La ola de calor en el AMBA ha dejado a 40 mil usuarios sin luz, evidenciando fallas estructurales en el sistema eléctrico. Las distribuidoras priorizan ganancias y no invierten en modernización. El gobierno propone soluciones temporales, pero expertos advierten que se requiere una planificación a largo plazo para abordar esta crisis recurrente.“`html
Ola de calor y cortes de luz en AMBA
La llegada de una intensa ola de calor a la región del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) volvió a exponer las graves deficiencias estructurales del sistema eléctrico. Este jueves, cerca de 40 mil usuarios se encontraron sin suministro de energía en plena jornada de temperaturas superiores a los 34 grados. La situación, que ha generado indignación y desesperación en miles de hogares, pone nuevamente bajo la lupa a las empresas encargadas del abastecimiento, así como a las políticas estatales de control y planificación.
Un problema recurrente y previsible
Los cortes de luz en AMBA no son eventos extraordinarios, sino un reflejo continuo de la falta de inversiones en infraestructura eléctrica durante las últimas décadas. Si bien el aumento sostenido de la demanda energética en épocas de calor extremo puede considerarse esperable, las redes de distribución no han sido preparadas para enfrentar estas condiciones. Numerosos especialistas coinciden en que los apagones no son casuales, sino el resultado de un modelo de gestión inadecuado donde los usuarios terminan siendo los más perjudicados.
La situación actual genera una ola de cuestionamientos hacia las principales distribuidoras de energía que operan en la zona, como EDENOR y EDESUR. Según entidades de defensa al consumidor, las empresas han priorizado las ganancias en detrimento de una inversión adecuada en modernización y mantenimiento. Este contexto no solo afecta a las familias que enfrentan los cortes, sino también a pequeños comercios y empresas que dependen del suministro eléctrico para operar diariamente.
Medidas oficiales: una reacción tardía
Ante el colapso, el gobierno nacional anunció la puesta en marcha de un plan para mitigar las deficiencias del sistema energético. Entre las medidas planteadas se encuentra la importación de energía de países vecinos como Brasil y Uruguay, con el objetivo de cubrir los picos de consumo de las próximas semanas. Sin embargo, los críticos señalan que estas acciones llegan tarde y penetran solo como paliativos temporales en un problema de fondo que requiere soluciones estructurales.
En este marco, la Secretaría de Energía reconoció que la red de distribución está funcionando al límite de su capacidad en varios puntos críticos del AMBA. De acuerdo con cifras proporcionadas por la entidad, los picos de consumo actuales están alcanzando niveles históricos debido no solo al calor, sino también al crecimiento sostenido de la población y la falta de planificación en las obras necesarias para acompañar este incremento.
Impacto en la calidad de vida y la salud
Mientras tanto, las consecuencias de los cortes se hacen sentir con fuerza en la vida diaria de los habitantes de AMBA. Las familias sin luz no solo enfrentan incomodidades como la falta de ventilación o refrigeración, sino que también ven comprometidos aspectos esenciales como la conservación de alimentos, el acceso al agua potable y, en muchos casos, la continuidad del trabajo remoto. Para los adultos mayores y personas con condiciones crónicas de salud, la falta de energía representa un riesgo aún mayor cuando las temperaturas se disparan.
La ciudadanía, cansada de vivir este problema de forma repetida durante cada verano, se expresó en redes sociales y algunos barrios organizaron cacerolazos para exigir respuestas rápidas y efectivas. Las quejas también apuntan al vacío de información por parte de las empresas, que en muchos casos no notifican los tiempos estimados para la reconexión del servicio.
Obras pendientes y el rol de las concesionarias
A pesar de los argumentos de las distribuidoras que señalan una escalada inesperada en el consumo, distintos informes técnicos advierten que los problemas están vinculados con el incumplimiento de obligaciones contractuales relacionadas con el mantenimiento y actualización de la red. Ambas compañías han sido reiteradamente señaladas por no destinar los fondos suficientes a la renovación de transformadores, cables y subestaciones.
Por su parte, el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) adelantó que está estudiando aplicar sanciones económicas severas contra las distribuidoras responsables. Esta medida busca no solo compensar económicamente a los consumidores, sino también generar presión para que las concesionarias cumplan con sus compromisos en el corto plazo. No obstante, para muchos analistas, estas sanciones suelen ser absorbidas por las empresas sin provocar transformaciones reales en su gestión.
Un panorama incierto de cara al futuro
A medida que las temperaturas continúan subiendo, el panorama para los habitantes de AMBA sigue siendo incierto. Si bien las autoridades prometen monitorear la situación de cerca y acelerar los esfuerzos para garantizar el suministro, los expertos alertan que la falta de inversiones prolongadas ha dejado al sistema eléctrico en una crisis crónica que no admite soluciones improvisadas. “El problema principal es la falta de previsión y planificación, y esto nos pone año tras año entre la espada y la pared”, expresó un ingeniero consultado que prefirió mantenerse en el anonimato.
Mientras tanto, las calles del AMBA siguen marcadas por las quejas vecinales, los generadores a combustible que intentan reemplazar la falta de suministro y la incertidumbre de quienes no saben si tendrán luz en sus casas al caer la noche. La relación entre los ciudadanos y las empresas distribuidoras está en un punto de máxima tensión, mientras la demanda de respuestas concretas se convierte en un grito colectivo que parece no encontrar eco suficiente en los sectores responsables.
Fuente: Raúl Dellatorre
“`