el acuerdo junto a Cristian Ritondo, resultado de semanas de negociación. La nueva fuerza se llamará “Alianza La Libertad Avanza” y buscará aglutinar votantes del espacio macrista sin perder el impulso antisistema que catapultó a Milei.
Los operadores oficiales aseguran que, sin Cristina Kirchner en la boleta, el peronismo enfrenta dificultades serias para conservar su base en la tercera sección electoral. En ese vacío, Milei y sus aliados preparan una avanzada en listas que prometen sorprender, con el deadline del 19 de julio como punto de decisión para candidaturas.
En la conferencia de prensa, Karina Milei agradeció el gesto político del PRO por levantar objeciones internas y sumarse al frente ampliado. Interpretan que la jugada no solo asegura intendentes y estructura territorial sino que instala a LLA como una fuerza competitiva en todo el conurbano. “Unidos contra el verdadero enemigo, que es el kirchnerismo”, resumió la hermana presidencial.
En ese marco, Luis Caputo también sumó fuego. En comunicación privada adelantada por medios oficiales, el ministro de Economía elogió la intransigencia presidencial ante los embates provinciales: “El dato de que te importa tres pitos el daño que quieran hacer, es la clave”, le escribió a Milei. Un mensaje que confirma que en el Gobierno no hay disposición a ceder ni por imagen ni por pragmatismo.
Con un Congreso que se encamina a un nuevo round de tensión, el oficialismo enfrenta un posible revés, pero apuesta a transformar esa derrota legislativa en capital político. La lectura es clara: los gobernadores buscan reconfigurar la agenda parlamentaria y marcarle límites a un Ejecutivo que se resiste a la negociación. Milei, por su parte, reformula los ejes de su campaña bajo la lógica del conflicto permanente y consolida su alianza con los sectores más duros del PRO.
El juego recién empieza, pero el tablero ya ofrece señales contundentes. El Congreso, más que un recinto de negociación, se convierte en campo de batalla para una disputa que excede lo presupuestario y configura las bases de un nuevo orden político. Y Milei, fiel a su ADN, parece dispuesto a dar todas las peleas, incluso aquellas que sabe que puede perder si sirven para reforzar su narrativa electoral.
