El PRO intensifica su campaña puerta a puerta en Buenos Aires, liderando recorridos barriales para las elecciones del 18 de mayo. Con un enfoque en gestión efectiva y propuestas como la ley de ficha limpia, busca consolidar su base y diferenciarse de nuevos actores políticos como La Libertad Avanza en medio de disputas internas.
Con el eje en la gestión, el PRO intensifica su campaña puerta a puerta en la Ciudad
En una exhibición explícita de territorialidad y estrategia preelectoral, el PRO desplegó a su tropa por todas las comunas de la Ciudad de Buenos Aires. Jorge Macri, María Eugenia Vidal y Silvia Lospennato encabezaron distintos recorridos barriales de cara a las elecciones legislativas del 18 de mayo, una cita crucial para el oficialismo porteño que busca afianzar su proyecto en medio de disputas con libertarios y exsocios de Juntos por el Cambio.
La actividad tuvo más forma de pulseo interno que de campaña tradicional. En la Comuna 1, se mostraron juntos Macri y Lospennato, un gesto claro de respaldo hacia la principal candidata, mientras Vidal recorrió la Comuna 2 con la agenda que el espacio busca imponer: ficha limpia, créditos para jóvenes y reducciones impositivas. El operativo incluyó otros nombres con peso político: Hernán Lombardi, Darío Nieto, Waldo Wolff, Laura Alonso y Rocío Figueroa, todos diseminados en puntos estratégicos de la ciudad para multiplicar presencia y volumen simbólico.
En tiempos donde el electorado se vuelve reticente a los actos masivos, el PRO decidió volver a lo básico: la caminata, la charla barrial y la cercanía con el vecino. No es casual. La aparición de nuevos actores como La Libertad Avanza obliga a los amarillos a defender el bastión porteño desde los cimientos. La alianza con Milei cruje, y en el territorio más simbólico del PRO, nadie quiere compartir cartel con una motosierra descontrolada.
El mensaje político detrás de estas apariciones públicas está lleno de señales. “Gobernar bien es hacer, pero también es escuchar y proponer”, posteó Vidal desde sus redes. La exgobernadora busca recuperar terreno como figura clave del espacio, mientras refuerza el discurso de gestión eficiente, cercanía y responsabilidad fiscal, una línea que sintetiza la narrativa macrista con una estética más empática.
La ley de ficha limpia, que impide que personas con condenas firmes accedan a cargos públicos, vuelve a ser una de las banderas electorales. El PRO busca contrastar su plataforma con la del oficialismo nacional y posicionarse como opción ética en un contexto más marcado por la desconfianza política que por la ideología. En paralelo, el paquete de propuestas también intenta responder a los dilemas económicos inmediatos: créditos para vivienda para jóvenes, prioridad para porteños en hospitales y una batería de medidas tributarias.
En medio del recorrido proselitista, Darío Nieto rompió el libreto tradicional careta del espacio. “Queremos un Estado chico, ágil y eficiente, no romper todo con la motosierra”, declaró en clara referencia a los libertarios. Nieto, que busca renovar su banca, se convirtió en vocero de la línea dura contra Milei dentro del PRO. Durante un acto en Costanera Norte, junto a Macri y Lospennato, reafirmó el enfoque de gestión sobre shock: menos ruido, más resultados visibles.
El contraste que construye Nieto con LLA tiene varios niveles. Atribuye el aumento de pobreza, desempleo y personas en situación de calle a las políticas macro desreguladoras del Gobierno nacional. Pero a la vez, reivindica la reducción del ABL para 100.000 jubilados y la política fiscal de superávit de Jorge Macri, señalando que hay otra forma de ajuste, menos disruptiva pero igual de efectiva.
Dentro de este clima, empieza a observarse el desdibujamiento de posibles alianzas entre el PRO y La Libertad Avanza. En privado, dirigentes del macrismo reconocen que no hay acuerdos firmes y que, en realidad, nadie quiere pagar el costo político de asociarse a un espacio que desborda, pero también quema. Desde lo discursivo, se afianzan las diferencias: eficiencia vs. motosierra, gestión vs. show, equipo vs. improvisación.
El PRO apuesta a evitar fugas más que a conquistar nuevos votantes. Por eso, la presencia física en cada barrio tiene una doble función: fidelizar al votante tradicional de centro-derecha y mandar un mensaje hacia dentro del espacio, dejando claro quiénes representan la continuidad orgánica del proyecto porteño.
Mientras siguen los recorridos por barrios, ferias y plazas, el PRO jugará todas sus cartas en reforzar la identidad de gestión responsable. Aunque haya clima de interna nacional, en Buenos Aires buscan blindarse de las turbulencias ideológicas con una fórmula ya probada: cercanía territorial, propuestas de clase media y estética de administración ordenada. El desafío será sostener esa narrativa en una ciudad donde el cambio ya no fascina tanto como antes, pero la memoria corta aún juega a favor.